Montse Sánchez (Fario), Amber Grimbergen (Hinds) y Juls Acosta (Ginebras) derriban prejuicios a golpe de baqueta.

Tocar la batería era cosa de hombres. Era, sí. En pasado. Porque hoy, a pesar de las trabas, un contingente de mujeres desafía un estamento que parecía inquebrantable. No es tarea fácil. De hecho, hay quien sigue pensando que este instrumento es territorio exclusivamente masculino: se les ha reprochado que su postura no era femenina, que su fuerza no era suficiente, que su pegada no era correcta… Y, aunque la mella era evidente, ellas jamás han dado un paso atrás para reivindicar su espacio. “Han comentado nuestro físico. Nos han dicho que parecemos unas guarras por sudar en el escenario. Nos han preguntado si éramos las novias del cantante. Incluso nos han pagado menos. Son cosas por las que nunca pasará un chico”, asegura Amber Grimbergen.