DEBATE EN LAS INSTITUCIONES EUROPEAS

La oficialidad del catalán en la UE acentúa el pulso entre Puigdemont y ERC de cara a la investidura

Las rencillas entre los dos exsocios del Govern volvieron a aparecer, en forma de felicitación y ataque a los socialistas intercambiándose los papeles a los que se tenían acostumbrados

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / EP

El debate sobre la oficialidad del catalán en la UE se marcó como una condición indispensable para forjar el pacto por la Mesa del Congreso. Junts exigía un ‘cobro por adelantado’, un gesto comprobable del Gobierno de cara a los Veintisiete antes de ofrecer sus votos a la presidenta de la Cámara baja, Francina Armengol. Este martes iba a comprobar si España era capaz de lograrlo, pero las dudas de varios países aplazaron la discusión. Lejos de ver un fiasco, Junts y el propio 'expresident' Carles Puigdemont aplaudieron al Ejecutivo en funciones agradeciendo su “esfuerzo” y alegando que lo que sí había conseguido era que no fuera un asunto vetado, aunque no fuera "suficiente" a tenor del resultado. ERC, por el contrario, y a cuenta precisamente de la celebración en Junts, elevó el tono contra el PSOE. Las rencillas entre los dos exsocios del Govern volvieron a aparecer, en forma de felicitación y ataque a los socialistas intercambiándose los papeles a los que se tenían acostumbrados, y, de fondo, los necesarios equilibrios de todos los actores para gestionar interna y externamente las conversaciones para la investidura de Pedro Sánchez.

El giro del relato de Junts tiene que ver con la voluntad pactista del partido y con una actitud de justificar ante sus bases que el PSOE se mueve porque la posconvergencia exige. El acuerdo con los socialistas firmado en agosto para designar a Armengol incluía como contrapartida que el Gobierno pidiera la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera en la UE y el ministro de Exteriores registró ese mismo día la petición a la Comisión Europea. En aquella jornada, la presidenta de Junts, Laura Borràs, respondió a las quejas del independentismo más crítico con cualquier pacto con el PSOE que si el catalán no se convertía en lengua oficial, Junts no investiría a Sánchez. 

Ese compromiso fue tan explícito que ahora Junts dispone de una sola vía para seguir negociando sin que parezca que ha faltado al compromiso de Borràs: aseverar que sí, que el catalán está en camino de ser reconocido como una lengua oficial en la UE. De ahí que el mensaje de la líder en el Congreso, Míriam Nogueras, fuera de agradecimiento al Gobierno por los pasos dados en pro de la oficialidad en las instituciones europeas por mucho que esta no sea fácil ni mucho menos inmediata ante las reticencias económicas, administrativas y políticas de diversos miembros de la Unión. Incluso el 'expresident' Puigdemont avaló la gestión socialista afirmando que "nunca se había llegado tan lejos y nunca antes tantos países de la UE se habían mostrado favorables" a la lengua catalana, aunque rebajó la felicitación de Nogueras y matizó que lo cosechado por el Gobierno en la UE era "insuficiente".

Nunca se había llegado tan lejos y nunca antes tantos países de la UE se habían mostrado favorables

Carles Puigdemont

— 'Expresident' y eurodiputado de Junts

Junts mantiene oficialmente que no hay giro de guión ni incoherencia alguna y sostiene en todo este proceso de prenegociación formal con el PSOE que su manera de actuar es diferente de la de ERC porque se consigue más y mejores réditos en términos soberanistas que los que obtienen los republicanos. Pero las voces más moderadas de la dirección de JxCat pronostican que el tumbo de este martes es solo el inicio de un proceso de cambio interno que vivirá nuevos capítulos.

Hay precedentes. Puigdemont, en su conferencia en Bruselas, evitó situar el referéndum como una condición ‘sine qua non’ para la investidura, por mucho que Nogueras, en campaña electoral, sostuviera que solo apoyaría a Sánchez si transfería a Catalunya las competencias para celebrar un referéndum de independencia. Desde el Congreso, la parlamentaria de Junts deslizó que la autodeterminación estará sobre la mesa "las próximas semanas".

ERC se desmarca

Esquerra, en cambio, marca perfil. Ante el PSOE y ante Junts. La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, culpó al Gobierno de ser el único responsable de que este martes el catalán no sea oficial en la UE: "Ha hecho el trabajo tarde y mal". Además, la Generalitat exigió a la Moncloa "reagendar el tema con carácter inmediato" para que, esta vez sí, los Estados miembros acepten la oficialidad. La estrategia desde el Palau de la Generalitat es clara: cargar todas las culpas al PSOE y exonerar a los países miembros que no lo ven nada claro.

En ello inquirió la 'consellera' de Acció Exterior del Govern, Meritxell Serret, quien reclamó "máxima exigencia" al Gobierno para lograr el reconocimiento del catalán porque la decisión de este martes "no es plenamente satisfactoria", dijo. "Ganar la oficialidad es cumplir con los compromisos; llevarla al Consejo, no", proclamó desde la delegación del Govern, en un aviso velado tanto al PSOE como a sus excompañeros en el Consell Executiu. "No nos ha gustado que el Gobierno haya dicho que ya ha cumplido con el hecho que se pusiera en marcha la reforma del reglamento [...] Cumplir es que se apruebe la oficialidad", remachó.

¿Por qué ERC es mucho más crítica con el Gobierno? Porque busca marcar perfil respecto a Junts, que es quien fijó la oficialidad del catalán como requisito para negociar la investidura de Sánchez. Quien más claro lo dejó fue sido la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta, que deslizó este dardo al partido de Puigdemont: "Nosotros lo que no haremos es darle las gracias por avanzado al PSOE". Tampoco citó explícitamente a Junts, pero no hizo falta.

Fuentes del Govern de ERC consideran que Junts está disimulando un cambio de registro respecto al discurso de la llamada "confrontación inteligente", y que posiblemente se verán obligados a asumir que la exigencia de disponer de una ley de amnistía aprobada antes de la investidura no podrá ser realidad debido a los tiempos de la tramitación. Pese a los enfoques opuestos de ERC y Junts, los dos partidos coinciden en la cuestión de fondo: el catalán no es oficial en la UE, pero seguirán negociando con el PSOE la investidura de Sánchez.