POLÍTICA EXTERIOR

Nuevas renovables para una transición cara

Gobiernos y empresas deberán apostar por el hidrógeno verde, el reciclaje de baterías para recuperar metales valiosos o el aprovechamiento de mareas y corrientes oceánicas para generar electricidad, entre otras fuentes renovables, como medios para compensar la escasez de materias primas y los costes ecológicos de su extracción.

Un nuevo decreto para ‘desatascar’ las renovables en Catalunya

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Política Exterior

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A pesar de las promesas, pronunciamientos y declaraciones de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas en Glasgow (COP26), nadie en la comunidad internacional se llama a engaño sobre lo difícil que va a ser reducir las emisiones de gases de carbono en los plazos previstos por el Acuerdo de París de 2015. Desde hace 30 años, la Conferencia de las Partes se celebra una detrás de otra sin que las emisiones hayan dejado de aumentar.

China, el mayor emisor del mundo, ha prometido descarbonizar su economía para 2060, pero por ahora ha aumentado la producción a sus mayores niveles en un lustro –357 millones de toneladas en octubre– para evitar apagones y racionamientos eléctricos. México, por su parte, no ha cumplido su compromiso de 2015 en la capital francesa de elevar sus objetivos de reducción de emisiones, lo que pronto le convertirá en el segundo emisor de América Latina y el 16 mundial.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador –nacido en Tabasco, Estado petrolero–, ha reforzado su apuesta por Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), petrolera y eléctrica estatales, respectivamente, y las energías convencionales como fuente de empleo y crecimiento. En las antípodas, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha descartado cerrar minas o plantas eléctricas de carbón o reducir sus exportaciones del mineral, de las cuales la mayoría se destinan a China y a otros países asiáticos. Un minero en Gales del Sur puede ganar hasta 100.000 dólares anuales.

Hidrógeno verde

La transición energética no va a salir gratis. Una explotación minera de litio de tipo medio evapora unos 10 millones de metros cúbicos de agua al año, el consumo de una ciudad de 70.000 habitantes, según la ONG Fundación Tierra Viva. La solución deberá ser otra, como el hidrógeno verde, el reciclaje de baterías para recuperar metales valiosos o el aprovechamiento de mareas y corrientes oceánicas para generar electricidad como medios para compensar la escasez de materias primas y los costes ecológicos de su extracción.

En Europa, 52 compañías de gas de 13 países –entre ellas las españolas Naturgy, Nortegas y Redexis– han lanzado la iniciativa Ready4H2 para desarrollar el mercado y las tecnologías de hidrógeno, el elemento más abundante de la naturaleza, aunque en la actualidad su uso como fuente de energía es caro, no siempre verde y a veces peligroso. El hidrógeno puede obtenerse del agua mediante electrólisis, pero la tecnología necesita avanzar aún más para hacerlo competitivo. Airbus también explora dicha fuente de energía para su próxima generación de aviones.

La australiana Fortescue Future Industries (FFI), por su parte, va a invertir 8.400 millones de dólares en la provincia argentina de Río Negro para producir y exportar 35.000 toneladas de hidrógeno a partir de 2025, suficientes para suministrar electricidad a 250.000 hogares. El proyecto incluye un puerto y la instalación de un parque eólico que generará ocho gigavatios en 2028, cuando la producción superará los 2,2 millones de toneladas. La velocidad media del viento en la zona, de ocho a 12 metros por segundo, es una de las más altas del mundo. A esto, la provincia patagónica suma la abundancia y calidad del agua dulce, la materia prima de la producción de hidrógeno a través de la electrólisis. El proyecto de FFI usará agua de mar desalinizada.

Baterías de ion de litio

Otra fuente alternativa son las propias baterías de ion de litio que alimentan teléfonos móviles, computadoras y vehículos como los de Tesla y la china BYD. Según Bloomberg, este año las ventas de automóviles eléctricos superarán los 260 millones de unidades y más de un millón de autobuses para el transporte público, responsable del 24% de las emisiones globales. Recuperar los metales de circuitos integrados –que suelen terminar en vertederos o incineradoras, aunque cada kilo contiene 250 gramos de cobre puro– requiere solo el 5% de la energía empleada en extraerlo de una mina.

En Alemania solo el 44% de los desechos electrónicos se recicla. La media mundial es del 20%. Pero todo cambia rápido. La mitad del aluminio que BMW usa en motores y carrocerías es ya reciclado, aunque esa proporción es mucho menor en los casos del níquel, el cobalto y el litio. Tesla, por su parte, planea cubrir casi toda su demanda de materias primas con baterías viejas, que se podrán reciclar en un 95-98%, lo que reducirá de forma significativa su precio, que supone el 30% de un Tesla. Y mientras la primera generación de los Toyota Mirai contenía 40 gramos de platino por unidad, los nuevos modelos llevan solo una tercera parte de esa cifra. Volkswagen recicla la mitad de los metales que usa y espera llegar pronto al 72%.

Nadie tiene tiempo que perder. La Agencia Internacional de la Energía estima que la transición energética prevista en el Acuerdo de París supondrá aumentar hasta 40 veces la demanda actual de litio para 2040 y de 20 a 25 veces la de grafito, cobalto y níquel. Australia lidera la producción de litio. China, que fabrica el 43% de los vehículos eléctricos del mundo, es el principal importador del metal, al liderar todos los eslabones de la cadena de producción de baterías.