Tecnología

Colores para evitar tirar alimentos a la basura

  • La biotecnológica Oscillum desarrolla etiquetas inteligentes capaces de identificar el estado de la comida a través de un cambio de tonos y evitar así el desperdicio de productos

Pilar María Granado, Luis Chimeno y Pablo Sosa, con las etiquetas

Pilar María Granado, Luis Chimeno y Pablo Sosa, con las etiquetas / Áxel Álvarez

4
Se lee en minutos

Todo empezó con un pedazo de carne en la nevera que tenía una pinta extraña, pero que al final resultó que se encontraba en buenas condiciones para ser consumido. Ese es el origen de Oscillum, una start-up fundada por tres jóvenes que estudiaban Biotecnología en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, y que han desarrollado un etiquetado inteligente capaz de identificar la frescura de los alimentos a través del cambio de color. El producto se encuentra en estos momentos en fase de testeo y certificación, pero, de entrada, ya le ha valido a los fundadores de la empresa su inclusión en la lista Forbes de los 30 líderes más relevantes de menos de 30 años en España.

Pilar María Granado, Pablo Sosa y Luis Chimeno son los impulsores de esta firma biotecnológica que tiene su sede en el Parque Científico de la propia UMH. Según explica Chimeno, fue en 2017 cuando, casi sin proponérselo, arrancó la aventura en la que se encuentran inmersos. "Estábamos los tres en casa y a Pablo, pese a que nosotros le instamos a que no lo hiciese, le dio por comerse un trozo de carne que había en la nevera y que tenía un color un poco raro. El asunto es que lo ingirió sin ponerse malo, lo que nos hizo reflexionar acerca de la gran cantidad de alimentos que van a parar a la basura cuando todavía pueden ser consumidos", explica.

Según los estudios realizados, se calcula que cada persona desperdicia de media más de 173 kilos de alimentos al año que podría haber aprovechado. Pero la cosa no se queda ahí, añade, este es un problema que no solo se limita al ámbito doméstico, sino que trasciende a los productores y a toda la cadena alimentaria y de distribución, ya que se descartan cantidades ingentes de alimentos a la menor duda sobre su estado. "Hablamos -indica Chimeno- de un problema enorme a escala mundial, no solo por todos los productos que se desperdician, sino también por el impacto que eso tiene sobre el medio ambiente y la seguridad alimentaria".

Así que, con la ayuda de un programa de emprendimiento de la universidad, decidieron ponerse a investigar con el objetivo de encontrar algún tipo de solución. Fue en ese momento, concretamente en 2019, cuando nació Oscillum, enfocada al desarrollo de las etiquetas inteligentes. "Partimos de un prototipo muy básico que poco a poco fuimos testando y optimizando, hasta conseguir los resultados que andábamos buscando desde el principio", enfatiza.

Del amarillo al azul

La etiqueta en cuestión, detalla, está configurada por un material polimérico que detecta las moléculas químicas que emiten los alimentos dependiendo de su estado. Así, cuando se encuentran en perfectas condiciones de frescura, la etiqueta es amarilla. A partir de ahí va cambiando de tonalidad, hacia el verde, un color que indica que el alimento todavía puede consumirse sin ningún tipo de problemas. Es cuando llega al azul el momento en el que ya se tiene que descartar. Chimeno, además, destaca que el patrón de colores se ha elegido pensando también en que puedan ser identificados perfectamente por las personas daltónicas. "De lo que se trata -matiza- es de que este proyecto pueda beneficiar a la mayor cantidad de gente posible".

Los tres fundadores de la empresa han sido incluidos entre los líderes más relevantes de menos de 30 años en España

La etiqueta inteligente está siendo testada con éxito en diferentes compañías alimentarias que han mostrado interés por la iniciativa, como es el caso de Sigma, empresa matriz de Campofrío. También en varios supermercados, como usuarios potenciales de este artículo. "El objetivo -subraya- es avanzar hacia la producción a gran escala". De forma paralela, Oscillum también trabaja en la actualidad en la certificación del producto, teniendo en cuenta que, al tener que estar en contacto con los alimentos, precisa de los permisos de la Unión Europea.

Amplias posibilidades

Chimeno, con todo, resalta que el etiquetado que han ideado puede adaptarse perfectamente para medir otros parámetros que puedan interesar a la industria. Y también puede aplicarse a otros sectores, más allá del alimentario, como es el caso del cosmético, el farmacéutico y el biotecnológico. "Las posibilidades son muy amplias, por lo que hablamos de un producto con un enorme potencial", asevera.

La start-up ha venido financiándose hasta ahora a través de premios y subvenciones públicas, aunque ya está trabajando en la captación de fondos cara al inicio de la comercialización, algo que se espera acometer a la mayor brevedad posible, una vez obtenidos todos los permisos oportunos.

Noticias relacionadas

En medio de toda esta actividad, los tres fundadores de Oscillum han quedado incluidos en la lista 30 Forbes Under 30, que elabora la revista en España, con los líderes menores de 30 años más relevantes del año en distintos ámbitos de la innovación. En su caso ha sido por la labor desarrollada para mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en esta industria.

Chimeno no duda a la hora de señalar: "No nos lo esperábamos, y la verdad es que todavía lo estamos asimilando". "Lo cierto -continúa- es que una distinción como esta nos motiva mucho, entre otras cosas porque viene a confirmar que estamos haciendo las cosas bien y que vamos por el camino correcto para alcanzar nuestros objetivos".