INVESTIGACIÓN

La madre de la pequeña Olivia le dio a su hija el triple del lorazepam que mataría a un adulto

El informe definitivo de la autopsia confirma la "intoxicación" que sufrió la pequeña, que murió solo unas horas después de que la acusada la trajera a Gijón

Noemí Martínez Largo, a su salida del Hospital de Jove.

Noemí Martínez Largo, a su salida del Hospital de Jove.

Pablo Palomo

Una dosis de lorazepam de casi más del triple de lo necesario para acabar con la vida de un adulto, que la mató en cuestión de unas pocas horas. Estas son las conclusiones finales de la autopsia de la pequeña Olivia García, la niña de seis años supuestamente asesinada por su madre, Noemí Martínez Largo, a finales del pasado mes de octubre en su piso de la avenida de Gaspar García Laviana. El informe forense confirma que la menor murió por una intoxicación medicamentosa provocada por una gran ingesta de este ansiolítico del que se encontraron concentraciones en su organismo de 0,7 miligramos por litro de sangre. La autopsia, además, fija la hora de la muerte a las 00.00 horas del 29 de octubre, es decir, pocas horas después de que la niña hubiera llegado a

Gijón

desde Segovia, ciudad donde la recogió su madre de manos de su padre, Eugenio García, después de que un juez le hubiera dado al progenitor la custodia de la cría.

El informe, del 14 de marzo, confirma que la niña murió por la ingesta de un cóctel letal de pastillas que, supuestamente, le habría suministrado su propia madre en su casa, en el número 71 de la avenida de Gaspar García Laviana. Los facultativos estiman que el fallecimiento de la menor se debió a una "depresión neurológica central por envenenamiento por antiepilépticos, hipnóticos-sedantes y drogas antiparkinsonianas", características atribuibles al ansiolítico lorazepam. Fuentes consultadas explican que las pastillas tuvieron un efecto muy rápido tras una dosis "brutal".

Las dosis detectadas en sangre, de 0,7 miligramos por litro, fueron muy altas. Los expertos explican que esa cantidad es el triple o incluso un poco más de lo necesario para acabar con la vida de un adulto. Es complejo, explican, establecer una correlación con el cuerpo de una niña de seis años ya que este medicamento no se receta a menores de edad en ningún caso. La cantidad de pastillas que tuvo que ingerir la niña fue muy elevado. Se hallaron en su estómago restos de comprimidos que su organismo no llegó a absorber porque no le dio tiempo. Este mismo informe descarta que se emplearan medios complementarios, como la asfixia, para rematar a la cría. Murió únicamente por la intoxicación medicamentosa.

La hora de la muerte se fija a las 00.00 horas del mismo 29 de octubre. Este dato es relevante porque fue ese mismo día cuando Noemí Martínez Largo acudió a Segovia para recoger a su hija y traérsela de vuelta a Gijón. Según el relato que hizo el padre en su día, su exmujer habría recogido a la niña en Segovia sobre las cinco de la tarde de ese mismo sábado. Contando con el tiempo del desplazamiento en coche desde la ciudad castellana de vuelta a Gijón, de unas cuatro horas, Martínez Largo habría llegado sobre las nueve y media o diez de la noche a su piso en el barrio de El Llano. Según se desprende la hora de la muerte, tuvo que ser casi al poco de llegar cuando supuestamente habría dado las pastillas a la niña, que habría muerto en cuestión de horas.

Fue el día siguiente, el domingo 30 de octubre, cuando la Policía Nacional entró al piso y se encontró a Noemí Martínez en una cama abrazada al cuerpo sin vida de su hija. La cría, por lo que dice el informe, llevaba ya un día muerta. El caso viene de atrás. Tras el divorcio de sus padres, un juez había dado la custodia de la niña a la madre que se la llevó a Gijón, donde no tenían ningún vínculo, tras haber encontrado la mujer trabajo. El padre podía ver a la niña los fines de semana y los días festivos. Precisamente, por esa falta de arraigo, un juez cambió las tornas y entregó la guardia de la niña a Eugenio García y dejó a Noemí Martínez los fines de semana y los festivos.

Este cambio llegó días antes del fin de semana de la muerte de la niña. Eugenio García se enteró de ello viajando desde Segovia a Gijón para recoger a su hija en el colegio Corazón de María el viernes 28 de octubre. Al haberse producido el cambio de régimen, a Olivia García le tocaba, por tanto, quedarse ese fin de semana con su madre que es día no apareció. Por ese motivo, padre e hija fueron a Segovia. Fue el sábado 29 de octubre cuando la madre viajó a Segovia a por su hija y se la llevó para estar con ella ese fin de semana en Gijón. Lo que se desprende de la hora de la muerte establecida por la autopsia es que al poco de poner un pie en casa le dio, supuestamente, ingentes cantidades de lorazepam que fueron mortales de necesidad.

En la cárcel de Brieva

Noemí Martínez Largo fue detenida sobre las nueve de la noche del 30 de octubre, domingo. Su hermano, Antonio Martínez Largo, había dado la voz de alarma al no saber nada de ella en todo el día. La Policía la encontró en su cama junto al cuerpo, ya sin vida, de Olivia García. El próximo 11 de abril pasará por Gijón para ser reconocida por el médico forense. Se encuentra desde hace varios días interna en la prisión de mujeres de Brieva, en Ávila. Es prácticamente seguro que se enfrentará a una condena de prisión permanente revisable acusada de haber matado a su propia hija.