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Muñoz Molina y Despentes, arranque de nivel

Antonio Muñoz Molina, fotografiado en Madrid.

Antonio Muñoz Molina, fotografiado en Madrid. / DAVID CASTRO

El 30 de agosto llegó a las librerías el último libro de Antonio Muñoz Molina, No te veré morir (Seix Barral), y el próximo 14 de septiembre se publicará lo nuevo de Virginie Despentes, Querido capullo (Random House). Como ven, la temporada empieza con unos niveles altos. Es cierto que las editoriales guardan septiembre como el mes más recurrente para hacer sus grandes apuestas cara a la mejor campaña del año, que acostumbra a ser Navidad. Pero no todos los septiembres tienen dos libros de autores que no acostumbrar a publicar originales anualmente. En el caso de Muñoz Molina, hace dos años, y en el de Despentes, más de cinco. Así que, como decíamos, la cosecha creativa viene potente.

La crítica de Ricardo Baixeras en ABRIL sobre el primer libro es más que buena. Asegura que estamos ante el mejor Muñoz Molina y eso es siempre lo que un lector quiere escuchar de su autor preferido. Reencontrarse con aquellas frases que le hicieron sentir alguna cosa y no sólo lectura. Hay mucho del escritor en estas páginas y de su memoria, que vienen a poner el listón alto. La fiesta creativa continua.

Sorprenderá también lo que se publicará de Despentes. El título ya abofetea, Querido capullo. Para dejar fuera de juego. Puede que por ser un enamorado de las relaciones epistolares, me parece un libro absorbente desde el minuto uno, y más si lo escribe una de las autoras más descaradas de la literatura francesa. Dos personajes: una mujer y un hombre. Además, una bloguera feminista omnipresente, fundamental para la arquitectura de la historia. Les recomiendo hojear la novela en una librería. Tras los primeros cuatro carteos, no podrán abandonarla. Va de empatía. Ya ven, una acción en desuso. El libro se publicó el pasado año en Francia. Le Monde aseguró que es una novela de gran dulzura. No es un oxímoron tratándose de Despentes.