PERFIL

María Sánchez, la memoria de la lluvia

Como poeta, ensayista y articulista da voz al silencio de la mujer en el campo y estos días entrega su cuarto libro, 'Fuego la sed'

La escritora y veterinaria de campo María Sánchez, autora de 'Fuego la sed'

La escritora y veterinaria de campo María Sánchez, autora de 'Fuego la sed' / Mentxuwiki

Allí donde la naturaleza se cruza con la palabra, nace la escritura de María Sánchez, que no sería de no haber nacido ella en los campos de Córdoba, en una granja de cabras con quesería donde la leche fermentaba todas la mañanas, al tiempo que la tierra daba generosa aquello que las mujeres de la familia pondrían al fuego.

No sería tampoco de no ser que ella un día se preguntó por qué aspiraba a ser como los hombres de su casa, su abuelo y padre veterinarios, y no como ellas, esforzadas cuidadoras, del campo, la casa, las crianzas; retiradas de sus estudios sin cuestión para varear la aceituna ya en la adolescencia.

Ahora ella lo es, todo ello: veterinaria de campo, un asunto reservado para los hombres, y escritora poética (en verso y prosa: su escritura no se ciñe a géneros ni formatos, lleva la cadencia de la tierra en su raíz). El binarismo se empeña en separar su vida de campo de su literatura, cuando es todo uno.

Como veterinaria, se señala, trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción, defendiendo el pastoreo. Como poeta que es, ensayista y articulista también, da voz al silencio de la mujer en el campo y concede la palabra no sólo a sus adoradas cabras, o se detiene en el enigma que las vacas ocultan en el fondo de sus ojos, además deja hablar a los árboles, la tierra y el agua ausente, esos cauces, paisajes borrados para siempre por el cambio climático.

Una escritura comprometida

Natural writing se dice ahora, importando como siempre un vocablo cuando parece darnos vergüenza expresarlo: escritura de la naturaleza, comprometida y ensoñadora al tiempo, alegre y melancólica. Ha recibido premios literarios y otros que son alabanzas a su singular voz, como el INJUVE o el Princesa de Girona a su literatura y su activismo rural y feminista.

Traducida al inglés, el francés, el portugués y el alemán, entrega por estos días su cuarto libro, Fuego la sed, poemario que edita La Bella Varsovia (sello poético de Anagrama) y que parte de los cuadernos de lluvias de su abuelo, como una forma de protegerse del olvido.

El año en que ella nace (abril del 89), empieza el abuelo a registrar la ausencia de agua y la diáspora del campo. Lo hace entre otras cosas para que no se borren en la memoria colectiva tantos paisajes aniquilados por el calor extremo y la sequía. Versa sobre animales desahuciados, árboles huecos, arroyos por siempre desaparecidos. Hay ciencia también en sus poemas, en busca del origen de esta plaga bíblica, y mucho saber antiguo no escrito. 

Pero hay sobre todo en la escritura de Sánchez la necesidad de preguntarse: "¿Por qué nos ocultan la procedencia de los que comemos? ¿Qué hace posible un paisaje? ¿Qué semillas, vínculos, saberes y oficios hay detrás de cada uno?". Y ella misma se contesta: "Curioso que la primera acepción de la palabra cultura sea cultivo, de la tierra".

Cuenta que para escribir de la sed tuvo que alejarse de su sur en dirección más al norte, a caballo entre dos residencias literarias: a orillas del Starnberger See, Alemania, lago que aparece en la primera página de La tierra baldía de T. S. Eliot; y en el frondoso Courel (Galicia, frondoso cuando no lo queman), donde se alojó en el escritorio del poeta Uxío Novoneyra. Ay, el norte; o como recoge de su legado familiar y cordobés, ay, "ya no llueve como antiguamente, ay si los antiguos vieran esto…".

'Fuego la sed'

María Sánchez 

La Bella Varsovia

112 páginas

13,90 euros