Opinión | SALUD Y ROCK N ROLL

Vuelvo

Vuelvo sin tener muy claro de qué quiero escribir, si quiero divertirme y hablar de frivolidades o meterme hasta la cocina con los temas de la terrible actualidad que nos sacude cada día, porque no hay tregua, ni descanso

La Alhambra de Granaada

La Alhambra de Granaada

He decidido volver a escribir. Me fui de vacaciones agotada mental y físicamente, sin tener claro seguir a mi vuelta, pero aquí estoy, vuelvo y no mucho mejor. Al agotamiento generalizado tengo que añadir unos kilos menos, más arrugas, alguna herida y varias cicatrices. Vuelvo instalada en una casa sin cajas de la mudanza que parecía no acabar nunca. En su lugar está llena de plantas que no pedí tener, y esto es un problema. Lo de cuidarlas y mantenerlas vivas es todo un reto que he decidido asumir: si ellas sobreviven, yo también lo haré.

Vuelvo sin tener muy claro de qué quiero escribir, si quiero divertirme y hablar de frivolidades o meterme hasta la cocina con los temas de la terrible actualidad que nos sacude cada día, porque no hay tregua, ni descanso. El día a día duele. 

600 días cumple la guerra de Ucrania. Hamás comete un atentado terrorista sin precedentes, y como es habitual de un tiempo a esta parte: o estás conmigo o contra mí. No conozco a nadie que no condene el atentado y secuestro de inocentes en Gaza. Pero no debemos olvidar el maltrato al pueblo palestino durante años, en un conflicto social armado por el control de la tierra de Palestina, que se remonta a principios del siglo XX.

Vuelvo con ecoansiedad, me preocupa terriblemente la sequía, la temperatura del agua del mar, el calor sofocante que tenemos en pleno octubre. Vuelvo con desesperanza, creyendo que no tenemos remedio, que somos nuestros propios enemigos y que nos dejamos arrastrar sin poner soluciones que nos alivien o nos salven, aunque dudo mucho que tengamos salvación.

Llevo unos días en Granada y me decían ayer que 8.800 personas visitan la Alhambra cada día, y yo ayer fui una de esas personas. Me da vergüenza reconocerlo, es muy cuestionable el tipo de turismo que practicamos. Nos hemos convertido en borregos, haciendo fotos que nunca más veremos y qué es posible que acabemos borrando sin mirar nunca más. ¿Dónde ha quedado la experiencia de descubrir el lugar en el que nos encontramos?, haced los deberes y estudiad un poco de historia antes de visitar lugares como la Alhambra.

El ser humano me sigue demostrando que somos complicados y no sabemos hacer lo más sencillo: disfrutar de las pequeñas cosas. Vayan a la Alhambra, déjense llevar, no hagan fotos constantemente. Cuando terminen les recomiendo que vayan a La Tana, Jesús les podrá un vino o una cerveza, y disfruten la tapa que le van a servir: el mejor tomate que he probado y un salchichón que bien podría estar en la lista de los mejores embutidos anuales de nuestra Españita o la mejor tierra del mundo. Y cuando estén entregados a las delicias y tapas de Graná, pregunten por Antonio en el Nuevo Asador de Castilla y háganse fuertes en la barra. Pidan las alcachofas montillana, un cacho de carne y unos Bartolos, confíen en mí, me lo agradecerán.

Quitando estos pequeños oasis donde la gastronomía y el paisaje pueden hacer que por unas horas la vida se pare y podamos disfrutar de las cosas sencillas, todo es demasiado complicado. 

Recuerdo cuando mi apuesta fue que íbamos a elecciones regionales de nuevo en octubre y no habría pacto con Vox. Perdí, y ahora debo dos cenas. También recuerdo por el mes de julio, Feijóo ya me parecía un bluff y no ha mejorado en absoluto, porque su propuesta de investidura como Presidente del gobierno ha sido una pérdida de tiempo y de todo menos inspiradora e ilusionante.

Vuelvo y seguimos sin gobierno en el país, en la Región nuestros gobernantes están más preocupados por la amnistía y judicializar cualquier conflicto político que gestionar la falta de líneas de autobús para nuestros escolares, o reducir las listas de espera en la sanidad pública o permitir una comisión por el incendio de Atalayas que ha causado la muerte a 13 ciudadanos. Nada ha cambiado, nada.

Vuelvo sin saber muy bien por qué, pero vuelvo.