POLÍTICAS CONTROVERTIDAS

El combate contra la inmigración, la última bala de Rishi Sunak para remontar en las encuestas

El objetivo de Sunak es convencer a los votantes más cercanos al ala dura del partido, que votaron en su gran mayoría a favor del Brexit, de que su plan está funcionando

El primer ministro británico, Rishi Sunak, en una rueda de prensa desde un atril con el lema 'Stop the boats'

El primer ministro británico, Rishi Sunak, en una rueda de prensa desde un atril con el lema 'Stop the boats'

El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha hecho del combate contra la inmigración su principal reclamo de cara a las próximas elecciones generales en el Reino Unido, previstas para finales de año. La aprobación de medidas polémicas como el uso de la barcaza Bibby Stockholm o la reciente Ley de Seguridad de Ruanda --que trata de evitar nuevos bloqueos judiciales a la deportación de solicitantes de asilo al país africano-- son sólo algunas muestras de la fijación del Gobierno por frenar la llegada de inmigrantes al país, tanto por la vía legal como ilegal, y de sus intentos por recuperar a unos votantes que dieron una aplastante mayoría absoluta al Partido Conservador en 2019.  

El objetivo de Sunak es convencer a los votantes más cercanos al ala dura del partido, que votaron en su gran mayoría a favor del Brexit, de que su plan está funcionando. Pero el primer ministro está lejos de lograrlo, al menos por ahora. El uso del Bibby Stockholm y de bases militares en desuso para acoger a los solicitantes de asilo ha estado plagado de contratiempos y de disputas judiciales que han elevado la factura total y la han situado muy por encima de lo previsto. 

Coste excesivo

Según la Oficina Nacional de Auditoría (NAO), un organismo independiente encargado de monitorizar los planes del Gobierno, el coste total del uso de estas instalaciones ascenderá a más de 1.200 millones de libras (1.400 millones de euros), 64 millones de libras más de lo que costaría mantener en hoteles a los solicitantes de asilo. El informe de la NAO, publicado a finales de marzo, indica que el Ejecutivo ya se ha gastado 230 millones de libras en adaptar el Bibby Stockholm y tres bases militares a su nuevo uso, aunque por ahora tan sólo dos de estas instalaciones están acogiendo inmigrantes (un total de cerca de 900 personas a finales de enero).   

A pesar de prometer que el uso de estos espacios abarataría los costes para los contribuyentes británicos, el Ejecutivo insiste en que su principal propósito es que esta medida actúe como elemento disuasorio para frenar la llegada irregular de inmigrantes. Algo que, por ahora, tampoco está consiguiendo. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, más de 6.200 personas han llegado al Reino Unido a través del Canal de la Mancha en lo que llevamos de año, lo cual representa un aumento del 24% respecto al mismo período del año anterior. 

El Gobierno confía en que la puesta en marcha de las deportaciones a Ruanda, prevista para principios de julio, sirva para reducir estas cifras. Pero los retrasos en la tramitación de la Ley de Seguridad de Ruanda, aprobada esta semana en el Parlamento tras casi cinco meses de negociaciones, han dejado poco margen de maniobra a Sunak, quien tendrá muy difícil demostrar que su plan de deportaciones es efectivo antes de las elecciones. 

Encuestas en contra

Por ahora las encuestas dan una clara ventaja al Partido Laborista, que obtendría un 44% de los votos, muy por delante del Partido Conservador, con un 23%. La principal preocupación de los 'tories' es el auge de Reform UK, el partido de derecha populista, que lograría hasta un 12% de los votos y se situaría como tercera fuerza política en el Parlamento, por delante de los liberaldemócratas. "El partido Reform UK ha empezado a subir en las encuestas desde que los conservadores se centraron en este asunto [reducir la inmigración] en noviembre del año pasado [cuando el Tribunal Supremo tumbó el plan de deportaciones a Ruanda]. Promocionar una política que muchos votantes ven como un fracaso no es necesariamente la mejor forma de proceder", aseguraba esta semana a la radio LBC el analista político John Curtice

El primer ministro ha encontrado detractores incluso dentro de su propio partido, quienes le exigen una mayor contundencia en el combate contra la inmigración y piden la salida del Reino Unido del Convenio Europeo de los Derechos Humanos. La exministra del Interior Suella Braverman, miembro del ala dura de los 'tories', ha sido especialmente crítica con la política del Gobierno desde su destitución el pasado noviembre y ha cargado con fuerza contra la nueva ley de deportaciones a Ruanda. "Es totalmente defectuosa, tiene demasiadas lagunas", aseguró a la BBC esta semana. Sunak se aferra al combate contra la inmigración como su última bala para tratar de remontar en las encuestas, consciente de que en su partido algunos ya piensan en su sucesor.