Alfred Crespo (Coco): "Con cafés con leche no te conviertes en Pájaro o Burning"

Alfred Crespo, alias Coco, no se conforma con sucedáneos a la hora de elegir biografiados. El codirector de la revista Ruta 66 y director de la editorial 66 Rpm escribió Madrid (2012), sobre Burning, libro ahora reeditado con un anexo que llega hasta el presente, y acaba de publicar De Santa Leone al Gran Poder, dedicado al guitarrista Pájaro. Ambos volúmenes son biografías orales, y corales, con textura de chuletón sangrante. "Me interesan personajes que, aparte de gustarme musicalmente, tengan vidas salvajes y sepa que no se van a cortar al contarlas -dice Crespo-. Hay demasiadas biografías muy falsas". Las de Crespo son como cigarrillos sin filtro.

Tanto la de Burning como la de Pájaro fulminarían a un perro policía entrenado para detectar drogas. "Con cafés con leche no haces lo que ellos han hecho, eso seguro -considera Crespo-. Las drogas les han hecho más mal que bien a todos los niveles, pero es igualmente innegable que sin ellas no habrían existido tal y como los conocemos. En este sentido, les han inspirado. Y tienen asumida su relación con ellas, no como en el territorio indie, donde muchos músicos se ponen como las ratas y nunca lo reconocerían. Tampoco es que Burning y Pájaro chuleen de sus barbaridades, solo te las cuentan".

Kamikaze y salvavidas

El guitarrista Andrés Herrera (Sevilla, 1963), Pájaro para el arte, encabeza desde hace una década el grupo del mismo nombre, con tres elepés en su haber. Antes fue miembro de Brigada Ligera, mano derecha de Silvio, compinche de Kiko Veneno y Pata Negra, y hasta mercenario en reencarnaciones Frankenstein de Triana y No Me Pises que Llevo Chanclas. Una leyenda sevillana con todas las de la ley.

"Pájaro es un kamikaze, pero también un salvavidas", resume Crespo. Respecto a lo primero, añade: "Es un kamikaze, pero un kamikaze con una gracia natural. En situaciones dantescas se hace amigo del quinqui más quinqui o del pijo más pijo. Por eso se lo han aguantado casi todo bandas, discográficas y mujeres". Por eso y porque es un salvavidas: "No es solo el tipo que sabe tocar, es el tipo que sabe tocar, tiene ideas y es brillante. Ha aportado mucho más de lo que le reconocen los créditos de discos clásicos".

Cutre

El anexo de la biografía de Burning muestra la cara más cutre del rock and roll. Johnny Cifuentes (teclista) ya había tenido que aguantar acusaciones de aprovechado por decidir seguir adelante con el grupo tras la muerte de Pepe Risi (guitarrista) en 1997, y eso que era el único miembro original que quedaba en la banda. "Son pocos pero muy intensos", dice Crespo de esos fiscales. "Se creen con derecho a decidir sobre el grupo".

Sin embargo, difícilmente podía imaginar Cifuentes lo que ocurriría cuando decidió disolver Burning en 2019 e iniciar carrera en solitario como Johnny Burning. En 2021 se inauguró una placa de homenaje a Risi y Antonio Toño Martín (cantante, retirado del grupo en 1983 y fallecido en 1991) en La Elipa, el barrio madrileño donde nacieron. También son de allí los músicos fundadores del combo Enrique Pérez y Ernesto Estepa, pero ninguna mención a ellos. Mucho menos a Cifuentes, que es de Carabanchel. Tres músicos contratados por Cifuentes para Burning tocaron como Burn-In The Band y al poco se empezó a hablar de que grabarían un disco con la voz de Toño sacada de una casete... Total, que a Cifuentes empezó a olerle a chamusquina y dijo algo así: "Yo maté a Burning y ellos me han hecho resucitarlo".

Crespo mantiene que no escribirá ninguna otra biografía. La que le gustaría hacer es la de los Enemigos y ya la hicieron Kike Babas y Kike Turrón. La de 091 también le hace tilín, y no existe, pero... "que la escriba otro, que esto requiere mucha implicación y da mucho trabajo".