OPINIÓN

Las enseñanzas de la película ‘Gigante’

El cine es una buena herramienta para ayudar a reflexionar a los integrantes de las familias empresarias sobre las características de las compañías de este tipo y los retos a los que deben hacer frente

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Rock Hudson y Elizabeth Taylor, caracterizados como  Jordan y Leslie Benedit, en un fotograma de ‘Gigante’.

Rock Hudson y Elizabeth Taylor, caracterizados como Jordan y Leslie Benedit, en un fotograma de ‘Gigante’. / ‘activos’

Los entresijos del clan Benedict, protagonista de Gigante (1956), película dirigida por George Stevens que se ha convertido en un clásico del cine, nos invitan a debatir sobre el racismo y la discriminación social, y también sobre el mundo de la familia empresaria. La escena en que la hermana se dirige al protagonista, Jordan Benedict (Rock Hudson), a raíz de los cambios que su matrimonio con Leslie (Elizabeth Taylor) han supuesto en el equilibrio familiar permite reflexionar sobre lo que se conoce como sistémica familiar. La familia es un sistema en el que hay relaciones entre personas que cumplen unos roles evolutivos. La incorporación (o la salida) de miembros del sistema reequilibra este, con las posibles tensiones que ello puede suponer. 

También aparece representada la muy frecuente realidad de la mayor efectividad de las relaciones cruzadas, el hecho de que habitualmente los padres se entienden mejor con las hijas mientras que los hijos suelen coincidir más con las madres, ya que el sexo contrario es menos visto como competidor en los roles familiares que cada progenitor representa.

La secuencia en que Jordan pregunta al todavía empleado Jett Rink (el malogrado James Dean) qué hace en la propiedad cuando él lo despidió nos lleva al tema de los cortocircuitos en la línea de mando, de las desautorizaciones, en la empresa familiar. Que haya varios familiares trabajando en la compañía es posible que dé pie a situaciones de lucha por el poder que pueden ser utilizadas para enfrentarlos.

Otra escena, aquella en que se celebra el cuarto cumpleaños del heredero de la saga, propicia que se aborde, en primer lugar, la discriminación de la mujer: Leslie debe recordar a Jordan que también es el aniversario de la hermana gemela del pequeño. Pero sobre todo plantea el tema de la adenización: la creencia de que el ADN garantiza la transmisión de la voluntad y capacidad empresarial. Al final de la misma hay unos segundos que nos llevan a hablar sobre la importancia de los juegos de la infancia como indicador del futuro adulto.

La versión oficial y la real

El orgullo de pertenencia, el sentido de legado (aquello que se recibe de la anterior generación para traspasar a la siguiente) y la importancia de la figura del fundador de la empresa familiar están presentes en la conversación que mantiene el matrimonio cuando recorre por primera vez las propiedades. La charla en el coche nos recuerda que las versiones de la historia familiar oficial y la versión real no siempre coinciden. La historia de la página web es muy interesante, pero es necesario que los miembros de la familia empresaria conozcan, en su momento, la historia real para comprender situaciones, conocer los mandatos intergeneracionales y evitar en lo posible repetición de errores.

La reivindicación del papel de la mujer está claramente presente en la escena en que Leslie afirma que sus glándulas de adrenalina funcionan a la perfección y pregunta qué mal hay en que una mujer intervenga en conversaciones de política y negocios. 

Finamente, tres escenas que suman en total siete minutos de largometraje permiten reflexionar sobre la continuidad de la familia en la dirección de la empresa familiar, planteando cuestiones como la voluntad y la capacidad de los continuadores, la libertar de decisión, la salida del nido, el cambio de modelo de negocio e incluso el sacrificio de los predecesores en favor de los continuadores de la compañía.

Perseverancia y éxito

La figura de Jett, no perteneciente a la familia empresaria, permite reflexionar sobre cuestiones como la perseverancia para alcanzar el éxito empresarial (además de la suerte de tener terrenos sobre una bolsa de petróleo), el cambio de modelo de negocio (de ganadero a petrolero) y que el éxito económico no está necesariamente ligado a la felicidad personal.

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Una vez más, el cine se manifiesta como una fantástica herramienta para visualizar los retos para la continuidad de una empresa familiar. Seguro que en su momento, hace casi 70 años, ese no fue el objetivo de los creadores de Gigante, pero el hecho de que la empresa familiar sea la fórmula más habitual de creación de riqueza y progreso hace inevitable su presencia en muchas películas.

El séptimo arte es una de los instrumentos que suelo utilizar para ayudar a reflexionar a las personas integrantes de las familias empresarias sobre las características de estas y los retos a los que deben hacer frente. En ocasiones pone de manifiesto cuestiones que son tabús y que conviene aflorar. Se puede utilizar como los casos de las escuelas de negocios, pero en un formato más atractivo, para dar pie a un debate de puntos de vista que ayude a que la familia empresaria hable de su relación actual y futura con la empresa familiar.