PUNTO DE INFLEXIÓN DE LA LEGISLATURA

El 8M marca el divorcio y el inicio de la campaña para PSOE y Podemos

Los dos socios dan por segura la ruptura en la primera votación sobre la reforma de ley del 'sólo sí es sí' y apelan a sus propios intereses electorales

Pedro Sánchez e Irene Montero durante un pleno en el Congreso FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Pedro Sánchez e Irene Montero durante un pleno en el Congreso FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Al choque, sin remordimientos ni contemplaciones, convencidos de que actúan correctamente en defensa de los intereses generales y de sus propios intereses electorales. Los dos partidos de la coalición, PSOE y Unidas Podemos, se disponen este martes a conducir al Gobierno a un punto de inflexión. Los socialistas sacarán adelante la primera votación para reformar la ley del sólo sí es sí, con el voto en contra de sus socios, que alumbraron la norma desde el Ministerio de Igualdad.

Este lunes desde ambos partidos se daba absolutamente por segura la divergencia. Aunque algunos desde una esperanza irredenta aún apelaban a una intervención final del presidente del Gobierno para superar las diferencias. Pero es que la situación actual es fruto de una decisión personal del propio Pedro Sánchez, que confió primero en la Fiscalía y después en el Tribunal Supremo para solucionar la desastrosa aplicación de la ley del 'sólo sí es sí', que ha permitido la reducción de condena a más de 700 delincuentes sexuales y la excarcelación de casi 80. Cuando comprobó que en el terreno jurídico no existía una salida conminó a Justicia y a Igualdad a pactar cambios y, tras ver que no era posible el acuerdo, él mismo comunicó a Montero que el PSOE actuaría por su cuenta.

Prácticamente ningún avance se ha producido desde esa conversación, más allá de que los dos partidos han tratado de reforzar su propio relato. El PSOE entiende que está obligado a impulsar esa reforma, que no corrige los efectos de la norma ya que sólo se aplicará a los delitos que sexuales que se cometan a partir de la modificación, porque "tenemos muy claro que es lo que quiere la mayoría de la gente", aseguran fuentes socialistas. Su propuesta es evitar condenas menores con la introducción de subtipos de violencia e intimidación, algo que Igualdad considera inasumible porque, a su juicio, supone volver a la distinción entre abuso y violación. Sobre esta premisa han construido todo su argumentario, que acusa a sus socios de eliminar el consentimiento del centro de la ley y "volver al Código Penal de La Manada".

HAY UN BASAMENTO ELECTORAL

Ambos posturas tienen un profundo basamento electoral como demuestra la encuesta del Barómetro de España del Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) para el grupo Prensa Ibérica. El 56,8% de los españoles está en desacuerdo con la norma, lo que explicaría el intento del bloque socialista de, una vez comprobados sus efectos, ofrecer una respuesta política dirigida a la mayoría social.

Pero es que además el sondeo refleja que entre los votantes del PSOE se imponen los que están en desacuerdo (46,4%) con la ley, lo que justifica aún más la apuesta por el cambio. aunque los defensores llegan al 36,5%. Sin embargo, entre los electores de Unidas Podemos, el 72% aprueba la ley, pero dos de cada 10 se muestran contrarios. En este caso este altísimo porcentaje de respaldo valdría a Irene Montero de motivación para negarse a su modificación. En el caso de la ministra de Igualdad no es la única razón: en Podemos también pesa su interés en ‘blindarle’ políticamente. Montero es el principal referente político de la formación y la única opción del partido para presentar una candidatura propia en las elecciones generales, una baza que se guardan en caso de no llegar a un acuerdo con Yolanda Díaz para concurrir juntos. 

PODEMOS CREE QUE NO LE PASA FACTURA

En la dirección del partido están conventicos de la que la fractura con el PSOE en materia de igualdad no les pasa factura, y consideran que serán los socialistas quienes paguen en las encuestas y en las calles el hecho de haber reformado la ley feminista con el apoyo del PP. Consideran su posición como una “traición al movimiento feminista”, como defendieron este mismo lunes, y creen que estos sectores pueden abandonar definitivamente a los socialistas y tomar a Podemos como referencia indiscutible en igualdad. Los morados, en definitiva, creen que su resistencia abandera el auténtico feminismo y advierten de que la manifestación del 8M puede volverse en contra de su aliado de Gobierno. 

El Congreso este martes y las movilizaciones del Día de la Mujer este miércoles escenificarán dos almas de la coalición que sin embargo Podemos lleva meses esforzándose en mostrar. El socio minoritario no ha dudado en airear toda serie de desavenencias con el Partido Socialista, en un intento por marcar distancias de cara al ciclo electoral.

Podemos ha abierto distintos frentes durante las últimas semanas; uno de ellos con el ministro de Agricultura, Luis Planas, acusándole de pactar con “especuladores”, en referencia a los supermercados, frente a su propuesta de intervención de los precios de la cesta de la compra. También ha cuestionado abiertamente las políticas de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, para frenar las subidas hipotecarias por el aumento del euríbor; ha reclamado al PSOE a nivel parlamentario el desbloqueo de siete leyes distintas para marcar perfil propio, y también se ha esforzado en reiterar sus fuertes discrepancias con el socio mayoritario en materia de política internacional; poniendo en cuestión el envío de material militar para la defensa del país e insistiendo en su oposición al cambio de postura sobre el Sáhara, llegando a llevar este asunto al Congreso poco después de la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos. Una serie de puntos con los que Podemos pretende diferenciarse nítidamente del partido mayoritario de izquierda y preparar el terreno para la carrera electoral.

JUNTOS PERO HACIENDO VIDAS SEPARADAS

A la parte socialista del Gobierno no se le escapa esta motivación y ven en todos estos movimientos "puro electoralismo" pero, en vísperas del 8M, el PSOE no renuncia a pugnar por la bandera de la igualdad que Podemos le quiere arrebatar. El jefe del Ejecutivo incidió este lunes en su anunció del sábado en un mitin del PSOE en Madrid .“Mañana, el Consejo de Ministros dará el primer paso para la aprobación de una norma pionera. Una ley llamada a extender la paridad a todos los ámbitos. Hemos abierto camino en el poder político, hasta hacer de España un referente mundial. Y lo vamos a consolidar por Ley. Pero vamos a hacerlo también en el sector privado, impulsando la presencia de las mujeres en los puestos de dirección de las grandes empresas y los colegios profesionales", señaló. "Si las mujeres son la mitad de la sociedad, deben ser la mitad del poder político y del poder económico. Algunos lo verán excesivo, pero quienes creemos en el feminismo lo vemos simplemente justo”.

Después de décadas volcados en la lucha feminista, los socialistas ven ahora como sus socios morados se atribuyen en solitario los avances en esta materia. Y no es sólo una percepción, según la última encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 32% de los españoles encuestados señala a Podemos como el partido que más hace para apoyar la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres, por delante del PSOE.

Este es claramente un asunto de competición electoral, junto a la autoría de las medidas sociales, en un año con elecciones autonómicas y municipales en mayo y generales en diciembre. Los socios rompen para tener sus propios espacios de libertad pero seguirán conviviendo en el Gobierno. Porque no hay incentivos en la ruptura y porque para continuar en La Moncloa no hay más camino que reeditar la coalición. Pero la cohabitación, a partir de ahora, será mucho más dura.