Zülfü Livaneli: escribir con motivo

El prodigio de su vida es tal que ninguno de sus personajes podrá superarlo; no, hasta que escriba sus memorias. Quiso ser escritor a partir del primer libro que leyó de niño –“leía libros como un quijote”–, y tanta aventura atesoró que en cuanto pudo recorrió mares y estepas en busca de justicia, la Justicia que nunca sintió que impartiera su padre, juez de la más alta instancia en Turquía. Ömer Zülfü Livaneli (Ilgin, 1946) hubo de esperar a los 32 años para publicar su primera novela, que sería silenciada en virtud de su cruzada ideológica el mundo adelante.

Tenía 25 años cuando fue encarcelado por vez primera, tras el golpe militar de 1971, y durante dos años entró y salió de prisión tantas veces como sospechas encontraron contra él. En lugar de escribir novelas, como hiciera el de Lepanto, el joven turco empleó sus años cautivo en líricas urgentes: panegíricos a sus amigos muertos, odas a la libertad de las minorías oprimidas (armenios, kurdos, palestinos), a las que además puso música.

Zülfü se convirtió en un cantante popular, además de compositor que ha sido dirigido e interpretado, entre otros, por Zubin Mehta o la London Symphony Orchestra, y Joan Baez o María del Mar Bonet. 35 álbumes publicados desde aquellos Cantos revolucionarios turcos de 1973 hasta hoy, entre la canción protesta, el folk, la new age o la banda sonora de la emblemática Yol.

Fue refugiado en Suecia (1973-78, regresó por gracia de una amnistía), y exiliado en París (1980-83). A su vuelta, y “por aclamación popular” –nos cuenta–, fue el contrincante de Erdogan a la Alcaldía de Estambul, diputado por el Partido Republicano del Pueblo, embajador de la UNESCO y miembro del Consejo de Europa. Posponiendo siempre su primordial pasión: la escritura. Desde aquella primera entrega, ha publicado 11 títulos, entre ensayos y novelas; ha dirigido cine y ha sido editor.

Expectativas

La vida ha acabado por darle la razón, y Livaneli es hoy el autor más vendido en Turquía y ha sido traducido a 40 idiomas. ¿Y por qué no lo conocíamos hasta esta Serenata para Nadia que ahora publica Galaxia Gutenberg? Pregúntenle a la política.

Cargada como procede de toda suspicacia (¿un novelista cantante y político?) me asomo a sus páginas y créanme que la novela sorprende toda expectativa. Tiene Zülfü la empatía de sumergirse en el alma de una mujer sola en la ingente tarea de sacar adelante a un hijo con todas las taras de un niño inteligente hoy: “La empatía me parece más importante que la lógica: sin empatía no hay humanismo”.

Y tiene el autor la capacidad literaria de recrear en clave de thriller una historia trágica que fue tan real como tergiversada –“Creo firmemente que la literatura puede cambiar el mundo, porque es el grado más profundo de conocimiento”–. La catástrofe del Struma, un carguero alemán que en 1942 transportaba unos 800 judíos huyendo del extermino nazi hacia Palestina. Abandonado el buque a su suerte frente a la costa de Turquía, fue bombardeado y fatalmente hundido por un submarino soviético (se dijo).

Livaneli se declara contrario a la tendencia posmoderna de “alejar la literatura de la vida convirtiéndola en mero juego intelectual: Mi estilo es otro. No escribo novela histórica ni política ni social, pero mis personajes no viven en vano”, declara. Muerte al posmodernismo literario.