Opinión | VIVIENDA

Su problema es vivir en Mallorca

Esta no es la Mallorca que habían pactado los nativos rup (turistas). Los manifestantes diagnostican una enfermedad mortal que nadie se atreve a afrontar

Playa de Mallorca saturada de coches

Playa de Mallorca saturada de coches / El Periódico

Por su situación personal, los miles de mallorquines que reconquistaron Palma no necesitarían manifestarse en ningún otro lugar de España, donde sería extravagante esta multitud transversal y sin edad de clases medias. Su problema es vivir en Mallorca, donde se les niegan derechos básicos que vienen pagando en impuestos desde hace décadas. No es una manifestación de sin techo, sino de indígenas con techo amenazado. Cuesta decidir las causas concretas para la acogida multitudinaria a los convocantes, pueden resumirse en el agobio que apunta a la desesperación.

Esta no es la Mallorca que habían pactado los nativos rup(turistas). Con sus contradicciones a cuestas, los manifestantes diagnostican una enfermedad mortal que nadie se atreve a afrontar. Sin perder el humor mediterráneo de la pareja que ahorraría cualquier discurso, compuesta por una pseudoalemana que lleva maniatado y encadenado a su caniche aborigen a l’ample, bajo el sello inmobiliario oficial.

Hasta en Cantabria se montan manifestaciones contra el modelo balear de destrucción, una pandemia contagiosa. Con los resistentes de ayer, sobran los expertos de pago que dilatan el problema. Cualquier urbanista concluiría que con esta gente se puede fabricar una isla en condiciones, pero el objetivo es erradicarlos. El grito agónico recuerda que los mallorquines también existen.