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Perspectivas de la industria para 2023: incertidumbre y precios elevados

El sector está siendo de los más afectados por los costes mientras se contempla como pieza clave en la renovación de la economía a través de los PERTE

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La industria afronta la incertidumbre el próximo año. Con el cierre del IPC de 2022 en el 8,3% y, ante un enfriamiento de la economía y el riesgo de que la inflación subyacente permanezca alta el próximo bienio, las perspectivas económicas no son halagüeñas.

El sector industrial es, a la vez, el que tiene más resistencia tiene a las crisis y el que más impacto está recibiendo de estos shocks económicos. Entre el consumo intensivo de energía y los altos precios de las materias primas en los mercados internacionales, la industria enfrentará grandes desafíos para el 2023. 

A estos problemas coyunturales, la industria española todavía mantiene deficiencias estructurales que la hacen vulnerable a otros competidores. En este contexto, ayer se publicó un informe doble que radiografió la situación actual de la ingeniería industrial y del sector en la economía. Promovido por el Consejo General de Ingenieros Técnicos Industriales y el Consejo General de Economistas, las conclusiones del informe arrojan dudas acerca de las posibilidades que tiene la industria de cara al futuro.

Desde la pandemia, el sector secundario lleva viviendo un martirio. La industria española fue una de las que durante 2020 sufrió una de las principales caídas a nivel europeo. Unido al retraso del turismo en alcanzar los niveles precovid, la economía española ha tardado en remontar más que el resto de socios europeos.

Tras el espectacular crecimiento visto en 2021, este año ha estado marcado a fuego por la guerra y el agravamiento de los shocks de ofertas que ya comenzaron en el verano del año pasado. El índice de precios industriales comenzó a escalar desde enero de 2021 marcando su pico en marzo de este año, justo al comienzo de la invasión de Ucrania.

Desde ese momento, los precios han comenzado a descender hasta octubre (última cifra disponible). Con la caída de los precios de la energía durante el otoño y la bajada general de los precios vista, todo hace pensar que los costes industriales descenderán. Sin embargo, todavía los precios siguen altos. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ya anunció en la última subida de tipos de interés de la semana pasada que los precios seguirán altos “mucho tiempo”, previsiblemente, los próximos dos años.

Un sector reducido

El principal problema de la industria en España es que el sector crece a menor ritmo que la economía nacional. Dicho de otro modo, hoy la industria es menos importante que hace tres décadas

Analizando en particular la actividad manufacturera, la cual emplea al 91% del total de 2,8 millones de personas que trabajan en el sector secundario, su relevancia ha descendido desde principios de siglo, cuando representaba el 18% del peso de la economía (en valor añadido bruto). A partir de ese punto descendió hasta alcanzar el suelo en 2012. Desde entonces, apenas ha remontado.

“Es evidente que el sector requiere cierta protección y equilibrio para ser competitivo en un mundo global”, valoró José Antonio Galdón, presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España, en la presentación del informe. “Es necesario priorizar las políticas de I+D+i, favorecer que las empresas españolas ganen tamaño, transformar la oferta industrial, fomentar la cooperación público-privada e incentivar la formación profesional”, recetó Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España.

La caída del peso industrial va en contra de los objetivos establecidos por Europa, que persigue asegurar una industria que represente la quinta parte de toda la economía. No solo por una cuestión económica, sino también para garantizar cierta independencia de Europa con respecto al resto del mundo. Desde la crisis sanitaria, la soberanía estratégica se ha convertido en una de las prioridades de Bruselas.

Diferencias territoriales

La industria tradicionalmente ha presentado grandes divisiones en el país, con regiones con más fábricas que otras. Aunque la desindustrialización vivida en las últimas décadas ha afectado a todo el país, todavía hay varias regiones que cuentan con un mayor peso de la industria. La industria manufacturera en regiones tradicionales como Navarra o País Vasco cuenta con un peso relativo muy importante (representando la quinta parte de su estructura productiva), mientras que en los archipiélagos, Andalucía y Extremadura es mucho menor su actividad.

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Los PERTE es el mecanismo ideado por el Gobierno para ayudar a reformar la economía tras la debacle de la pandemia. Muchos de estos programas inciden directamente en sectores industriales como el naval, el aeroespacial o el electrónico. El objetivo es canalizar los fondos europeos a través de planes con inversión público-privada. Estos planes ayudarán a consolidar y modernizar el tejido empresarial.

Sin embargo, los programas ahora mismo son más ideas que realidad. Según el estudio realizado por los consejos generales de ingenieros y economistas, solo una de cada ocho pymes industriales (el 12%) ha recibido ayuda de los fondos Next Generation, el plan de ayudas ideado por la Unión Europea y al que a España le corresponden 140.000 millones de euros.