20 ANIVERSARIO

La intrahistoria de 'Días de Fútbol', la comedia de barrio que "buscaba el feísmo" que se convirtió en película de culto

Buena parte de la crítica la machacó, pero la opera prima de David Serrano triunfó en taquilla y sigue ganando adeptos en las nuevas generaciones: "Era una película muy marciana... el rodaje fue muy complicado"

"Hacer una buena película es dificilísmo, pero hacer hacer una que perdure en el tiempo es algo que consiguen muy pocas", dice Roberto Álamo, uno de sus protagonistas

El actor Roberto Álamo y el director David Serrano posan en el madrileño barrio de La Elipa de Madrid donde se rodó 'Días de fútbol'.

El actor Roberto Álamo y el director David Serrano posan en el madrileño barrio de La Elipa de Madrid donde se rodó 'Días de fútbol'. / ALBA VIGARAY

Roberto Bécares

Roberto Bécares

 - A mí lo de “Ramón, calvo, cabrón” me lo siguen diciendo en muchos sitios... hasta en rodajes me preguntan que cuándo se hace la segunda parte. Hay mucha gente que se sabe los diálogos de memoria, que te viene y te dice que son fans de siempre o que tienen un amigo que lo es. Es flipante, si han pasado 20 años...

La boina y las gafas de sol bajo las que está parapetado Roberto Álamo, espaldas anchas, estética latina del Bronx de los 60, uno de los actores más brillantes de nuestro país -dos Goyas en su haber-, no evitan que una vecina mayor se acerque a darle la “enhorabuena” por su carrera. A él le pilla a contrapié mientras apura su café con leche en la cafetería Argayo. Varios grupos de jubilados desayunan a su aire mientras suena una canción de Jon Secada. Estamos al lado del metro de La Elipa, un barrio trabajador de Madrid a apenas cinco minutos en coche de la Puerta de Alcalá, pero donde el café sigue valiendo 1,40 euros; eso sí, no hay leche desnatada, ni exquisiteces de esas viene a insinuar con sequedad la camarera con su “solo hay leche normal”.

“Es que”, le toma la palabra el director de cine y guionista David Serrano, “es muy curioso. Mucha gente de veintitantos años se han convertido en fans de la peli. Los amigos de Ricardo Gómez [conocido por su papel de Carlos Alcantara en Cuéntame y que no ha cumplido los 30] son superfan, por ejemplo. Es algo que no me podía imaginar. Lo que me ha pasado con ‘Días de fútbol’ no me ha pasado con nada en la vida”. David y Roberto son muy amigos. Ya lo eran antes de rodar juntos ‘Días de Futbol’, la quinta comedia más vista en la historia de nuestro cine (2.780.000 millones de espectadores), cuyos maravillosos personajes y diálogos, que dibujan muy bien a las pandillas de barrio de los dosmiles [de chicos y de chicas], han quedado suspendidos en el tiempo, convirtiéndola, para muchos fans, en una película de culto.

Costumbrismo

“Yo lo digo y lo defiendo ante quien sea. ‘Amanece que no es poco’, desde el surrealismo y, ‘Días de Fútbol’, desde el costumbrismo, son las mejores comedias del cine español”, sostiene el periodista, presentador y humorista Quique Peinado. “Es nuestro Gran Lebowsky… es algo muy loco, yo creo que ni ellos mismos eran conscientes de lo que crearon. No visualizaron el ganar. Pero se alinearon los astros. Eran los actores perfectos para hacer esos papeles, justo en ese momento”, asegura el también presentador y humorista Dani Mateo.

Ernesto Alterio y Fernando Tejero, durante el rodaje de 'Días de fútbol'.

Ernesto Alterio y Fernando Tejero, durante el rodaje de 'Días de fútbol'. / EPE

Muy pocos en el equipo pensaban en el éxito que iban a tener cuando se pusieron a rodar aquellas siete semanas en el barrio de La Elipa, donde vivían los abuelos de David y su tío, cristalero de profesión. Pidió a todo su equipo que no acudiera allí mirando por “encima del hombro” a nadie. Ni demonizando el barrio ni romantizándolo. Aquel era un barrio como cualquier otro, donde la gente trabajaba, tenía sus penas y alegrías, lloraba y reía, como en cualquier lugar. “El cine español ha pecado muchas veces de eso, de directores que no han pisado un barrio en su vida y te llegan a hacer una película y dices ‘hombre, es que eso no es’”.

"¿Tú eres el actor? Pues a mí no me actúes, a mí no me actúes" (Serafín)

Tras ser el guionista de la taquillera ‘El otro lado de la cama’ (2002), David dirigía su primera película, de la que también escribía el guión. Estaba nervioso, inseguro. Tenía 26 años. Era el más joven del rodaje. En el reparto había actores que ya comenzaban a tener luz propia, como Natalia Verbeke, Alberto Sanjuan o Ernesto Alterio; para otros, era su primer gran papel, como Álamo: “Había estado en alguna peli, pero era el primer personaje en el que decía más de dos frases”. Viéndolo en perspectiva, el reparto aquel, cimentado en los actores de la compañía de teatro Animalario, que ya había logrado éxitos en la escena teatral madrileña, era brutal. Incluso unos entonces desconocidos Antonio de la Torre y Javier Gutiérrez, ahora reputadísimos actores, tenían un pequeño cameo. En total, los actores de la cinta han sumado once Goyas a lo largo de su trayectoria. Pocas películas (o seguramente ninguna) puede presumir de juntar tanto talento.

“Casi todos venían de la Escuela de Cristina Rota, pero aunque tuvieran un método similar eran actores muy distintos, porque son personas muy distintas. Lo complicado fue conseguir un color, que hubiera unidad”, detalla el director, que todas las noches llamaba a Roberto para hablar del rodaje, de las cosas que no carburaban. Para maldecir. Para cagarse en la leche.

- Me decía ‘estoy mal’, ‘esto es una mierda’, me echaba la bronca…-, recuerda Álamo

- Fue incluso más lamentable que eso -añade David-. Como yo tenía mucha confianza con él y él es una persona muy segura a la hora de afrontar su trabajo, que no se flagela cuando algo le sale mal, quedamos en que en uno de los primeros días de rodaje le iba a gritar mucho para que la gente me respetara. Quedamos en que le haría un gesto, y cuando hizo algo, no recuerdo si coger un botijo o algo así, empecé a gritarle desaforadamente: “¿Por que no te concentras?” “¡Tenemos que ser serios!”. Y el equipo pensando “menudo director más gilipollas”.

Natalia Verbeke, Ernesto Alterio y Nathalie Poza durante el rodaje de 'Días de fútbol'.

Natalia Verbeke, Ernesto Alterio y Nathalie Poza durante el rodaje de 'Días de fútbol'. / EPE

Los dos se ríen. Serrano aclara que en todas las charlas de dirección que ha dado en su vida siempre pone este caso como “ejemplo de lo que no se debe hacer nunca”. “Es que fue un rodaje muy complicado, lo primero”, detalla el director, “por la forma de rodar, en plano secuencia, hablando mucha gente, eso hacía 20 años no se hacía; además no lo hice con steadycam sino con traveling. En ese momento se rodaba en celuloide y era muy caro cuando se repetía una toma, desde producción me decían que nos pasábamos todos los días de negativo… fue horrible. Llamaba todos los días a Roberto para decirle que todo era una mierda y él me tranquilizaba. Es que solo había tres personas que creían en la peli. Él, Walter Prieto, ayudante de dirección, y Tejero, que decía todos los días ‘Esto va a ser un pelotazo’”.

Tú me dices que ahora es de día y para mí es de día, porque con dos que se quieran con uno que coma basta (Serafín)

Premio Goya

No le faltaba razón. Tejero ganó el Goya a mejor actor revelación [el único cabezón conseguido por la peli de las cinco nominaciones] por aquel papel de buscavidas pícaro con buen corazón. Fue su presentación al gran público. Para todos, en verdad, fue un espaldarazo en su carrera. “Para mí fue la película que me abrió las puertas a trabajar asiduamente. David me ha dicho muchas veces medio en broma medio en serio que le debo mi carrera”, suelta sonriendo Álamo.

Siendo un guión con diálogos tan vertiginosos y tantos personajes, era muy importante que todo estuviera muy afinado, por eso Serrano alquiló un local en el barrio y se tiraron un mes repitiendo las escenas una vez tras otra. Luego cenaban y echaban un partidillo, porque claro, los protagonistas tenían que jugar al fútbol. Y ahí vino otro de los problemas. La mayoría no sabían darle una patada al balón. “Tú eres malo cuando sabes jugar y eres malo, pero es que ellos no habían jugado en la vida. Lo de Alberto era increíble. Tenía la pelota ahí, en el suelo, y no le daba”, rememora todavía sorprendido Álamo, el único que había jugado al fútbol antes. “Y yo no era Modric, pero es que ellos...”.

En el vídeo del ‘making of’, que grabaron un año después de la peli para añadir a una reedición especial del DVD del film, Alterio lo describía muy bien así: “Estuvimos entrenando un mes para empezar a ser malos”. De hecho, en la primera versión del guión ellos ganaban todo, porque “cuanto peor les iba en la vida”, explica Serrano, “mejor jugaban, pero cuando les vi me quería pegar un tiro”.

Durante ese mes de ensayo, David iba puliendo el guión a base de las propias improvisaciones de los actores, a lo que les dijo que ningún personaje diría una frase que no quisieran decir. En esas sesiones interminables de aquel local, entre las volutas de humo de los cigarrillos, iba apuntando las cosas “más o menos brillantes que decían”. Una noche, durante una cena, Alterio y Tejero se pusieron a improvisar con sus personajes más de hora y media. “Solo línea de pensamiento. Fue algo increíble. Mira, fue aquí, aquí ponían una mesa alargada”, se dirige el director a Álamo mientras acudimos a un recodo de arena de uno de los edificios donde estaba y está la terraza de La Paloma, el bar que frecuentaban y donde grabaron la primera escena de la película, la del reencuentro de los amigos tras la salida del personaje de Alterio de la cárcel, Antonio. Tras volver al barrio, Antonio trata de espolear a unos colegas a los que ve perdidos y entre los que hay de todo: conformistas, caraduras, vacilones, inmaduros… Cada actor tuvo la oportunidad de hacer crecer su personaje.

“Eso solo lo hacen los grandes directores. Dejar volar al actor”, añade Álamo sobre las improvisaciones, “porque es la única manera de aprovechar lo humano que tienen; él y Sorogoyen lo hacen”. “Las improvisaciones lo mejor era hacerlas en los ensayos, luego es imposible con ocho personajes metiendo frases”, relata Serrano sobre unos días donde los integrantes del equipo se empezaron a convertir en “celebridades” en el barrio, en el que no se había grabado una película desde los 80. Incluso al abuelo de David le llegaron a reconocer vecinas como “ese señor del cine” porque bajaba todos los días a ver las grabaciones y se juntaba con el equipo.

Amigos

Fue un rodaje a tumba abierta. Todos eran amigos de antes. Algunos íntimos. Y al decirse las cosas, a veces, no “había filtro”. Ni para lo bueno, ni para lo malo. Porque no hay nada tan cruel ni tan maravilloso como los amigos de siempre. A David le llegaban incluso actores a quejarse de sus compañeros en plan chivota, como si estuvieran en clase y él fuera el profesor. En el prólogo del guión de la película, editado por la librería Ocho y medio, Sanjuan lo definía muy bien recopilando algunas de las frases que se decían entre escena y escena: “Sólo te preocupas de tu personaje”. “¿Y tú?”. “No, yo me preocupo de la película”. “Yo no pienso ponerme esa camiseta”. “Cada vez que hay que cortar me quitas texto a mi, como yo no me quejo”. “¿Empezamos?”. “Bueno, yo es que he quedado, no te importa”. “A mi me parece más importante mi personaje que el suyo”.

El actor Roberto Álamo y el director David Serrano posan en una de las zonas de La Elipa donde grabaron 'Días de Fútbol'

El actor Roberto Álamo y el director David Serrano posan en una de las zonas de La Elipa donde grabaron 'Días de Fútbol' / ALBA VIGARAY

¿Pero cuál fue la clave de su éxito? Sin duda, uno de los factores más importantes es lo real que era, lo pegada que estaba a la calle, a las conversaciones de barrio. Seguramente solo Daniel Sánchez Arévalo ('Azuloscurocasinegro', 'Primos', 'La Gran Familia Española'…) y Dani Guzmán ('A cambio de nada', 'Canallas'…) hayan sabido meter en el frasco de una peli las esencias de las calles como hace Serrano. Otra, que representaba a la perfección a una generación concreta, la nacida en la década de los 70 o un poco antes. Que rondaba entre los 20 y los 30 años cuando se estrenó la película. Una generación en tierra de nadie.

“Retrató muy bien nuestra generación. De alguna forma todos hemos sido ellos y ellas alguna vez”, relata Dani Mateo sobre una generación que representaba “la transición entre la España de los 80 y la de los 2010”. “Éramos hijos de un mundo que moría y que a la vez se quedaba a las puertas de otro que nacía. Es que, fíjate, era en el 2000, cuando, además, estábamos en plena burbuja del ladrillo. Nuestra generación éramos como perros callejeros a los que les había ido bien, tíos quinquis que manejaban dinero y se iban de borrachera. Una generación de perdidos, de orangutanes y orangutanas con buen fondo”.

Generación

“No recuerdo ninguna peli que hable de esa generación y de los chascarrillos que se decían, de cómo se relacionaba la gente, de los temas de conversación. Es difícil que pase el tiempo por ella”, apostilla Álamo, que estima que “hacer una buena película de humor, que la vea y me siga riendo, es dificilísimo, pero hacer una, ya sea comedia o drama, que perdure en el tiempo como esta es algo único. ¿Cuántas pelis no pasan como flechas en la oscuridad de la noche?”. “La película es rotundamente de barrio y lo refleja muy bien la estética, es perfecta. La película muestra muy bien la dinámicas de las pandillas de tíos y tías, de afrontar la intimidad, y de las relaciones entre ellos”, añade Peinado.

"Si no visualizamos el ganar, si no vemos la victoria, esto es una mierda, la más grande que hemos hecho en nuestra puta vida" (Antonio)

Otra de las claves es sin duda la química que había entre los actores. “Me pongo a pensar”, reconoce Álamo, “y yo nunca he sentido tanta plenitud rodando algo. Éramos amigos íntimos. Estábamos todos el día juntos y no dejábamos de salir. Si hoy me dijeran que hacemos la segunda parte para mí sería la felicidad”.

- Pues ahora seguramente el que no quiera hacerla soy yo-, matiza David, que llegó a escribir un guión para la segunda entrega junto a Diego San José, pero Telecinco no quiso. Ahora, afirma, es “tan bonito” lo que está pasando con ‘Días de futbol’, que rodarla “igual sería estropearlo”.

Alberto Sanjuan y Pilar Castro, en el rodaje de 'Días de fútbol'.

Alberto Sanjuan y Pilar Castro, en el rodaje de 'Días de fútbol'. / EPE

Estrenada en julio de 2003, el éxito de taquilla de ‘Días de Futbol’ fue brutal, desde el primer momento, aunque le hizo muchísimo daño el top manta y parte de la crítica la machacó. “Hicimos un pase en Málaga y la gente reaccionó bien pero no fue estratosférico. El sábado, Ernesto me llama y me dice que le han parado por la calle. Al día siguiente alguien va al cine y dice que la gente se pone a aplaudir al acabar la peli. El domingo nos llaman desde la productora y nos dicen que vamos segundos, que vamos bien”, rememora Serrano.

“No lo esperábamos, era una película muy marciana, muy seca en algunas cosas. En la forma que estaba realizada... buscábamos el feísmo”, relata Serrano, que lo razona: “Abro la película con el plano más feo de la historia, con Natalia y Alberto en la cama, y puse un clavo encima de ellos, ¡un clavo!”. Para Dani Mateo incluso en eso acertaron porque era una “época muy fea aquella, la de los videoclips de Melendi o los looks de Bisbal en OT 1. Era hortera y precioso a la vez”. Lo curioso es que para Serrano la película ni siquiera estaba concebida como una comedia en ‘stricto sensu’. “Era una película realista, oscura. Yo les decía que era una mezcla entre Bergman y Los Morancos. Y salió sorprendentemente bien”, prosigue el director.

Poco tiempo después del éxito rodaron ‘Días de cine’ (2006), con buena parte del elenco de la anterior. El batacazo fue morrocotudo. De crítica y de público. “Fue tal fracaso que rompimos un grupo que podría haber seguido haciendo pelis, al menos dos más. Pero nos marcó mucho. Hizo muy difícil continuar. Tengo una espinita clavada por eso. Era una generación irrepetible, que manejaba muy bien la comedia, con Nathalie Poza, Lola Dueñas. Secun de la Rosa, Pilar Castro...”, suelta Serrano, que desde entonces se ha dedicado con mucho éxito al teatro y a los musicales [el año pasado estrenó la comedia ‘Voy a pasármelo bien’, que tuvo bastante aceptación].

Para Roberto Álamo, sin embargo, dejar de trabajar juntos fue algo natural, inevitable. “Yo, fíjate, no creo que ese grupo se cierre porque ‘Días de cine’ no hiciera una buena taquilla”, tercia el protagonista de ‘Que Dios nos perdone’, sino “porque nos alejamos unos de otros, por las propias mezquindades del ser humano, por la propia vida”.

- ¿Y David, por qué al final el personaje de Alberto [Jorge] no se va con Pilar Castro [Bárbara]?

- Pues porque en la vida no te vas.

De alguna manera, al final el protagonista está condenado por su propio destino. Porque ‘Días de fútbol’ era acaso no más que eso, la vida. Y la vida va mucho de perder. “Todos los personajes de la película”, sostiene Peinado, que también cree que el público se siente reflejado en alguno de esos personajes durante el largometraje, “son perdedores. No tienen un atisbo de ganador, porque la inmensa mayoría, en el día a día, en los barrios, somos perdedores”. “Esa generación era la Holanda de Cruyff, que jugaba muy bien pero pedía la final. Estábamos a las puertas de que todo se desmoronara. Éramos un accidente a punto de ocurrir”, añade Mateo, que lleva semanas preparando un homenaje a la cinta, que como Peinado y como tantos otros se la ha visto varias veces -y seguirá haciéndolo-. “La dirección y el nivel de los actores son una cosa de locos. Los personajes están muy bien exprimidos, son muy paródicos y muy creíbles, pero son tan finos y tienen tantos detalles que necesitas verla varias veces”, concluye Peinado.  

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