CONFLICTO EN ORIENTE MEDIO

Un judío sefardita que vive en España: "Mi sobrina salió a pasear al perro y Hamás la secuestró"

Aarón Israel explica que las autoridades vieron que su sobrina estaba raptada en Gaza a través de la localización de su teléfono móvil

Aarón Israel, en la concentración de la comunidad judía de València, tras leer el caso de su sobrina.

Aarón Israel, en la concentración de la comunidad judía de València, tras leer el caso de su sobrina. / M.A. MONTESINOS

Llana Gritzewsky, de 30 años, vivía y trabajaba en un Kibutz. Un Sabbath (sábado, día sagrado y de descanso para los judíos) decidió pasear a su perro, cuando varios terroristas de Hamás irrumpieron en su calle y la secuestraron.

Fue el pasado 7 de octubre, y desde entonces, Aarón Israel no sabe nada de su sobrina. Él es un judío sefardita afincado en València, y el pasado martes narraba la historia de su sobrina ante un centenar de personas de la comunidad israelí concentradas en la plaza de la Virgen de la ciudad. "Hola a todos, mi nombre es Aarón y tengo a mi sobrina secuestrada en Gaza ahora mismo", explicaba papel en mano.

Se enteraron de su secuestro gracias a la localización de su teléfono móvil, que marcaba que estaba en Gaza. Después salió a la luz su nombre. Sus padres no tienen ninguna informació de ella, pero temen lo peor, igual que su familia. "Lo más horrible que le puede pasar a una persona es tener que enterrar a un hijo", cuenta Aarón.

"Para mi la vida de un niño vale lo mismo sea judío, hindú, cristiano o musulmán", Aarón Israel

Ilana llevaba 7 años en Israel trabajando en el Kibutz, una especie de comuna gestionada colectivamente donde ella desempeñó trabajos en el campo, cuidando de niños o como lavandera, entre otros. Pero antes hizo la formación militar obligatoria. El ataque terrorista fue un shock para los 10 millones de habitantes de Israel. "El terrorista no solo busca hacer daño, también quiere meterte el miedo en el cuerpo para que no salgas de casa y no puedas hacer vida", cuenta. Y la principio lo consiguieron. El caos de las primeras horas fue muy angustioso para las familias del país. y lo sigue siendo ahora tras recibir la mala noticia. Junto a Ilana también secuestraron a Matan, su pareja.

"Los terroristas de Hamás han enviado a las familias de los secuestrados vídeos de su ser querido hechos con su propio teléfono móvil a través de las redes sociales, y en algunos de esos vídeos se podía ver cómo maltrataban a estas personas", cuenta Aaron. No ha sido el caso de Ilana, pero el no saber nada duele casi tanto como tener malas noticias. "Todo el mundo está en shock. Imagínate, una superviviente del holocausto que tenga que ver a su hija así", cuenta.

Durante la concentración celebrada esta semana, cientos de carteles con las caras, nombre y edad de los secuestrados por Hamás fueron colocados por la comunidad israelí para recordarles y reclamar que retornen a esas personas a casa.

El valor de una vida

Mientras tanto, la guerra continúa y Aaron reconoce que la factura la está pagando el pueblo palestino "que no ha hecho nada malo". Añade que le duelen especialmente las imágenes de niños y niñas en Gaza. "Para mí la vida de un niño vale lo mismo sea judío, hindú, cristiano o musulman", y pide buscar soluciones para parar la "carnicería".

Por otra parte, Israel no rechaza de plano la acción de su Gobierno. Explica que, aunque duela, "esta es la única manera de deshacerse de Hamás", y cree que parar de un día para otro solo serviría para que el grupo terrorista se rearme. También critica que "a Hamás no le importa en absoluto su gente, por eso se esconde en túneles en Gaza y usa a su pueblo como escudo humano".

Pese a que reconoce que la polarización en el territorio es extrema, piensa que "la sociedad israelí sabe que no hay otra solución a esto que los dos estados. Está claro que no podemos convivir, pero debe haber una manera de encontrar la paz", cuenta.

Vivir una guerra

Aarón, que está jubilado, cuenta que ya le tocó vivir una guerra con 18 años, la del Yon Kippur. "El pueblo israelí ya está acostumbrado porque siempre ha vivido acosado. De repente estabas tomando un café en Tel Aviv y caía una bomba", cuenta.

Pero esta última acción de Hamás es distinta en su opinión. "No es lo mismo que las bombas, que puedes tener la desgracia de que te caigan. Esta vez han entrado a las casas de la gente, a secuestrarles y a matarles a la hora del desayuno". A pesar de todo esto, Israel reivindica "entendimiento entre ambos lados cuando acabe el trauma!".

El judío también reconoce que hay un problema con la existencia de Hamás. "Son como el ISIS. Terroristas cuyo objetivo es la destrucción de Israel. No respetan a la mujer ni a los homosexuales. No queremos ni debemos convivir con esa gente, habría que encontrar una alernativa", explica el hombre, que aclara que ellos no están en contra del pueblo palestino, sino en contra de Hamás.