LIMÓN & VINAGRE

Francis Montesinos, de moda a su pesar

Fue el diseñador de la movida. La frase es equívoca, no es que él diseñara la movida, si no que durante la movida él era el diseñador de moda, el más activo, el rompedor, el díscolo oficial

Diseñador Francis Montesinos.

Diseñador Francis Montesinos. / EPE

José María de Loma

José María de Loma

La directora de cine y periodista Malu Zamora va a tener que retocar su largometraje, que en fase casi final de producción, iba a estrenar el año que viene. Versa sobre la vida de Francis Montesinos, el célebre diseñador, pero si quiere que su trabajo cinematográfico esté completo, tal vez deba añadirle un nuevo escándalo. Aunque Zamora opina que los medios han hecho mucha leña del modisto caído y que con el artista valenciano se han cometido muchas injusticias. Es probable.

Montesinos fue detenido hace unos días en su chalé de Liria por supuestos abusos sexuales a un menor de quince años. Todo empezó muchos meses antes, cuando el modisto denunció robo, extorsión y paliza en su propia casa cuando unas personas penetraron en su morada, donde él estaba con un amigo. Pero la benemérita visionó unos vídeos que daban pruebas más que suficientes para darle calabozo. Está en libertad y aún no hay cargos judiciales contra él. Ha de presentarse en los juzgados. La investigación continúa. Un testigo del asalto ha relatado que los encapuchados se emplearon con singular dureza. Ya en 2015 fue detenido también por presuntos abusos a unos menores pero quedó en libertad, no se pudo probar nada. A sus 71 años, no sabemos si asistimos a una penosa decadencia poco virtuosa o a que, ya desde joven, vive al límite. Montesinos ha influido más en nuestra vida, en nuestra estética, de lo que pensamos.

Fue el diseñador de la movida. La frase es equívoca, no es que él diseñara la movida, si no que durante la movida él era el diseñador de moda, el más activo, el rompedor, el díscolo oficial. Para eso hay que tener mucho talento. Su desfile en 1985 con la asistencia de los grandes del pop y el rock, la escritura y el arte de la época, Bosé incluido, ha entrado ya en la categoría mítica de esos acontecimientos -como el concierto de Raimón en Económicas- a los que si hubieran ido todos los que dicen que estuvieron habría tenido que celebrarse en un Bernabéu recrecido. Por lo menos. Si está tasado el público que acudió hace muchos años a Las Ventas a su desfile Made in Spain, Almodóvar entre ellos. 15.000 almas. Fue allí donde el director manchego se inspiró para la película Matador. Largometraje por cierto con una estupenda Assumpta Serna, valga la digresión.

Montesinos, que según lleve el bigote se parece un poco a Dalí, nació en 1950 en Valencia y en el 72 abrió su primer establecimiento comercial, fue medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes en 2006, lo cual es un reconocimiento implícito, digo yo, de que la moda, el diseño de ropa, la (alta) costura es un arte, opinión a la que no nos oponemos y que, muy al contrario, resulta edificante. Una decisión que arropa. La ropa puede ser poesía, lo mismo que un vestido puede tener musicalidad y una indumentaria puede invocar lirismo. Nuestro protagonista ha conectado todo lo que ha podido la moda y la cultura. Un año, por ejemplo, su colección estuvo dedicada, inspirada, en García Lorca y su obra. En 2003 diseñó el vestuario para las representaciones teatrales de Las comedias bárbaras, de Valle Inclán. Ese año organizó una presentación a la que asistieron 10.000 personas.

Montesinos se trasladó a Madrid en los ochenta pero no dejó de ser profeta en Valencia. Abrió tiendas, triunfó muchos años en la Pasarela Cibeles y año tras año fueron invadiendo los escaparates y las calles sus creaciones otoño invierno o primavera verano que muchos famosos lucieron con orgullo. Famosos y empleados, dado que por ejemplo diseñó los uniformes para los empleados de la Ciudad de las Artes y la Ciencia de Valencia.

Francis Montesino Gil, que en 2002 publicó Carta de amor a Balenciaga, ha pasado de las revistas de moda a las páginas de sucesos. De los desfiles a los desfiles de tertulianos comentando su vida. Atildado (¿un modisto atildado es un pleonasmo?), franco, vital, hedonista, provocador, toma la vida como un desafío: “No me va aquello a lo que me acostumbro. Siempre me han gustado los retos. Prefiero vestir a una mujer con un cuerpo más complicado que a una divina a la que todo le siente bien”. Ahora tiene un reto complicado. Y de nuevo está de moda.