VIRUELA DEL MONO

La OMS cree que el brote de viruela del mono aún puede detenerse

La Organización considera que estamos a tiempo de parar la enfermedad y reclama unidad internacional

Un test de la viruela del mono.

Un test de la viruela del mono.

Héctor González

Héctor González

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este sábado una emergencia sanitaria internacional, su máximo nivel de alerta, por el actual brote de viruela del mono, que suma ya más de 16.000 casos (cinco de ellos mortales) en 75 países, muchos de ellos en Europa, donde la enfermedad no era endémica.

Este martes, la organización afirmó que todavía es posible detener la expansión de la enfermedad aplicando "las estrategias correctas en los grupos correctos". Pero "el tiempo pasa y todos tenemos que trabajar juntos para que eso suceda", advirtió la Dra. Rosamund Lewis, líder técnica de la OMS sobre la viruela del mono, durante una conferencia de prensa en Ginebra.

Asimismo, según Lewis señaló, se debe evitar el estigma y la discriminación, ya que eso perjudicaría la respuesta a la enfermedad. “Es realmente importante tener en cuenta también que el estigma y la discriminación pueden ser muy dañinos y tan peligrosos como cualquier virus”, alertó la doctora.

Y es que, si bien “por el momento, el brote todavía se concentra en grupos de hombres que tienen sexo con hombres en algunos países, ese no es el caso en todas partes”, explicó Lewis.

Mayor coordinación de vacunas

La OMS estaba trabajando con los Estados miembros y la Unión Europea en la liberación de vacunas, así como con los países asociados para desarrollar un mecanismo de coordinación global.

El intercambio de vacunas debe hacerse de acuerdo con las necesidades de salud pública, país por país y lugar por lugar. Y es que "no todas las regiones tienen la misma epidemiología".

Según la doctora, los países con capacidad de fabricación de herramientas de diagnóstico, vacunas o terapias contra la viruela y la viruela del mono deben aumentar la producción. Asimismo, deben trabajar coordinadamente con la OMS para "garantizar que estén disponibles en función de las necesidades de salud pública, la solidaridad y a un precio razonable para los países donde más se necesitan".