OPINIÓN

Eulen, años de guerra familiar

En 2010, cinco de los hijos del fundador, David Álvarez, decidieron que ya era hora de que su padre se jubilara, desatando hostilidades personales y pugnas judiciales que hoy aún duran

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María José Álvarez, presidenta de Grupo Eulen, en su despacho.

María José Álvarez, presidenta de Grupo Eulen, en su despacho. / activos

David Álvarez (Crémenes, León, 1927-Madrid, 2015) montó un negocio de limpieza en Bilbao. En 1975, creo Eulen, que en 2020 tenía 75.000 empleados y 1.400 millones de euros en facturación. Y en 1982, adquirió las bodegas Vega Sicilia. Al morir su mujer en 1985, repartió las acciones a partes iguales entre sus siete hijos, reservándose el 51% en usufructo. En el año 2000 dijo: la disposición del poder "dentro de la empresa ha hecho que ningún hijo mande más que el otro". "El hecho de que yo hubiese elegido un delfín me he dado cuenta de que era un error. He preferido educar a mis hijos para que entre ellos elijan a la persona que me suceda", añadió.

En 2009, a los 82 años, se casó con su tercera esposa. En 2010, cinco de los hijos decidieron tomar las riendas de la empresa. El padre interpuso una demanda y comunicó que Eulen saldría a bolsa para que las divisiones familiares no rompiesen la compañía. Convocó judicialmente una junta general extraordinaria y él y su hija María José fueron nombrados administradores únicos solidarios.

Acusaciones mutuas 

En 2013, para evitar que sus hijos rebeldes pudiesen hacerse con la mayoría del capital el día en que recibieran la legítima, constituyó junto con María José la sociedad Daval Control con el 60%. Los díscolos reaccionaron en la sociedad El Enebro, propietaria entre otras de Vega Sicilia, vendiendo el patrimonio inmobiliario. El patriarca presentó una demanda para modificar los órganos de gobierno de El Enebro; también los denunció por haber vaciado la sociedad en unos 80 millones de euros.

En julio de 2015, el Tribunal Supremo falló a favor del padre el usufructo del 51% y la representación de ese porcentaje en los órganos de dirección. Meses después, el 26 de noviembre, falleció dejando a María José como albacea. Los críticos solicitaron la sustitución de esta por un consejo de administración, la exigencia de responsabilidades por contratos celebrados por Eulen por la adquisición de acciones propias a uno de los administradores y sus retribuciones. En 2018, María José acusó a sus hermanos de alterar las cuentas de El Enebro a través de un "artificio contable" para repartir menos dividendos.

En 2019, los hermanos intentaron suprimir la obligación de repartir dividendos del artículo 348 bis LSC. María José solicitó el cese de su hermano Juan Carlos como administrador de El Enebro y la creación de un consejo de administración. Además, pidió que se analizase el efecto en El Enebro del traslado a España de la instrumental británica que sus hermanos utilizaban para controlar la patrimonial. El Enebro tuvo un beneficio neto de 23 millones con una cifra de ventas de poco más de 59, y acumulaba unas reservas de unos 190.

En 2022 la Audiencia Provincial de Madrid anuló, nueve años después, la compra de acciones de Eulen por sus hermanos, desde la instrumental El Enebro SA, por infracción del deber de lealtad.

Reflexiones y aprendizajes

¿Qué reflexiones y aprendizajes podemos extraer de este breve resumen de una conocida guerra familiar? Los conflictos son algo natural y per se no son malos, depende de su carácter, intensidad y gestión. En las familias empresarias, su frecuencia e intensidad pueden ser mayores, ya que el peso de los sentimientos puede ser más intenso. Las familias son un sistema y la desaparición y aparición de integrantes reequilibra este sistema; las terceras nupcias, a edad avanzada, pueden romper las expectativas de algunos de los continuadores. Dentro de la tipología de predecesores existen los monarcas, que mueren con las botas puestas aunque digan otra cosa; son muy habituales en personas de fuerte carácter como los fundadores. Los conflictos por temas empresariales pueden estar en realidad escondiendo otros de egos, celos o rivalidades. Escalar los conflictos a los tribunales es un signo de que la familia se ha roto.

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¿Qué recomendaciones genéricas pueden efectuarse? Hay que planificar el traspaso de la propiedad teniendo en cuenta los imprevistos, pero hacerlo principalmente por motivos fiscales puede no ser lo más conveniente. La familia empresaria debe crear foros, como el consejo de familia, en los que hablar abiertamente de los temas del clan en relación a la empresa. Este diálogo debe llevar a la elaboración de un plan estratégico de la familia empresaria, que finalizará con una regulación de las relaciones bidireccionales entre la empresa y el clan en una constitución o protocolo, en el que se pueden establecer alternativas a los tribunales como la mediación y el arbitraje.

En definitiva, las familias empresarias deben fomentar el diálogo abierto para evitar la escalada de los conflictos.