FINANZAS

Cuatro claves para pagar lo justo a Hacienda en la declaración de la Renta 2022

La campaña de la declaración de la Renta de 2022 que arranca el día 11 trae varias novedades, especialmente en materia de desgravaciones de los planes de pensiones y los tramos autonómicos del IRPF

Una oficina de la Agencia Tributaria.

Una oficina de la Agencia Tributaria. / Ricard Cugat

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La campaña de la declaración de la Renta de 2022 que arranca el día 11 trae varias novedades, especialmente en materia de desgravaciones de los planes de pensiones y los tramos autonómicos del IRPF. La erosión que la inflación está causando en los bolsillos de las familias (amplificada por el efecto de los impuestos) hace que en los próximos dos meses y medio los contribuyentes deban mirar con lupa el manual de la Agencia Tributaria para intentar encontrar formas de reducir la factura fiscal si les sale a pagar o incrementar la devolución si les sale a devolver. Aquí juega un papel decisivo la comunidad autónoma en que el contribuyente resida, ya que al ser el IRPF un impuesto dividido al 50% entre Estado y autonomías, la normativa puede ser más o menos beneficiosa.

El período comprendido entre el 11 de abril y el 30 de junio de este año se sitúa en medio de dos declaraciones con cambios de calado. En la declaración de 2021 se incorporó un incremento notable de los impuestos al ahorro (pasó del 23% al 26% el gravamen estatal y autonómico a las rentas de capital superiores a 200.000 euros) y a la renta general (el gravamen estatal pasó del 22,5% al 24,5% para rentas superiores a 300.000 euros), entre otros, afectando en media a 518.000 declaraciones que salen a pagar. Y en la declaración de 2023 (la que se hará el año que viene) habrá una pequeña rebaja fiscal para la renta general inferior a 21.000 euros y el grueso de correcciones por inflación que la mayoría de las autonomías han aprobado, incluso algunas ya de aplicación inmediata para 2022.

Estas son las cuatro principales novedades a tener en cuenta para los 21,6 millones de declaraciones que se presentarán durante este período:

  • La fiscalidad de las aportaciones a los planes de pensiones

Se consolida la tendencia iniciada por el Gobierno hace tres años de sustitución de las reducciones en base (en la suma total de las rentas del trabajo tanto por cuenta propia como ajena) de los planes de pensiones individuales por los planes de empleo (planes de pensiones promovidos por las empresas). En este sentido, la reducción para los planes individuales pasa a ser de 1.500 euros anuales (500 euros menos que en 2021), mientras que para los planes de empleo aumenta en la misma cuantía hasta 8.500 euros.

En estos últimos años, los beneficiarios por aportaciones a planes de pensiones han aumentado hasta 2,8 millones de declaraciones, de las cuales un millón se concentran en el tramo de renta general que va de los 30.000 a los 60.000 euros, siendo una de las desgravaciones de las que más se beneficia la clase media en España. Habrá que ver el ritmo de adscripciones de empresas a nuevos planes de empleo, mientras que desde el 1 de enero de 2023 ya está en marcha la aparición de los planes de pensiones para autónomos (que desgravarán hasta 5.750 euros adscritos a una asociación de autónomos o colegio profesional que disponga de este tipo de plan).

  • Cambios en los productos de ahorro: ETFs y criptodivisas

Hacienda reconoce la posibilidad de integrar como pérdida patrimonial las inversiones en criptoactivos donde el precio de venta haya sido inferior al precio de compra. Al mismo tiempo, se ha puesto la puntilla definitiva al resquicio legal que la Dirección General de Tributos abrió en 2016 a hacer traspasables (comprar y vender sin tributación) los fondos cotizados ETFs no negociados en el mercado español. En un momento de auge de la gestión pasiva o indexada (con el acceso a los principales mercados mundiales a costes muy bajos gracias a estos productos) de alta liquidez, supone un paso hacia atrás en un camino que parecía abrirse como complemento a los fondos de inversión.

  • No actualización de los mínimos estatales personales y familiares ni de las tarifas del impuesto

En la declaración de la Renta de 2022 continúan siendo las mismas las cuantías tanto de los tipos impositivos del IRPF (el último cambio fue el antes mencionado en 2021 con las rentas superiores a 300.000 euros) como de los mínimos personales y familiares. Esto último es muy importante, ya que en teoría mide el “coste de la vida mínimo” en la declaración de la Renta. Se mantendrá el mínimo personal en el tramo estatal del IRPF en 5.550 euros, mientras que en algunas comunidades autónomas sí se ha utilizado su capacidad normativa para modificarlo al alza.

  • Regiones que bajan y otras que suben el IRPF autonómico

Dejando a un lado pequeños cambios (en términos de cuantía) en materia de deducciones, las comunidades de régimen común (excluyendo las Haciendas Forales vascas y la de Navarra que siempre han mantenido las correcciones por inflación de las tarifas o de los mínimos personales y familiares) se dividen en tres grupos en cuanto a su política fiscal aplicable a la declaración de 2022:

  1. El primer grupo lo forman Andalucía, Castilla y León, Galicia, Madrid o Murcia, cuyos contribuyentes verán una rebaja notable de su carga fiscal con unos tipos del tramo autonómico más bajos que en 2021 debido a la decisión voluntaria de tener una menor presión fiscal y, al mismo tiempo, corregir el efecto de la inflación sobre el IRPF (la denominada ‘progresividad en frío’). El efecto oscila entre 0,4 hasta 1 punto en el tramo.

  2. El segundo grupo lo constituyen regiones como Aragón, Canarias o Valencia, donde se reducen los tipos para las rentas más bajas, mientras que se mantienen o suben los de las rentas más altas, además de introducir modificaciones en el mínimo personal y familiar (notablemente en el caso de Valencia, hasta 6.105 euros) y en la tarifa (Canarias deflacta hasta 90.000 euros).

  3. Y el tercer grupo está formado por Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura o La Rioja, donde se limitan a hacer ampliaciones de deducciones de pequeña cuantía, las cuales en muchos casos hacen más complejo el impuesto sin que los beneficios sean demasiado notables. Un caso que genera más impacto es la actuación por obras de rehabilitación de viviendas (sea por eficiencia energética o sea por riesgo de despoblación, entre otros) donde las subvenciones y el gasto privado es fuertemente desgravable.

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En el fondo, hacer la declaración de la Renta (tanto sea de manera autónoma como con la ayuda de un profesional) puede convertirse cada año en una gran oportunidad desde el punto de vista de educación financiera. Debe ayudar a tomar conciencia de cuántos impuestos se pagan, qué esfuerzo es necesario hacer para el pago de una declaración que sale a ingresar (cómo gestionar la tesorería, si sale a cuenta o no subir las retenciones durante el año…) o cómo se le puede sacar más partido a las deducciones, reducciones y supuestos especiales que permiten reducir la factura fiscal incluso en los casos donde la declaración sale a devolver.

La mejor planificación de la declaración de la Renta no es durante la campaña de presentación del Modelo 100, sino en el mismo año en que se están percibiendo las rentas objeto de declaración.