LOS RONALDOS

Pablo Novoa: "Yo habría encargado el himno del Celta a Siniestro Total"

“Golpes Bajos se disolvió muy pronto porque quedamos extenuados y acabamos hartos hasta de nosotros mismos. De todas formas, me enfadé aún más con Teo Cardalda y German Copini cuando intentaron refundar el grupo y no me llamaron para nada”

Pablo Novoa

Pablo Novoa / Cedida

Salvador Rodríguez

Cuando se disolvió el grupo Golpes Bajos, del que fue miembro fundador, se le pasó por la cabeza abandonar profesionalmente la música y dedicarse a la Química, carrera en la que recién se había licenciado. Pero lo ficharon Los Ronaldos y, a partir de ahí, se convirtió en eso que llaman músico “de oficio”. Desde entonces no ha parado y, en su currículum, figura como componente de bandas de acompañamiento, en concierto o en estudio, de Nacho Mastretta, Josele Santiago, Iván Ferreiro, Julieta Venegas, Ketama, Luz Casal…, líder de la banda del programa de Buenafuente Late Motiv, compositor de bandas sonoras, productor de discos… y hasta compañero y camarada de escenario de estrellas como Wynton Marsalis o Peter Gabriel. Pablo Novoa (Vigo, 1961) es uno de los músicos más solicitados, queridos y respetados por las grandes estrellas del pop en España y parte del extranjero.

¿Se imaginaba ese futuro profesional cuando empezó con Golpes Bajos?

La verdad es que yo nunca fui muy optimista con mi trayectoria profesional. De hecho, el único título que tengo es el de licenciado en Química, una carrera que cursé por la UNED porque no confiaba mucho en que mi futuro iba a estar en la música.

¿Eso ya lo hizo cuando se disolvió Golpes Bajos ¿no?

Sí exactamente. A ver, cuando empiezas, como es lógico y le pasa a casi todo el mundo, tienes la ilusión de llegar a hacer algo importante en la música, de llevar adelante tu propio proyecto musical. Pero yo me di cuenta muy pronto de que no había ningún estilo musical que me volviera loco y me hiciera olvidar los demás. A los 30 años me percaté de que era un amante de la música, de la música en general, y la verdad es que no veía muy claro mi futuro. Cuando pasan los años y estaba en un proyecto, y después en otro, y en otro, muy diferentes entre sí, porque yo me apuntaba a todos y sabía que podía seguir aprendiendo, llegué a la conclusión de que podía ganarme la vida y seguir haciendo lo que de verdad me gustaba. Total, que a eso de los cuarenta, y cuando tenía detrás veinte años como músico profesional, me percaté de que me estaba convirtiendo en lo que tú dices, en un músico “de oficio”.

Aún a costa de caer casi en el anonimato…

Sí, es uno de los peajes que tienes que pagar. Pero el no ser muy conocido también es una ventaja. He convivido y convivo con gente muy famosa y a veces me doy cuenta de lo duro que es. A mí, esa parte de la música no me gusta demasiado, no me va. Yo soy de los que piensan que el éxito no consiste en ser famoso sino en ganarte la vida haciendo lo que te gusta. Y estoy muy contento donde estoy, donde he elegido estar, aunque últimamente me reconoce más gente (risas).

Sin embargo, músicos como usted son imprescindibles en el sentido de que son buenos músicos y muy versátiles, capaces de adaptarse a cualquier cosa. En su caso, cuando le llaman, ¿qué cree que valoran más en usted: que sea un buen músico o que sea versátil?

Supongo que ambas cosas. La gente que me llama, sobre todo a estas alturas, lo hace porque mi experiencia es larga, mi currículum muy variado y mi visión de la música, bastante amplia. Luego también porque yo es que soy muy cumplidor, muy responsable con mi trabajo y muy respetuoso con la gente que me llama.

Entre tantos grupos y solistas con los que ha estado, resulta lógico que unos le hayan dado más libertad que otros para aportar sus cosas personales. ¿Se ha sentido en ocasiones algo frustrado porque no le han dejado libertad para sus propias aportaciones?

Mira, cuando te metes en un proyecto, también te sumerges en la historia de alguien al que tienes que respetar mucho. A veces, es cierto, te dejan poco margen, pero yo eso lo entiendo porque si está todo muy definido y hay que ir por un camino muy concreto, pues eso hay que respetarlo. Otras veces te dejan más margen y también es una maravilla. Para mí es muy importante, y eso lo he comprobado cuando me ha tocado hacer labores de producción, que los músicos que formen grupo se lleven bien, que entiendan lo que se les pide y se sientan a gusto. Y aunque sea solo por egoísmo, esa es la mejor forma de sacarles partido: es cuando tocan mejor, con más vida y más atentos al objetivo común. Y yo eso me lo aplico a mí mismo.

Volvamos con Golpes Bajos. De todas las causas que se han dicho sobre la prematura disolución del grupo, ¿cuál fue la principal?

Visto ya con la suficiente distancia de años, yo creo que lo que realmente ocurrió fue que, de repente, un grupo de chavales de Vigo salta a la fama y vemos que, durante tres años seguidos, toda la industria musical gira nuestro alrededor y nos exige una “velocidad” muy grande, porque movíamos dinero, porque movíamos opinión, porque interesábamos, vaya. Fueron tres años extenuantes de los que acabamos hartos, hartos hasta de nosotros mismos y de nuestros compañeros. No nos dio tiempo a digerir todo lo que nos estaba ocurriendo. Estábamos cansados y empezaron a surgir roces personales, que sin duda hubiésemos superado de haber sido más maduros, pero que no fuimos capaces de hacerlo porque, qué carajo, éramos aún muy jóvenes. Yo estoy seguro de que si hubiésemos parado, o si hubiésemos ido más despacio, si no nos hubiésemos dejado manejar tanto, nos habríamos recuperado y Golpes Bajos hubiese seguido adelante.

¿Por qué no estuvo usted en la reunificación de 1998?

Pues porque ni Teo Cardalda ni Germán Copini, que encabezaban ese proyecto, me llamaron. Ni a mí ni al otro componente, Luis García. No, no nos llamaron. ¡Y, vaya, yo es que me agarré un rebote tremendo! De hecho en ese momento sí que se rompieron radicalmente nuestras relaciones personales, y esa ruptura aún duró unos cuantos años. Felizmente conseguimos reconciliarnos, primero con Germán, antes de que falleciese, y después con Teo, con quien hoy en día me llevo muy bien.

Sin embargo sí que se compometió, y muy a fondo, con “Cena recalentada”, el disco que produjo con Iván Ferreiro…

Cuando Iván Ferreiro me propuso hacer ese disco, lo primero que hice fue avisarle de que, saliese como saliese, nos iban a poner verdes pero, después de pensarlo bien, me apunté porque me gustó la idea que Iván tenía en la cabeza, que era la de homenajear a Golpes Bajos, aunque te confieso que para mí ese fue el disco más difícil que he hecho en mi vida. Y es que me situé ante un complicado dilema: por una parte había que conservar la esencia de Golpes pero, por otra, consideré que también había que aportar algo, que no podíamos conformarnos con hacer una copia.

¿Y el resultado?

Estoy muy satisfecho de cómo quedó. Es más, ya lanzado, le sugerí a Iván que no solo interpretásemos unas cuantas canciones de Golpes Bajos, sino todo el repertorio. Esa fue una idea mía. E Iván me hizo caso (risas).

Sé que es una pregunta difícil de responder pero de tantos músicos con los que ha tocado, ¿cuál es el que más le ha impresionado?, ¿de cual ha dicho: ¡ostras!, este tipo es un genio, una figura?

¡Uf! Es una pregunta muy díficil de responder, sí. Tengo un gratísimo recuerdo de cuando en Chile, con Los Ronaldos, me vi en un escenario acompañado por Peter Gabriel y Wynton Marsalis. Aquello fue un momento puntual pero, bueno, seré concreto: el saxofonista Jorge Pardo, con el que he tocado varias veces, es impresionante. ¡Hay que ver cómo toca y lo fácil que resulta tocar con él! Porque tocar con buenos músicos te hace todo mucho más fácil: son muy buenos, te escuchan y encima es que te llevan en volandas. También recuerdo una colaboración con Jerry González, formando dúo de guitarra y trompeta, él yo solos. Ahí te das cuenta de que estás con alguien que tiene no sólo mucha música detrás, sino también mucho corazón. Es que, mira: hay músicos que parece que siempre tratan de demostrar lo buenos que son y hay otros, como los que he citado, que para mí son los verdaderamente buenos, que tratan de ayudarte, que quieren que estés a gusto, y esa sensación la he tenido con gente de muy alto nivel. También cuando he acompañado a Luz Casal o a Bunbury….

¿El reggaetón es una moda o un estilo que ha venido para quedarse?

El reggaetón viene de muy atrás y, sí, estoy totalmente convencido de que ha venido para quedarse. El reggaetón proviene del vallenato, de ritmos latinoamericanos, y nace en las calles de Puerto Rico y la República Dominicana, no es un invento de la industria. También en la calle nacieron el flamenco, y el blues y el jazz, que en sus principios también fueron sistemáticamente despreciados. Lo que ocurre, como en tantos otros estilos, es que, de repente se ponen de moda y bueno, yo reconozco que el porcentaje de reggaetón que me gusta es bajo, pero también tengo muy claro que odiar un estilo musical es un mal asunto: siempre hay cosas buenas en todos los estilos, de manera que será el tiempo el que coloque a cada uno en el lugar que merece.

¿Por qué sólo ha hecho un disco en solitario? ¿De verdad no ha tenido tiempo para hacer más?

A veces pienso que debería dedicar más tiempo a mis proyectos personales. De todas formas, no tengo prisa. Yo sigo componiendo canciones y cuando reúno unas piezas que tienen un hilo común, es cuando empiezo a pensar en un disco

¿Y las tiene para el siguiente?

Pues sí, estoy justo en esa fase. El problema es el encontrar el momento.

Y seguramente será muy instrumental. ¿Por qué cuesta tanto que la música instrumental entre en los circuitos comerciales? ¿Es un problema de cultura musical o de falta de promoción?

Conmigo ocurre que lo que de verdad me gusta, lo me que sale musicalmente de dentro, no tiene nada que ver con lo que le gusta al gran público. Y eso, bueno, he aprendido a aceptarlo. ¿Que falta cultura musical? Pues sí, pero también falta cultura pictórica, literaria, teatral….

Habiendo tantos y tan buenos músicos vigueses, que el himno del centenario del Celta se lo encarguen a un madrileño es algo que digamos... que cuando menos decepciona ¿no?

¡Uf! Fíjate que yo de esto empecé a oír hablar hace dos años, cuando C. Tangana vino al programa de Buenafuente, Late Motiv. A mí para, empezar, Pucho me parece un tipo con muchísimo talento y me consta que lo del himno le hace mucha ilusión.

Eso no se discute.

Y a veces sale en conciertos con una camiseta del Celta.

Eso tampoco se discute. También lo hizo Madonna en Balaídos.

Me temo que Madonna les hubiese salido muy cara (risas). A mí me habría parecido bien que hubiesen elegido a alguien que viviese el día a día del celtismo, músicos que fuesen proceltistas. Y si me diesen a elegir sería bonito que volviesen a reunir a Siniestro Total y se lo encargasen a ellos. Pero bueno, los músicos estamos muy acostumbrado a estas, y a otras cosas, que aún son mucho más graves.