OPINIÓN

Planeta, el gigante que impulsaron dos visionarios

El grupo debe lo que es hoy a dos hombres: José Manuel Lara Hernández, el fundador en 1959, y José Manuel Lara Bosch, su hijo y artífice del conglomerado multimedia en el que se ha convertido

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Nombramiento de José Crehueras en 2013 como presidente de Planeta tras recibir el visto bueno de los accionistas. Carlos Fernández fue nombrado vicepresidente ejecutivo de la compañía y José Lara como consejero delegado.

Nombramiento de José Crehueras en 2013 como presidente de Planeta tras recibir el visto bueno de los accionistas. Carlos Fernández fue nombrado vicepresidente ejecutivo de la compañía y José Lara como consejero delegado. / ARTURO WONG

El apellido Lara lleva 74 años ligado al mundo editorial. El primero en abrirse camino en ese sector fue José Manuel Lara Hernández (El Pedrosa, Sevilla, 1914-Barcelona, 2003), que participó en la Guerra Civil en el bando sublevado y que entró en Barcelona en 1939 como teniente de la Legión. Se casó con María Teresa Bosch, junto a la cual montó las academias Lara. Para completar sus ingresos se ganaba la vida intermediando entre los anuncios de se vende y se compra de La Vanguardia. 

En 1949 fundó la Editorial Planeta con menos de 100.000 pesetas. En 1956 creó Crédito Internacional del Libro. Y en 1965 introdujo la Enciclopedia Larousse. Nunca puso ni una sola pega a la publicación de un volumen por razones de índole política: puso en el mercado libros de Fernando Vizcaíno Casas, pero también de Manolo Vázquez Montalbán. Y tuvo la suerte de editar las obras de Frank Yerby y el gran éxito Los cipreses creen en Dios (1953) de José María Gironella.

En 1976 instauró el Premio Planeta con una dotación inicial de 240 euros (un millón de euros en 2022), que hoy en día es el de mayor cuantía económica del mundo, por encima incluso del Nobel. Decía que "todo negocio que no permita levantarse a mediodía ni es negocio ni es nada". "Nunca llegué a calibrar si era un cazurro, si hacía comedia o era más listo que el hambre", afirmó Juan Marsé, que ganó el prestigioso galardón en 1978 con La muchacha de las bragas de oro.

Ajuste interno

Lara sabía escoger a la gente por sus méritos y pagarles bien. Pero era hipocondriaco y sufría graves depresiones. En 1983 apartó de la dirección del grupo a su hijo José Manuel y nombró como sustituto a su otro vástago, Fernando (Barcelona, 1946-1995), "por ajustes internos", pero este último murió prematuramente en un accidente. José Manuel Lara Bosch (Barcelona, 1946-2011) estudió Económicas y en 1970 fue nombrado director general. Tras ser relegado por su padre, puso en marcha Planeta DeAgostini, mediante un acuerdo con la familia empresaria italiana de dicho nombre, que vence en 2025. 

José Manuel hijo fue un hombre de segunda generación con mentalidad de primera. Totalmente diferente a su progenitor, pero también singular. Físicamente era como un armario y su capacidad intelectual era similar. De hecho, se dice que pegó una bofetada a su padre para que este reaccionase cuando, en medio de una depresión, quería presentar suspensión de pagos. Cuando se prohibió fumar en los centros de trabajo, alquiló a la empresa su despacho para uso personal.

"En esta vida se toman posiciones por tres cosas: las ideas, el bolsillo y la bragueta. Las dos primeras son básicas para mí", decía. Creía en la necesidad de una implicación activa de los empresarios en las grandes cuestiones del país. Convirtió a Planeta en una de las primeras editoriales europeas, y al grupo, en uno de los más importantes conglomerados multimedia del país incorporando a diarios como La Razón y Avui, y a las cadenas Antena 3 y La Sexta. 

"Comprar libros de Planeta es comprar La Razón. Sigueu fidels a la nostra terra", subrayaba por entonces en un panfleto independentista. "Hay sectores del catalanismo que hablan mal de mí, pero no han sido capaces de salvar Ediciones 62. He hecho más que ellos por la cultura catalana", respondió. En octubre de 2017, la sede social del grupo se trasladó a Madrid: José Manuel argumentó que "nadie entendería que la principal editorial en español no estuviese en España". 

Respecto la empresa familiar, decía que "no hay ninguna familia empresaria que aguante dos años sin dividendos" y que "abrir el melón en la empresa familiar no siempre es lo mejor". A la muerte de José Manuel, todo el organigrama subió un escalón y ascendió a la presidencia José Creuheras (Barcelona, 1957), abogado. Fue el albacea de los hijos de Fernando y representa tradicionalmente a las hermanas Inés y Maribel. También presidió Inversiones Hemisferio, el brazo inversor de los Lara, que se cerró en el año 2019 tras haber perdido más de 500 millones de euros con las inversiones en el Banco de Sabadell. Se esperaba que fuese un presidente temporal puente. Hoy es además el presidente del consejo de familia.

Juego de tronos

Pero la saga no acaba aquí. José Manuel Lara García (Barcelona, 1976), licenciado en Ciencias Políticas, entró a trabajar en el grupo en 2008. A la muerte de su padre, José Manuel Lara, pasó a ser consejero delegado de la parte editorial. En 2018, propició su destitución como consecuencia de lo que la prensa denominó un "juego de tronos". José Manuel dijo "la familia es como el Guadiana, aparece y desaparece". Su hermano Pablo (Barcelona, 1982), licenciado en Económicas, MBA IESE, lo sustituyó en el consejo de administración en 2021. Es director general del departamento de educación.

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La tercera generación está formada por siete personas, y la cuarta, por 11 (nueve de ellas descendientes de José Manuel). Ello hace que las participaciones accionariales oscilen entre el 2% y el 12%, dejando aparte el destino de las de Maribel Lara Bosch, que no tiene descendencia.

En 2021 la facturación rondó los 1.700 millones de euros, frente a los 1.782 de 2019 y los 1.500 de 2020. El ebitda fue de 305 millones, frente a los 315 de 2019 y los 270 del año 2020. La corporación continuó reduciendo su deuda, el 50%, hasta 250 millones de euros. El grupo está formado por tres patas: medios de comunicación, editorial y formación, lo que cara al futuro puede facilitar una eventual segregación accionarial.