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'Andor': llega la visión más realista de 'Star Wars'

Hablamos con el reputado guionista y director Tony Gilroy (saga 'Bourne') sobre su sorprendente precuela de 'Rogue One', en la que Diego Luna vuelve a su rol de maestro del espionaje galáctico

Diego Luna (Cassian Andor) en una imagen de ’Andor’.

Diego Luna (Cassian Andor) en una imagen de ’Andor’. / LUCASFILM

Jose Manuel Freire

Si finalmente Rogue One: Una historia de Star Wars salió bien y llegó a recaudar más de mil millones de dólares, fue en gran parte por los esfuerzos de un hombre: Tony Gilroy, el más importante guionista (y ocasional director) de la saga Bourne, reclutado por Lucasfilm para poner orden en el caótico laberinto de intenciones que había acabado siendo aquella precuela de La guerra de las galaxias. Que Gilroy no tuviera interés alguno en la saga, lejos de suponer un problema, resultó ser una ventaja: a mayor distancia, mejor perspectiva. 

El que iba a ser, en principio, el nuevo chico de oro de Star Wars prefirió sin embargo seguir en sus cosas: los thrillers moralmente complejos, adultos e intensos, esos que abundaron sobre todo en el Hollywood de los setenta. Su primera película como director, Michael Clayton, de 2007, estaba al nivel de El último testigo y Los tres días del cóndor y fue nominada a siete Oscar, incluyendo los de mejor película, mejor director y mejor guion original). Pero Lucasfilm insistió en querer llevárselo a su universo. 

"Alrededor de 2018 estaban planeando una precuela de Rogue One en forma de serie", nos explica Gilroy en entrevista por videollamada. "Y me pidieron que echara un ojo a uno de los tratamientos, no para escribir o dirigir nada, simplemente como asesor de guiones. Y les fui bastante sincero; ni me parecía el ángulo correcto ni creía que pudiera hacerse una serie de largo recorrido con eso. Para argumentarlo escribí un largo esbozo de una versión superior. Era algo retorcido, complicado y oscuro".

Su sorpresa fue mayúscula cuando cierto tiempo después recibió la petición de hacer esa serie. ¿Estaba dispuesto Gilroy a sacrificar varios años en una saga de la que, según confesión propia, no es fan a muerte? "Me hice muchas preguntas", admite. "Debía encontrar un modo de ser honesto conmigo mismo y querer hacer esto. Al final me animó la oportunidad de profundizar en el capitán Cassian Andor [Diego Luna], un personaje que me resultaba fascinante. En Rogue One no aprendías demasiado sobre él. Pero todo lo que descubrías era interesante. Llevaba trabajando para la rebelión desde pequeño. Se cargaba a un tipo en la primera escena en que le vemos [en realidad dos stormtroopers y tan solo porque le piden su documentación]. Era una persona moralmente dudosa, pero a la vez competente como líder. Y acababa sacrificándose por la galaxia. ¿Cómo se forma esa personalidad?". 

Cinco años atrás

A lo largo de dos temporadas de 12 episodios, Andor (Disney+, desde el miércoles, día 21) no se limitará, sin embargo, a relatar los orígenes de su héroe titular, notable piloto, maestro del espionaje para la Alianza Rebelde y líder del escuadrón que robó los planos de la Estrella de la Muerte. Esta es la historia de una comunidad de la que Andor es solo una pequeña parte. Gente, avisa Gilroy, "normal y corriente", sin poderes Jedi por desarrollar. Aunque reaparecen favoritos de los fans como Mon Mothma (Genevieve O'Reilly) o Saw Gerrera (Forest Whitaker), la mayoría de personajes son pobres mortales desconocidos: "Quería hablar sobre esas personas que habitan la galaxia y a las que nunca se atiende –explica Gilroy–. Son personas normales con dramas normales. Los vientos de guerra soplan sobre ellos. Algunos saben lo que se avecina, otros no tanto… Algunos están preparados, otros aún no han tomado bando… Hay quien aprovecha para cambiar de profesión. Esa clase de situaciones". 

Menos aventura familiar espacial que thriller dramático de espionaje, Andor es una adición coherente al legado de Gilroy, quien no quería "pasar cinco años siendo otra persona". En lugar de mudarse temporalmente a terrenos de Star Wars, el guionista de La sombra del poder ha logrado llevarse Star Wars a su propio terreno. "Disney quería un compromiso serio por mi parte. A su vez, ellos se comprometieron a dejarme desarrollar mi propia historia"

Tony Gilroy, a la izquierda, conversa con Diego Luna en el rodaje de 'Andor'.

Tony Gilroy, a la izquierda, conversa con Diego Luna en el rodaje de 'Andor'. / LUCASFILM

Realismo en más de un sentido

El impacto de Andor es tanto emocional como estético. Por fin podemos despedirnos, al menos por ahora, del tacto a menudo irreal y semiviscoso de las series (The Mandalorian, El libro de Boba Fett, Obi-Wan Kenobi) rodadas en el llamado 'The Volume', el plató forrado de pantallas LED de la compañía de efectos visuales Industrial Light & Magic. Siguiendo la voluntad realista de Gilroy, Andor se rodó esencialmente en localizaciones reales y sets construidos para la ocasión en los míticos estudios Pinewood de Londres. "Era esencial para mí. La acción debía desarrollarse en sitios que existen de verdad. Todo esto sucede de verdad. Y así se lo dije a los directores [Toby Haynes, Benjamin Caron, Susanna White]: 'Rodad como rodaríais cualquier otra cosa, como si estuvierais rodando el drama más serio'". 

En la serie se aprecia también un verdadero esfuerzo por crear imágenes perdurables y casarlas en un flujo reposado y depurado: por hacer cine. "Premiamos los buenos encuadres y quisimos que los directores rodaran con intención. No queríamos colocar un montón de cámaras y después arreglarlo todo en la sala de montaje. Queríamos que planearan bien las tomas, que buscaran algo emocionante, que movieran la cámara… No sé cómo pasó, pero hemos logrado un estilo visual coherente a pesar de tener a tres directores, tres directores de fotografía y no sabría decirle cuántos operadores de cámara". El hilo invisible pero audible es la música del maestro Nicholas Britell (Succession, El ferrocarril subterráneo), a veces en clave directamente clubber

Todas las historias de la historia

Aunque el Imperio de Andor recuerde sobremanera a la anterior administración estadounidense, Gilroy asegura no haber querido ligar su historia al presente político cercano: “Nos preguntan mucho por ello, pero en realidad no es así. Todos creemos que el momento de la historia en que vivimos es único. Somos así de narcisistas. Pero no, esta no es la primera vez que ha habido exiliados, ni que ha habido guerra o desastre económico y medioambiental. Lo interesante de hacer Andor ha sido usar la historia y la civilización como catálogos para escoger lo que me interesaba de cada revolución producida. Un poco de esta y algo de aquella, sin problemas". 

La cinematográfica familia Gilroy

El caso de Tony Gilroy es el mejor argumento posible a favor del nepotismo. Como sus no poco talentosos hermanos Dan y John (el primero, director de Nightcrawler; el segundo, veterano montador), Tony es hijo de Frank D. Gilroy, dramaturgo, guionista y productor ganador del Pulitzer por la obra teatral The Subject Was Roses, reescrita por él mismo para el cine en Una historia de tres extraños. A partir de un libreto propio escribió también el guion de El único juego en la ciudad, con Warren Beatty y Elizabeth Taylor

Originalmente, Tony iba a ser músico, pero fracasó en el intento y acabó recurriendo al talento para la escritura que llevaba en la sangre. Tras consolidarse como exitoso adaptador del trabajo de otros (como Stephen King en Eclipse total y Robert Ludlum en la serie Bourne), en 2007 demostró el poder de sus propias ideas con Michael Clayton, su primer y aún mejor trabajo como director. 

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