PEDIATRÍA

El 80% de los niños que sufren un ictus queda con secuelas y con poca cobertura de la sanidad pública

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Madrid reclama más recursos: si un menor sufre un ictus, tras la fase aguda, a partir de los seis meses, cada familia debe correr con los gastos de rehabilitación que algunas no pueden afrontar

11 propósitos saludables para mejorar la salud de los niños

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Nieves Salinas

Nieves Salinas

El ictus no sólo afecta a los adultos. Aunque la incidencia del ictus pediátrico -hasta los 18 años- es muy baja, de 2 a 13 casos por cada 100.000 habitantes en España, los fisioterapeutas madrileños llaman la atención sobre la necesidad de actuar con rapidez en caso de que un niño sufra un episodio de este tipo por sus nefastas consecuencias. Es vital, aseguran, para reducir las secuelas neurológicas, que afectan al 80% de pequeños pacientes que pasan por esta situación. Además, piden más recursos en la sanidad pública. Pasada la fase aguda, a lo seis meses, son las familias las que deben correr con los gastos de rehabilitación. Y muchas, denuncian los sanitarios, no pueden costearlo.

En España, unas 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales al menos un 15% fallecen y, entre los supervivientes, en torno a un 30% queda en situación de dependencia funcional. Son datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Además, esta enfermedad es la primera causa de discapacidad, la segunda causa de muerte y la segunda causa deterioro cognitivo en la población adulta. La prevención es clave: los neurólogos estiman que, en la próxima década, se producirá un aumento del 34% en el número de ictus, un incremento de un 45% de muertes por la enfermedad y un aumento del 25% en el número de supervivientes de ictus con discapacidad en Europa.

También en niños

Según explica Ana Herrero de Hoyos, presidenta de la Comisión de Neurología del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), se piensa que sólo afecta a adultos. En esos casos "se acude a Urgencias con rapidez, pero existe menos información sobre la posibilidad de que ocurra a niñas y niños. El tiempo de reacción suele ser más lento, lo que aumenta las posibilidades de que las secuelas sean mayores".

Para concienciar sobre este riesgo, los fisioterapeutas de Madrid están realizando una campaña, junto con el Hospital Beata María Ana y la Fundación Sin Daño, que atiende a niños con daño cerebral adquirido y a sus familias. Quieren visibilizar los síntomas de un posible caso de ictus infantil para abordar cuanto antes el tratamiento y reducir esas secuelas que afectan al 80% de los menores que sufren un episodio de este tipo.

Es fundamental que se actúe ante un ictus pediátrico en un plazo máximo de dos horas desde el inicio de los síntomas

Son pocos, matiza el CPFCM. En la Comunidad de Madrid se diagnostican unos 29 casos al año. "No queremos alarmar, pero sí prevenir. El diagnóstico precoz es la principal herramienta para limitar el daño cerebral. Es fundamental que se actúe ante un ictus pediátrico en un plazo máximo de dos horas desde el inicio de los síntomas, ya que a partir de entonces se empiezan a necrosar neuronas. Cuanto más tiempo pase, mayores serán las lesiones y las secuelas", indica Ana Herrero de Hoyos.

Las señales de alarma

Entre las señales de alarma, detallan los fisioterapeutas, que a un niño le cueste mover la mitad del cuerpo, que se le tuerza la boca en exceso; o que le cueste hablar, entender o ver bien de forma repentina. En todos estos casos es conveniente avisar al 112 o acudir a Urgencias lo más rápido posible; preferiblemente, a unidades especializadas, para descartar un ictus pediátrico o abordarlo si se confirma. En la Comunidad de Madrid tienen estas unidades los hospitales Gregorio Marañón, 12 de Octubre y La Paz.

Desde 2019, existe un Código de Ictus Pediátrico en la Comunidad de Madrid y los fisioterapeutas piden su aplicación generalizada

Además, desde 2019, existe un Código de Ictus Pediátrico en la región. Su aplicación generalizada, aseguran los sanitarios, "paliaría en gran parte el problema actual, con población infantil gravemente afectada en los centros de neurorrehabilitación y con lesiones neurológicas irreversibles que, a largo plazo, desencadenarán otras secuelas".

El colegio profesional advierte que, mientras que la investigación" ha determinado patrones de riesgo en el ictus adulto, como el consumo de tabaco, la obesidad o la edad, aún no se han identificado las causas en el ictus pediátrico". Se conocen algunas, como cardiopatías genéticas, los accidentes, algunos procesos infecciosos y problemas de coagulación. Un aumento de la investigación en este campo, subrayan, permitiría conocer qué niños pueden estar más predispuestos, para aumentar la vigilancia en estos casos.

Las lagunas sanitarias


Una vez que se ha producido el ictus pediátrico, el papel de la fisioterapia es clave. Interviene, desde el primer momento, dentro del equipo interdisciplinar de neurorrehabilitación, para intentar minimizar las secuelas. Aborda la parte motora, intentando que el niño recupere la máxima función posible, para reducir los grados de discapacidad. En estos equipos, explica el colegio, actúan otros sanitarios, como neurólogos, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales y logopedas, según el grado de afectación, que puede llegar a problemas respiratorios, digestivos, cognitivos, daños a nivel motor, pérdida de movilidad…una situación que afecta a la familia y a todo el entorno.

Durante la fase aguda, que dura entre tres y seis mesesla intervención de la fisioterapia es vital para lograr la máxima funcionalidad posible. A partir de ese periodo la fisioterapia es muy necesaria en una etapa de mantenimiento, que suele necesitar el paciente durante toda su vida: previene deformidades que con el paso del tiempo le impedirán realizar actividades cotidianas, promueve que disminuya el grado de dependencia y favorece su inclusión social, añade Ana Herrero de Hoyos.

Fisioterapeuta, la adaptación del entorno o sillas de ruedas...son algunos de los gastos que las familias no pueden afrontar

Dentro de esta campaña, el CPFCM -una organización que representa a más de 11.600 fisioterapeutas- también reclama un mayor apoyo de la sanidad pública, que actualmente sólo cubre la fase aguda, de manera que cada familia tiene que correr con todos los gastos a partir de los seis meses del ictus, que incluyen la asistencia del fisioterapeuta, la adaptación del entorno o sillas de ruedas cuando es preciso. "Si no reciben ese tratamiento global a lo largo de su vida, los niños van a caminar mal, moverse mal, van a ir surgiendo deformidades, dolores…, y muchas familias no pueden asumir esos costes", advierte Herrero de Hoyos.