El altar mayor de Anni B Sweet y Los Estanques

Entregados en cuerpo y alma, como monjes de azul ejecutando una liturgia del rock de la que no es posible salir indemnes, este martes se entronizaban en el altar mayor de Las Noches del Botánico Anni B Sweet y Los Estanques, que presentaban en este escenario por segunda vez su aclamado Burbuja cómoda y elefante inesperado.

Colocados en el escenario como un coro gospel quién sabe si para invocar al duende, que sin duda apareció, se anunciaba desde el arranque que este iba a ser un concierto especial: sería una noche para recordar, anunciaba una voz en off justo antes de comenzar porque, por primera vez, un concierto del festival Las Noches del Botánico que en Madrid se celebra desde 2016, iba a ser grabado.

No abrían el festival, el ciclo, que se celebra en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid y presume de cuidar tanto el entorno como el sonido de quienes pasan por sus tablas, arrancó el pasado 7 de junio con dos noches protagonizadas por Bob Dylan y hasta que lo cierre Damien Rice el 30 de julio ofrecerá conciertos muy especiales de géneros como el pop rock, el indie, el jazz y otras músicas populares.

El de Anni B Sweet y Los Estanques tampoco suponía un estreno: el disco tiene algo más de un año y lo han mostrado en los escenarios de toda España todo este tiempo. Quizás por esto la grada no se llenó -aunque sí la pista-. Y, sin embargo, aún quedaban en el público personas que decían no haberlo podido ver antes. A quién le importa: el delirio del público estalló desde que el grupo y sus invitados comenzaron a tocar. Lo hicieron, sin sorpresas, siguiendo el orden que han dado a la puesta en escena de esta especial colaboración desde que la llevaron a los escenarios: el disco se ejecuta de principio a fin, sin interrupciones, sin intercambio de canciones, sin parlamentos explicativos entre los temas, sin decir si quiera "buenas noches" hasta acabar la liturgia que habían venido a ejecutar.

Para resolver la complejidad sonora de un disco que este grupo nacido de la unión entre Ana López Rodríguez, más conocida como Anni B Sweet y el grupo cántabro Los Estanques -liderado por el talento de Íñigo Bregel- describe como pop progresivo, con canciones que se alargan con maestría y evocan sonidos que trasladan a los años 70, se hicieron acompañar en Madrid de un quinteto de cuerdas -que se distinguía con dificultad-, un trío de vientos y dos coristas. Una orquesta poderosa que llevó al éxtasis a los asistentes desde las primeras canciones. La rabia y la fuerza en la voz de Anni de Brillabas, la épica en Volverá la oscuridad, la dulzura en la voz nasal de Íñigo Bregel en Tampoco estoy tan lejos... Todos los estados de ánimo presentes en las canciones de este disco considerado uno de los más importantes de los que se publicaron en 2022 hasta completarlo y saludar con emoción al público. "Es difícil estar cantando mientras está sonando esta maravilla por detrás. Yo también estoy muy ilusionada", admitía una Anni a la que le costaba encontrar qué decir en medio de tantas emociones.

Nueva canción

"Somos un grupo nuevo y aún no tenemos mucho repertorio" bromeaba Bregel al finalizar las canciones de Burbuja cómoda... Así que se dieron a la tarea de estrenar canción, y sonó entonces Carne de cañón, en la que Bregel asumió un papel más claro de director de orquesta, con momentos de intimidad para las cuerdas y diálogo con los metales.

Hubo tiempo para recordar IV, el último disco de Los Estanques antes de embarcarse en el trabajo con la malagueña, publicado en 2020. Sonó No hay vuelta atrás y con ella, dijeron adiós a un público que reclamó que aquello no era suficiente, como cantan en Tu pelo de flores, y que quería más.

Salieron pues, con túnicas azules renovadas sobre las que los dos vocalistas estuvieron bromeando, para hacer un último bis, que unió Juramento y Buen viaje, ambas de Universo por estrenar, disco de Anni B Sweet publicado en 2019. Y con esta canción de despedida a un amor se despidieron también los monjes de azul después de un ratito de gloria.