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Juna, la revolución silenciosa de una criptomoneda ecológica y solidaria

Está presente en una veintena de países, entre ellos España, y funciona a través de lo que se llama Red de Confianza

Mercado de criptomonedas.

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Redacción

Funciona ya a nivel urbano y local en una veintena de países, -entre ellos España-, es ecológica, justa socialmente, solidaria y eficaz, elimina la deuda y con ella se puede desde comprar una lechuga hasta pagar un curso de formación o unas vacaciones: es la G1 o juna, la criptomoneda libre protagonista de un movimiento lento y silencioso que aspira a revolucionar la sociedad. La moneda libre se conforma a partir de la Teoría Relativa de la Moneda planteada por el francés Stéphane Laborde en 2010 sobre la base de cuatro libertades económicas -elección del sistema monetario; uso de los recursos; estimación y producción de cualquier valor económico; intercambiar, contabilizar y mostrar sus precios dentro de la moneda- y a desarrollar como moneda digital con tecnología "blockchain". Laborde "descubrió que la única invariable que existe en la economía es el ser humano: todo el resto de necesidades, deseos, etcétera, es subjetivo", ha explicado a EFE Iván García, un usuario experimentado, que considera ésta como la solución para los problemas económicos, pero también ecológicos de un planeta exhausto ante las exigencias consumistas.

La moneda tradicional 'fiat' como el euro, el dólar o el yen "está controlada por unos pocos banqueros, que al final deciden el rumbo acelerado y en sentido contrario a la ecología en este mundo", precisa, cuando lo que "hace falta es cambiar la forma de consumir" pues "vivimos en un planeta finito pero todo el mundo puede tener un plato de comida, hay agua para todos, los recursos sí dan para ello..., siempre que cambiemos de mentalidad y contemos con una moneda equitativa y justa" que constituya un medio de pago, no un fin en sí misma. El sistema funciona a través de lo que se llama Red de Confianza, una comunidad que contaba con 59 personas en 2017 y en la actualidad ha crecido hasta unas 10.000: "cada una de ellas crea moneda a diario, el llamado Dividendo Universal, de acuerdo con unas reglas y la usa para comprar y vender desde servicios de internet hasta comida ecológica o reparaciones de cualquier tipo".

Apuesta por la sostenibilidad

La ventaja de la moneda libre sobre las monedas locales es que éstas "al final acaban haciendo paridad con el euro: un eco por un euro por ejemplo, y si el euro se desmorona o sufre inflación, el eco también lo sufre", mientras que la juna técnicamente es una criptomoneda independiente, con un modelo de creación "más justo y ecológico, en el que los primeros que empezaron a usarla no tienen privilegio ni ventaja sobre los que acaban de llegar". García recuerda que "si el agua no se mueve, se pudre pero, si está en movimiento, da vida a la tierra" y en ese sentido se le parece la moneda libre, que "pone al ser humano, no al dinero, en el centro de la creación".

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En España "movemos mucha economía más allá del euro" de manera sostenible, justa y sin deuda" sin necesidad de "billetes infalsificables costosos en recursos" y además a nivel local, lo que es importante para reducir y eliminar "el gasto energético brutal en el transporte de mercancías porque en las tiendas locales todo viene de fuera" y la idea es recuperar los recursos locales. Más allá de la economía "lo que se pretende aquí es crear comunidad física, humana, para ser mucho más resilientes y aprender de otros", comenta García, quien habla de los mercados de moneda libre como "algo muy bonito, donde la gente habla de cosas positivas, no de criticar a otros sino de crear un mundo nuevo desde abajo, desde la base, no desde el poder actual".

Es la misma opinión de Beatriz, otra usuaria de moneda libre que acaba de organizar un mercado en Cantabria "pequeño, unas cien personas, porque ahora hay gente de vacaciones" y que describe "una sensación de abundancia en estos encuentros con la de escasez que propaga el sistema económico actual" entre otras cosas porque "los dones y talentos de las personas son apreciados y se remuneran". Para ella "es mucho más que una moneda: un movimiento de recuperación, de contacto, apoyo, generosidad..., una energía muy bonita que saca lo mejor de nosotros mismos" y que da acceso a "una realidad diferente y muy humana, no como nos dicen que es la humanidad, egoísta y competitiva, como excusa para controlarnos..., no, aquí sale justo lo contrario".