ESTUDIO CIENTÍFICO

Una técnica experimental logra 'leer la mente' y traducir los pensamientos en palabras

Un equipo de investigadores instala electrodos en el cerebro de dos pacientes con tetraplejia para intentar captar sus pensamientos y traducirlos a un ordenador

Una mujer visita una exposición sobre el cerebro.

Una mujer visita una exposición sobre el cerebro. / EFE

Valentina Raffio

Valentina Raffio

La eterna fantasía de poder 'leer una mente' como si de un libro se tratara, o incluso de poder saber qué está pasando realmente por la cabeza de otra persona, podría estar mucho más cerca de lo que creíamos. Eso sí, sin necesidad de superpoderes y con una aplicación mucho más interesante de lo que hasta ahora se había planteado en los libros de ciencia ficción. Según anuncia este lunes un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, un estudio experimental ha logrado desarrollar un protocolo que permitiría leer el pensamiento de personas con tetraplejia que antes o después podrían perder la capacidad de hablar. "Estamos ante algo muy prometedor", explican los autores de este trabajo.

La técnica, descrita en un artículo publicado este mismo lunes en la revista 'Nature Human Behavior', consta de diferentes pasos. En primer lugar, se seleccionaron dos pacientes tetrapléjicos que aún tenían capacidad de hablar pero que, con el tiempo, podían perderla debido al empeoramiento de su condición. Los expertos implantaron en sus cerebros una serie de electrodos diseñados para registrar la actividad neuronal de varias áreas que, según apuntan otros estudios, podrían ser clave a la hora de procesar el lenguaje y articular el habla. A continuación se procesaron las señales neuronales mediante un conjunto de algoritmos avanzados de decodificación del lenguaje y, a partir de ahí, se consiguió traducir sus pensamientos tanto en textos escritos como en palabras dictadas por ordenador.

El estudio utilizó un conjunto de "algoritmos avanzados de decodificación del lenguaje" para traducir las señales neuronales en palabras concretas

Durante el experimento, se enseñó a los participantes un conjunto de varias palabras reales como "teléfono", "cuchara", "pitón" y "nadar", así como diferentes vocablos inventados como "nifzig" y "bindip". Algunas se presentaron de forma escrita y otras de forma hablada. Los voluntarios, a continuación, debían repetir en su cabeza dichas palabras hasta que los electrodos instalados en sus cerebros consiguieran captar las señales neuronales derivadas de este proceso y, eventualmente, pudieran traducirlas a un ordenador. Según explican los investigadores que han desarrollado este estudio, esta técnica consiguió descifrar con una precisión del 79% el pensamiento de un participante pero solo logró un 23% de aciertos en el caso del otro.

Traducir esa "voz interior"

El objetivo de este estudio, tal y como argumentan sus impulsores, es intentar 'decodificar' el "proceso de habla interna". Es decir, esa voz interior con la que muchas personas (aunque no todas) articulan sus pensamientos. Una de las claves para lograrlo es entender mejor cómo funciona este fenómeno, en qué áreas del cerebro se desarrolla y, sobre todo, cómo se refleja este diálogo interior en la actividad neuronal. La siguiente incógnita será entender si estos procesos son universales y se dan de la misma forma en todos los seres humanos o si, por el contrario, el cerebro de cada persona articula este fenómeno de forma diferente.

Los expertos afirman que este tipo de herramientas podrían ser clave para ayudar a pacientes que han perdido la capacidad del habla

"Estamos ante una prueba de concepto muy prometedora que, algún día, nos podría permitir desarrollar herramientas para 'descifrar' el proceso de habla interna de una persona", afirma el equipo liderado por Sara Wandelt, primera autora de este trabajo, quienes recuerdan que estas herramientas podrían ser clave para personas que han perdido la capacidad de hablar. Según explican los especialistas que han liderado esta investigación, para lograrlo se necesita, por un lado, mejorar los mecanismos de decodificación y, por otro lado, ampliar la base de datos de vocabulario "comprensible" para las máquinas. Todo apunta a que harán falta años para lograrlo pero, al menos por ahora, el camino parece prometedor.