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Mark Cousins: "Netflix ningunea el cine clásico"

El cineasta irlandés acaba de presentar en el Festival de Sevilla The Story Of Film: A New Generation, un repaso a la producción cinematográfica de los últimos diez años.

Mark Cousins.

Mark Cousins.

Nando Salvà

Mark Cousins lleva más de dos décadas haciendo documentales que reformulan la historia del cine sin academicismos y desde una perspectiva subjetiva y experiencial. Acaba de presentar en el Festival de Sevilla The Story Of Film: A New Generation, que repasa la producción cinematográfica de los últimos diez años, analiza cómo la tecnología ha cambiado nuestro consumo audiovisual y desmonta las teorías más apocalípticas sobre el futuro de las películas.

Su documental lo deja muy claro: quienes predican que el cine se muere están equivocadísimos.

Esas personas suelen ser gente muy pesimista que, además, no saben muy bien de qué hablan. Yo me paso la vida viendo películas por todo el mundo, y puedo asegurar que están equivocados. En la última década el cine ha empezado a ser más rápido que nunca pero también más lento que nunca, se ha acercado a la realidad como no lo había hecho antes y al mismo tiempo se ha alejado extraordinariamente de ella... En otras palabras, se ha expandido en todas direcciones. En mi mente tengo la imagen de un río que al nacer es un simple hilillo de agua y, al acercarse al mar se expande en un delta. Eso es lo que le ha pasado al cine. A decir verdad, yo creo que goza de plena salud. Está hecho un toro, nos sobrevivirá a todos.

The Story Of Film: A New Generation, incluye imágenes de películas tan dispares como Joker y Zama o como Frozen Holy Motors, o como Black Panther y Attenberg. ¿Es su forma de demostrar que la distinción entre cine de autor y cine comercial carece de sentido?

Algo así. Yo provengo de la clase trabajadora, y nunca he creído que tenga sentido diferenciar entre una alta cultura y una cultura popular. El cine, no lo olvidemos, nació siendo el arte del pueblo, y a lo largo de su historia se las ha arreglado para ofrecer cosas distintas a diferentes espectadores, y para demostrar que en su seno no hay fronteras que valgan. En un mundo cada vez más obsesionado por recalcar las fronteras que nos separan, el cine es como un espacio utópico.

¿No fue Jean-Luc Godard quien dijo que "el cine es un país aparte"?

Sí, y tiene razón. Por eso a los políticos no suele gustarles el cine. Y, también por eso, en dictaduras y regímenes autoritarios los cineastas y demás artistas suelen acabar en la cárcel.

La película pone títulos como Dau y el documental The Act Of Killing como ejemplos de un cine que tal vez sobrepase ciertos límites éticos. ¿Dónde deberían situarse esos límites?

Supongo que más o menos donde se sitúan en el resto de aspectos de nuestras vidas. Creo que un documentalista jamás debería engañar a aquellos a quienes documenta, y por supuesto tampoco al espectador. Por lo que respecta a Dau, hay pruebas de que durante su mastodóntico rodaje hubo comportamientos terriblemente abusivos, y que en su reparto había un auténtico neonazi que interpretaba a un personaje neonazi. Eso, a mi juicio, es ir demasiado lejos.

Una escena de Dau.

Una escena de Dau. / Cedida

Al hilo de eso, ¿cree que es posible valorar las obras de arte con independencia de la moralidad de quienes las crean?

En muchos casos, es inevitable. Como en el de Caravaggio, que fue un asesino pero también, sin duda, uno de los grandes pintores de la historia. Ahora bien, creo que las ventanas del discurso cinematográfico deberían abrirse para que corra el aire. Quizá sea hora de dejar de hacer caso durante un tiempo a Polanski y Woody Allen, que ya han sido muy recompensados por sus películas, y fijarse en autores y autoras a quienes la historia ha ignorado. Casi nadie conoce las películas de la búlgara Binka Zhelyazkova o las de la japonesa Kinuyo Tanaka, y eso es lamentable.

Al hablar de plataformas de streaming como Netflix y Amazon Prime, la película no menciona el peligro que supone concentrar la producción en manos de empresas que, se dice, toman decisiones creativas en función de un algoritmo...

Eso es un peligro, sí. Pero no hay que olvidar que, durante el Hollywood clásico, estudios como MGM y Columbia Pictures ya producían películas con esa misma mentalidad algorítmica para atraer a la mayor cantidad de gente posible a los cines. Lo que se les debe exigir a las plataformas es que presten atención a la historia del cine. En ese sentido creo que Amazon lo está haciendo bien; su catálogo, por ejemplo, incluye cine egipcio y joyas del cine indio de los años 50. Netflix, en cambio, ningunea el cine clásico. Aún no ha demostrado que el cine le importe de verdad.

Fotograma de Under the Skin.

Fotograma de Under the Skin. / Cedida

Esta última pregunta quizá le resulte imposible de responder. ¿Cuáles son, en su opinión, las tres películas más relevantes de la pasada década?

Puedo intentarlo. Diría que la primera es Under The Skin, de Jonathan Glazer, porque mezcla de forma revolucionaria la ciencia ficción con el tipo de realismo que atribuimos al cine de Abbas Kiarostami. También incluiré Mad Max: Furia en la carretera, de George Miller, porque ofrece un espectáculo sublime, y es la demostración perfecta de la belleza plástica, la vitalidad y la alegría que el cine de acción puede proporcionar. Y por último menciono Lazzaro feliz, de Alice Rohrwacher, una pequeña película italiana que habla de la bondad y la esperanza que, en el mejor de los casos, los seres humanos podemos representar. Ahora más que nunca, está bien que eso se nos recuerde

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