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JL Martín: "Secuestraron 'El Jueves' a mediodía y por la noche había manifestaciones pidiendo la república"

El miembro fundador de la publicación de humor gráfico recorre la historia de la cabecera y revela sus interioridades en 'Desmemorias de una revista satírica'

JL Martín: "Secuestraron 'El Jueves' a mediodía y por la noche había manifestaciones pidiendo la república".

JL Martín: "Secuestraron 'El Jueves' a mediodía y por la noche había manifestaciones pidiendo la república". / JORDI OTIX

Ramón Vendrell

JL Martín (Barcelona, 1953), miembro fundador de El Jueves en 1977 y coeditor de la publicación durante más de 30 años desde 1982, repasa en Desmemorias de una revista satírica (Libros Cúpula) la trayectoria de una cabecera fundamental y que todavía sigue en el mercado, aunque el creador de Dios (bueno, de la serie ¡Dios Mío!) ya no tiene nada que ver con ella.

Casi que lo agradece. Ni una coma escribe Martín sobre El Jueves actual, pero sí que la idea de que la era del humor gráfico salvaje es historia atraviesa el libro. "Nosotros trabajábamos en circuito cerrado, o sea, para los lectores de la revista -dice el autor-. Los únicos elementos externos eran los fiscales y los jueces de las posibles denuncias, que tampoco nos importaban demasiado. Esto se rompe con internet, cuando empiezas a trabajar para que te vea todo el mundo, opine todo el mundo y presione todo el mundo, porque con la cultura de la ofensa superlativa cualquier colectivo puede sentirse ofendido por cualquier cosa que hayas hecho. Ha crecido mucho la autocensura porque hay muchos más condicionantes".

Monopolio

Durante unos 25 años El Jueves tuvo "casi el monopolio" en España del humor sin cortapisas. "Nadie se atrevía a hacer lo que hacíamos nosotros -presume no sin motivos Martín-. Los empresarios de Mallorca le regalaban un yate a Juan Carlos I como si le invitaran a un vermut y solo los idiotas de El Jueves hacíamos coña con eso". Hasta 750.000 lectores semanales le reportó a la revista ser osada.

Portada del número secuestrado./ Cedida


Martín considera la cima del impacto popular de El Jueves la portada del número 1.573, de julio de 2007, con el entonces príncipe Felipe descubriendo el trabajo, obra de Guillermo Torres (dibujo) y Manel Fontdevila (idea). En efecto, la edición que fue objeto de un esperpéntico secuestro por orden judicial. "Conforme la gente se fue atreviendo a decir cosas, nos sentimos obligados a ir un poco más lejos -cuenta el dibujante de Quico, el progre en las páginas de El Periódico-. En esa tapa cruzamos todas las líneas. Fue el gran 'catacrac'. Secuestraron la revista un viernes a mediodía y por la noche había manifestaciones pidiendo la república".

Como una medalla tiene Martín ese episodio de censura. "El secuestro no solo fue ridículo sino también contraproducente para los intereses que lo motivaron -señala-. Vivimos muchos años protegidos por el principio 'Streisand' [según el cual es fácil que la censura se vuelva en contra del censor]. Publicábamos cosas impublicables pero el poder político, económico, eclesiástico, militar, etcétera no se atrevía a meter mano porque significaría que en vez de enterarse nuestros lectores de lo que habíamos hecho se enteraría todo el país".

El español medio

El juicio en la Audiencia Nacional le recordó a Martín el pasado y, visto en perspectiva, le anticipó el presente. "El fiscal argumentó que había sido una ofensa para el español medio. Me encantó esa frase. ¿Usted lo ha comprobado? Fue como volver a los viejos tiempos. Cuando íbamos a juicio en el 77, el 78, el 79, el 80 o el 81 la acusación siempre era que habíamos hecho mofa y befa de la religión católica de los españoles o que habíamos escandalizado la moral de los españoles. Ahora pasa lo mismo en las redes sociales. Si un grupo de abogados cristianos o de LGTBI se siente ofendido, resulta que has ofendido a todos los cristianos y a todos los LGTBI".

Dos momentos amargos. El primero: en 2012 El Jueves fue denunciado por una asociación islámica a casua de la portada con el título Pero... ¿alguien sabe cómo es Mahoma? "Estamos todos con el eslogan 'Je suis Charlie' [Hebdo], El Jueves tiene un problema por la misma razón y se hace un silencio absoluto desde los mundos de la política, el periodismo y el cómic -expone Martín-. Siempre nos había gustado el papel de piratas solitarios, pero no entrar dentro del arco de la solidaridad me mosqueó y me pareció injusto".

Portada secuestrada./ Cedida


Y el segundo momento amargo: en 2014 RBA intervino por primera vez en El Jueves, pero a lo grande. El "paraguas editorial" de la revista censuró una portada firmada por Manel Fontdevila y la Redacción sobre la abdicación del Rey. Siguió una cascada de renuncias de miembros de la plantilla y colaboradores. "Estaban en su derecho pero pienso que fue un error -valora Martín-. Si unos trabajadores tienen un problema con el empresario, no creo que la solución sea salir corriendo. Ante una acción inadecuada, te plantas, haces una huelga, protestas, hablas para intentar que no vuelva a pasar nunca más..." Fue el principio del fin de Martín en El Jueves.

Fórmula mágica

Martín dibuja con ordenador bajo una página original de Mortadelo y Filemón de los primeros años 60 dedicada por Francisco Ibáñez. José Ilario, el primer editor de El Jueves, ideó la revista como "un 'Pulgarcito' para adultos", en referencia al tebeo de la editorial Bruguera que había cobijado a Mortadelo y Filemón y tantos otros personajes supuestamente infantiles. Fue la combinación de "actualidad y personajes" la fórmula mágica de El Jueves, opina Martín. Si una semana la actualidad flojeaba, ahí estaban los personajes con los que el lector se iba encariñando.

Defensor "radical" de la libertad de expresión, Martín celebra que exista una publicación "hecha por vascos y que se distribuye en bares" llamada TMEO. Un baluarte del "humor extremo".

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