Música

La semana fantástica de Arctic Monkeys: ¿y si la ola de calor la provocó Alex Turner?

El cuarteto de Sheffield reventó el Wizink Center durante dos noches seguidas con un repertorio que, con 'R U Mine?' y 'I bet you look good on the dancefloor' creando euforia colectiva, hizo vibrar hasta a los más nostálgicos

Turner, Helders, O'Malley y Cook derrocharon carisma y talento y demostraron que, pese a que poco queda de los chavales que empezaron en 2002, su directo sigue siendo uno de los mejores del panorama actual

España vivió estos dos últimos días arrasada por una abrasante ola de calor que ha comprometido las temperaturas máximas registradas en toda la serie histórica. De eso se ha dado cuenta todo el mundo. Hemos pasado 48 horas asfixiados, sudando, buscando el fresco del ventilador o, los más afortunados, el respiro que otorga el aire acondicionado. Madrid no se ha librado de los sofocos. De hecho, más de uno culpa a la capital de este bochorno extremo, de esta pesadilla que ha provocado que los valores nocturnos apenas bajen de los 30 grados. La pregunta corre como la espuma: ¿y si el cambio climático no ha tenido (toda) la culpa? Y es que el Wizink Center se convirtió el lunes y el martes en un punto rojo en el mapa de España. En ambos casos, este impropio suceso empezó hacia las nueve de la noche. Es un fenómeno extraño que ya se dio el sábado en Bilbao, en el recinto en el que se celebró el BBK Live Festival. Sabiendo esto, no cuesta encontrar el nexo común entre estos dos lugares separados por cerca de 400 kilómetros. ¿Y si la ola de calor la provocó Alex Turner?

Hacía justo cinco años desde la última vez que los Arctic Monkeys pisaron suelo madrileño. Por aquel entonces, en julio de 2018, ocuparon la primera línea del cartel del Mad Cool del viernes 13. Una fecha prohibida para muchos, pero no para el cuarteto de Sheffield. Ellos huyen de la mala suerte a base de riffs de guitarra y golpes de batería. Esa noche también hacía mucho calor, tanto que entre las miles de personas que se congregaron en Valdebebas para escuchar en directo 'Arabella', 'Brianstorm' o 'Pretty Visitors' había pocas camisetas. Los asistentes buscaban desesperados una brizna de aire que se colara en el poco espacio que dejaban los cuerpos. De nuevo, Alex Turner surge en el centro de una jornada sofocante en Madrid. Mucha casualidad.

Entre esos Arctic Monkeys y los que han llenado dos noches consecutivas el antiguo Palacio de los Deportes hay muchas similitudes y algunas diferencias. Por aquel entonces ya había visto la luz 'Tranquility Base Hotel & Casino' (2018), el primer álbum con ese nuevo sonido que ha hecho aflorar la nostalgia de los que, pese al parón de cuatro años, nunca llegaron a superar 'AM' (2013). Y eso es lo primero que, a pesar del empeño en hacer evolucionar su estilo, no ha cambiado: los temas más coreados en los conciertos siguen siendo los clásicos. Nada podrá igualar nunca la atmósfera que se crea con 'I bet you look good on the dancefloor', 'Do I wanna know' o '505'. Por no hablar de 'R U mine?', el tema que han escogido para cerrar dos conciertos que han puesto en un aprieto el máximo de decibelios permitidos. Los sencillos de 'The car' (2022), su último lanzamiento, encajan a la perfección en un setlist en el que nada desentona y que parece pensado para agradar a todos.

El 'frontman' 360

Capítulo aparte merece el vocalista, gracias al cual para muchos la banda británica se ha colado en las primeras posiciones en las listas de los mejores directos de la historia. A pesar del pésimo sonido del pabellón madrileño, aquí tampoco defraudó. Nunca falla, es como si su interior se rigiera por el mismo mecanismo que un reloj suizo. No es fácil distinguir la voz de Alex Turner grabada de la que saca a relucir encima del escenario. Eso tampoco ha cambiado, es una cualidad que ya tenía ese chaval de apenas 20 años que se plantaba ante el público aferrado a su guitarra y procurando establecer el mínimo contacto visual con su audiencia. Una timidez de la que ya no queda rastro. Ahora le gusta mirar a sus fans, interactuar con ellos e incluso romper algunos corazones. De nuevo, hace que suba la temperatura. La vergüenza se ha esfumado y ha dejado paso a un descaro que parece derrochar solo en su justa medida. En pequeñas dosis.

Las diferencias con el artista que es ahora, a sus 37 años, son notorias. No solo por su pelo, su ropa o sus tablas, también porque muchos echan en falta esa energía desbordante que tenía cuando se presentaba con sus tres primeros discos. Basta comparar los shows que los Arctic Monkeys ofrecieron en el festival de Glastonbury en 2013 y este 2023. Una década esperando por ellos es muy larga y muchos ansiaban más. Es difícil asumir que el sonido que te enamoró, el que te hizo no poder parar de escuchar la misma voz una y otra vez, ha cambiado.

Más se resisten al paso del tiempo los otros tres integrantes de la banda. Cada uno en su papel, siempre tras la perenne sombra de Turner, no parece que hayan aceptado mal ese rol secundario. Secundario, pero imprescindible. Qué sería del grupo sin la batería de Matt Helders, el bajo de Nick O’Malley y la guitarra de Jamie Cook. Pese al carisma del 'frontman', nunca se ha especulado con una aventura en solitario (dejando de lado sus puntuales asociaciones con Miles Kane, un producto que siempre ha parecido más pensado para el deleite de ambos que para la conquista del gran público). Por algo será.

Lleno total

Pero esa exigencia del público británico no se ha contagiado en Madrid. Los fans estaban felices, eufóricos por momentos, agotados al final, después de la fiesta de los Arctic en una época en la que se echa (y mucho) de menos el frío. El grupo había anunciado solo una fecha en Madrid, pero no tardaron en incluir una segunda tras agotar las entradas disponibles en menos de una hora. Las expectativas estaban por las nubes tras una primera noche apoteósica. Y, una vez más, el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas se rompió en mil pedazos.

En concreto, más que en mil, se partió en 21. Ese fue el número de canciones elegidas, una lista que a la gran mayoría les supo a poco. La energía de 'Why’d you only call me when you're high', de 'Fluorescent Adolescent' o de 'Do me a favour' resultó adictiva, tanto que muchos querían más. Añoraban escuchar 'I wanna be yours', 'Dancing shoes' o 'When the sun goes down'. Lo que está claro es que la duda que plantearon en uno de sus primeros singles ya está más que resuelta. Ya nadie se hace esa pregunta que Alex Turner cantaba en 2006. Todos saben 'Who the fuck are Arctic Monkeys'.

El telón del Wizink Center se ha bajado y la ola de calor comienza a amainar. No se esperan valores cercanos a los 40 grados en los próximos días, a menos que a Alex Turner le apetezca coger de nuevo el micrófono. Sus fans se abanican sin quejarse. Porque sarna con gusto no pica.