RETRATO DE UNA REALIDAD AL ALZA

Después de 'Fariña' llega 'Costo', el libro sobre el narcotráfico en el Estrecho

El periodista Andros Lozano analiza el origen y particularidades del narcotráfico de hachís en el Campo de Gibraltar y las consecuencias que esta actividad delictiva tiene en la población y la economía del sur de la Península

Una vista del Campo de Gibraltar, principal zona de acción de los traficantes de hachís, con el peñón al fondo.

Una vista del Campo de Gibraltar, principal zona de acción de los traficantes de hachís, con el peñón al fondo. / A. Carrasco Ragel - EFE

En 2017, Fariña, el libro de Nacho Carretero editado por Libros del K.O., fue secuestrado por orden judicial después de que Alfredo Bea Gondar, exalcalde de O Grove que aparecía mencionado brevemente en el texto, demandase por injurias y calumnias al autor y a la editorial. En consecuencia, los ejemplares de Fariña tuvieron que ser retirados de las librerías y, durante varios meses, no pudo volver a venderse. Ahora, seis años después de esa complicada experiencia, la editorial madrileña publica Costo. Las leyes del Estrecho, un ensayo que analiza el narcotráfico en el sur de España cuyo autor, Andros Lozano, también sabe lo que es sufrir el acoso judicial por parte de personas vinculadas al narcotráfico descontentas de que los medios de comunicación informen de sus actividades.

"Fue Abdellah el Haj, conocido como el Messi del hachís. Estaba fugado, negoció su entrega, pagó la fianza y se volvió a fugar, argumentando que la policía estaba hostigando a su entorno cercano para que declarasen que estaba implicado en un asesinato. Cuando la policía hizo la primera operación importante contra este narco e informamos de ello, se recibió en Unidad Editorial una demanda contra David Jiménez, que por entonces era el director de El Mundo, y contra mí como redactor de la noticia. Si no recuerdo mal, le molestó que hubiéramos utilizado una imagen de sus hijos junto a Sergio Ramos. Al final se resolvió todo en un acto de conciliación y la cosa quedó en nada, pero no fue agradable. Esta gente tiene mucho poder, ya sea para contratar a los mejores abogados para comprar su libertad, si es que lo podemos decir así, o para volverse a fugar y vivir plácidamente en Marruecos, que es donde está ahora", recuerda Andros Lozano, periodista del suplemento dominical Crónica de El Mundo, que ha dedicado buena parte de su carrera a investigar el narcotráfico en el sur de España.

"Aterricé en el tema por casualidad. En 2011, Ildefonso Olmedo, mi jefe en Crónica, me dijo: '¿Por qué no te vas a Barbate, que han contado en The New York Times que hay una cifra increíble de gente que ha vuelto al narcotráfico por la crisis?'. Cuando hice el primer reportaje me di cuenta de que el tema iba más allá del mero suceso. Poco a poco fui haciendo fuentes, contactando con abogados, con gentes de ese negocio hasta crearme el perfil de periodista que contaba lo que estaba sucediendo en el sur, porque el narcotráfico no se queda en unas lanchas cargadas de hachís perseguidas por la policía, sino que hay dramas sociales, hay sicarios, hay padres que se quedan sin sus hijos… Lo que he querido hacer con este libro es que la gente comprenda de dónde viene el negocio del narcotráfico y cuáles son las consecuencias de que en Campo de Gibraltar y en la parte central de Andalucía haya una 'industria' tan potente".

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Gráficos sobre la realidad de la zona incluidos en el libro. / Libros del K.O.


Entre sus caprichos están las fiestas con champán, cocaína y prostitutas de lujo, o la adquisición de diez en diez de automóviles del mismo modelo para regalar a amigos y colaboradores"

A pesar de que Lozano hace hincapié en que emplea el término industria en sentido figurado, lo cierto es que alrededor del narcotráfico de hachís hay una intensa actividad comercial que va más allá del cultivo, el procesado, el transporte y la venta al por menor del costo. Además de desembolsar grandes cantidades de dinero para adquirir los útiles para su trabajo, como pueden ser las lanchas ligeras, el combustible, los drones para controlar a la policía aduanera, los teléfonos vía satélite para las comunicaciones, los sistemas de seguridad para convertir las viviendas en búnkers o los almacenes francos para guardar la droga, los narcotraficantes del sur de España son un importante motor económico de la zona por su alto nivel de vida. Entre sus caprichos están las fiestas con champán, cocaína y prostitutas de lujo, la adquisición de diez en diez de automóviles del mismo modelo para regalar a amigos y colaboradores, la compra de coches de lujo que pueden superar el medio millón de euros, la inversión en inmuebles o la compra de joyas, relojes, bolsos y chándales de Versace y Guess que les aportan ese particular estilo que se ha venido a denominar 'narcocani'.

"En zonas del sur de España como Algeciras, La Línea, Marbella y el territorio entre Campo de Gibraltar y la Costa del Sol hay una distorsión en la economía. El blanqueo de capitales allí es algo muy evidente, porque los narcotraficantes necesitan legalizar todo el dinero que acumulan. A pesar de ello, si a un señor de un concesionario le llega alguien y le paga legalmente, o a través de quien sea pero por cauces legales, los doscientos mil euros que cuesta un coche de lujo, esa persona tampoco tiene por qué preguntar de dónde procede el dinero. Lo mismo sucede cuando las familias de los narcotraficantes, muchas de las cuales no tienen trabajos que generen ingresos que permitan ese gasto, compran varias viviendas de golpe. Por otra parte, tampoco hay que olvidar que la mayor parte de la población de Campo de Gibraltar no comete ningún delito, sino que son personas honestas que se oponen al narcotráfico. ¿Qué hay gente que la mancha? Pues sí, pero esa es la lacra con la que viven esas comarcas andaluzas".

Ocho toneladas de hachís fueron incautadas en una operación de la Policía Nacional contra el tráfico de drogas en el Estrecho en 2008.

Ocho toneladas de hachís fueron incautadas en una operación de la Policía Nacional contra el tráfico de drogas en el Estrecho en 2008. / A. Carrasco Ragel - EFE

Tradición y rentabilidad

En comparación con la cocaína o la heroína, el hachís es una droga relativamente barata. Esto supone que, si bien el riesgo legal para los implicados en su tráfico es prácticamente el mismo, el beneficio económico es muy inferior. A pesar de ello, los narcotraficantes del Estrecho se mantienen fieles a esta droga porque, en zonas como Campo de Gibraltar, el costo es mucho más que un negocio: es una tradición.

"Es verdad que la cocaína es muy jugosa en cuanto al tema económico, pero ya tenía sus cauces establecidos por la zona de Galicia. Por eso, los narcos del sur han preferido seguir la tradición de un negocio en el que llevaban años instalados y cuyo origen tiene mucho que ver con las condiciones geográficas y socioeconómicas de la zona. El contrabando que ha habido tradicionalmente en Campo de Gibraltar por su cercanía con el Peñón y el vínculo que ha habido con Marruecos, que es el mayor productor de hachís del mundo, hizo que, hace treinta o cuarenta años, pescadores de la zona se bajaran de sus barcos para subirse a una lancha de hachís. Además, hasta la incorporación de países como Rumanía o Bulgaria, Cádiz ha sido una de las zonas más pobres de la Unión Europea, a la que las administraciones tampoco han prestado demasiada atención. La Línea, por ejemplo, que está pegada a una colonia que genera mucho empleo y que tiene al lado a uno de los diez puertos más importantes del mundo de transporte de mercancías como es el de Algeciras, ni siquiera tiene estación de tren".

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Gráficos sobre la realidad de la zona incluidos en el libro. / Libros del K.O.


"Por último -continúa Lozano-, tampoco hay que olvidar que, mientras que hay barriadas en Cádiz donde personas con estudios ganan mil quinientos euros por trabajar todo un mes, hay gente que gana lo mismo por una sola noche de trabajo para el narco. ¿Cómo se combate eso?". En el libro incluye el testimonio de un profesor de la Línea de la Concepción cuyos alumnos emplean terminología narco en su habla cotidiana, sueñan con convertirse en uno de ellos, tienen tatuajes referentes a esa actividad ilegal y celebran sus cumpleaños con tartas decoradas con el dibujo de una lancha de transporte de hachís perseguida por el helicóptero de la Guardia Civil, cuerpo que en ocasiones se ha visto desbordado a la hora de detener tanta actividad criminal.

Ahora el río Guadarranque es un lugar tranquilo, pero durante un tiempo fue una autopista del narco porque había viviendas que daban al río que funcionaban como embarcaderos para el hachís"

"El crimen organizado siempre va un paso por delante de las autoridades policiales o judiciales porque tienen los recursos económicos para desarrollar métodos que les hagan ir más rápido que aquellos que intentan cazarlos. Ahora el río Guadarranque es un lugar tranquilo, pero durante un tiempo fue una autopista del narco porque había viviendas que daban al río que funcionaban como embarcaderos para la entrada y salida del hachís. El problema es que, aunque todo el mundo lo sabía, para poder acabar con ello antes tiene que haber investigaciones policiales que lo avalen, peticiones de ayuntamientos y administraciones a entes superiores para que lo limiten… Durante todo ese proceso, las organizaciones criminales se aprovechan, pero no por eso hay que cejar de buscar formulas que les limiten el transporte de la mercancía y, posteriormente, el blanqueo del dinero que obtienen de ello", explica Andros Lozano, que alerta en su libro de la escalada de violencia que el narcotráfico ha desplegado en los últimos años en la zona de Campo de Gibraltar y la Costa del Sol. Una situación que recuerda a la de países como México o Colombia, con la diferencia de que, al menos por ahora, las bandas del Estrecho no han conseguido convertirse en cárteles de la droga como sucede en esos países.

Sicarios y extorsionistas al alza

"Cada vez hay más afluencia de células de sicarios y extorsionistas en la Costa del Sol pero, hasta ahora, cuando la corrupción policial ha existido, se ha intentado atajar y cuando el narcotráfico se ha querido infiltrar en la política, se ha impedido. Aunque no sé que va a suceder en cinco o diez años, el riesgo de que surjan cárteles siempre está ahí y la evolución del negocio nos lleva a pensar que las organizaciones criminales relacionadas con el narcotráfico van a ser cada vez más potentes. ¿Que eso supondrá que tendrán más posibilidades de corromper a políticos y a jueces? Por supuesto, pero impedirlo ya será responsabilidad de quien ocupe el gobierno y las instituciones andaluzas en ese momento", reflexiona el autor, que en su afán por conocer la realidad de los grupos de narcotraficantes, llegó a subirse a una de las lanchas que transportan hachís entre Marruecos y España.

Persecución en aguas del Estrecho.

Persecución en aguas del Estrecho. / Imagen cedida por Guardia Civil - Ministerio del Interior

Fue más trabajoso poder subirme a la lancha, que supuso casi un año y medio de contactos, que el viaje en sí, porque no hubo persecución"

"Si no recuerdo mal, fueron dos mil cuatrocientos kilos que entraron impunemente en España. De hecho, fue más trabajoso poder subirme a la lancha, que supuso casi un año y medio de contactos, que el viaje en sí, porque no hubo persecución, no nos estaba esperando la Guardia Civil en la costa y tampoco nos tocó quedarnos semanas en alta mar con lanchas de repostaje llevando víveres de apoyo", recuerda Lozano, que durante la travesía no solo corrió el riesgo de sufrir un accidente o un robo de la droga por parte de otra banda en mitad del mar, sino que pudo haber sido detenido por haber participado en una operación de ese tipo.

"Había avisado a ciertos agentes policiales de que, en cuestión de semanas o meses, porque evidentemente no podía decir la fecha concreta, iba a ir en una lancha. En todo caso, no sé hasta qué punto eso hubiera cambiado mi situación de haber sido detenido. Supongo que hubiera ido al cuartel, hubiera pasado a disposición judicial y le hubiera tenido que contar a un juez qué era lo que estaba haciendo yo ahí realmente. Entiendo que la persona que me facilitó la entrada a la lancha habría testificado a mi favor, pero no sé si el juez se lo habría creído o no".