28-M RADIOGRAFÍA TERRITORIAL / PRENSA IBÉRICA / COMUNIDAD VALENCIANA (III)

Comunidad Valenciana: dos rostros para una partida de bloques

La supervivencia parlamentaria de Podemos, la pujanza de la derecha en Alicante y la fuerza de la izquierda en el ‘cinturón rojo’ de València son grandes claves ante un 28M en que la C. Valenciana es pieza central en la partida electoral

Ximo Puig.

Ximo Puig.

Alfons García

Alfons García

La Comunidad Valenciana es el gran trofeo electoral el 28 de mayo. Lo que suceda con el Gobierno autonómico marcará en buena medida las lecturas del día después en España. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo estarán mejor o peor situados para la recta final de la legislatura en función de lo que suceda con Ximo Puig (PSPV-PSOE) y Carlos Mazón (PP) en la principal comunidad presidida hoy por un socialista. Uno u otro será señalado como president la noche del 28, pero aunque ellos sean los rostros principales de la partida, esta se juega entre bloques, no entre partidos.

Lo que suceda el 28M se mueve desde hace meses en la tensión entre la gestión del Gobierno de PSPV, Compromís y Unides Podem y la agenda y el ruido de la política española. Esos dos ejes se pueden esquematizar en dos imágenes: la gigafactoría de baterías eléctricas que Volkswagen instalará en Sagunt como paradigma de estabilidad y solvencia y el 28M como plebiscito al ‘sanchismo’.

Un dato que ayuda a entender la compleja situación de la Comunidad Valenciana es que el Consell tripartito consigue una evaluación notablemente más alta en las encuestas que la suma de la intención de voto a los partidos que lo conforman. Ello sugiere que las corrientes políticas españolas pesan mucho a la hora de decidir el voto. Así ha sido hasta ahora al menos. Y así, la conclusión de los diferentes sondeos del último año es que es imposible aventurar un resultado.

Eso sí, todos estos estudios apuntan al mantenimiento de la estructura de bloques de partidos. PP y PSPV-PSOE avanzarán y recuperarán voto, pero no lo bastante como para regresar al bipartidismo. Será el bloque de la izquierda o el de la derecha el que se imponga el 28 de mayo y por un estrecho margen, como el que ya se dio en 2019, cuando Puig adelantó comicios a a abril para coincidir con las generales y aprovechar el tirón entonces de Pedro Sánchez.

Esa es otra de las claves de esta cita: el ‘president’ (esta marca institucional es, por otra parte, la que ha querido destacar en su campaña por encima de rasgos partidistas) ha preferido jugar el partido al lado de los alcaldes y alcaldesas, donde la izquierda logró en 2019 holgada mayoría: 312 ayuntamientos frente a 172 del PP.

Alicante, clave

Otro de los factores determinantes será el resultado de Unides Podem. La izquierda ha fracasado en su intento de bajar el listón para acceder al Parlamento autonómico, que se mantiene en el 5 %. Los morados rozaron el 8 % en 2019, pero en las encuestas de ahora se acercan peligrosamente al 5 %. La decisión de la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, de hacer campaña con el candidato podemista puede ser decisiva para sostener a la confluencia de izquierdas tras fracasar los tímidos intentos de entenderse con Compromís. Y si los morados resisten, las opciones de un tercer mandato de Puig se multiplican.

Muchas de esas posibilidades van a dilucidarse también en la provincia de Alicante, la única donde la izquierda fue superada (por un escaño) por la derecha en 2019. Es el bastión de Mazón, presidente de la diputación provincial, y una brecha importante con los partidos progresistas lo catapultaría. Pero si esa distancia es, a su vez, por un crecimiento sustancial de la ultraderecha, marcará la presencia de esta en un futuro Gobierno.

En cambio, la izquierda (los socialistas, especialmente) aspira a cimentar un nuevo triunfo con su resultado en la provincia de Valencia y, en especial, en el ‘cinturón’ rojo de la capital, granero histórico de votos del PSPV-PSOE. Sucede además que el PP se ha encontrado con conflictos internos en la confección de listas en importantes municipios, como Torrent, Alzira y Sueca. No es casual que Puig (el único actor protagonista que repite en estas elecciones) haya optado, a diferencia de 2015 y 2019, por liderar la lista de Valencia y no la de Castellón.

El sostenimiento de la izquierda dependerá asimismo del resultado de Compromís tras la salida traumática del Gobierno de su referente histórico, Mónica Oltra. La coalición ha optado por su diputado más conocido y aceptado, Joan Baldoví, y las encuestas no auguran una fuerte caída de apoyos. La corrupción ha dejado de estar entre las preocupaciones principales en la Comunidad Valenciana, pero es una amenaza que pende sobre los grandes partidos en esta campaña. Hay sentencias pendientes e investigaciones judiciales en marcha que pueden tener su influencia estos días.

Las capitales

Joan Ribó (Compromís) repitió como alcalde de Valencia en 2019 por 345 votos, que fue la diferencia de la izquierda sobre el bloque de derecha. El resultado da cuenta de lo disputado de unos comicios que vuelven a contar ahora con los mismos protagonistas principales.

Más fácil parece la renovación de Luis Barcala (PP) como alcalde de Alicante dado el crecimiento de los populares y Vox que predicen los sondeos. Más ajustado se presenta el panorama en Castelló, donde Amparo Marco (PSPV) opta a repetir al frente del consistorio. Es la norma en estos comicios en la C. Valenciana: muy reñidos.