Opinión | ANÁLISIS

Un balcón a Rusia

La cumbre de la OTAN se celebra en Lituania para lanzar a Putin el mensaje de que la Alianza está más unida que nunca

Vladimir Putin.

Vladimir Putin.

No es por casualidad que la cumbre anual de la OTAN este martes y miércoles se haya llevado a Lituania. Vilnius, su capital, se ha convertido en un fortín para asegurar que a escasos kilómetros de Rusia, el presidente Biden y todo el resto de mandatarios se asoman sin riesgo al balcón desde donde lanzar a Putin algo peor que un misil, el mensaje de que la Alianza esta más unida que nunca contra el objetivo.

La Alianza se fijó frenar la posible expansión rusa hacia Europa durante la confrontación bipolar. Era el ejército libre de occidente contra la ambición comunista, desterrado el comunismo muchos llegaron a pensar que la OTAN no era necesaria. La Alianza pasó por décadas de bajón, pero con la ambición de Putin de recuperar el imperio a la que empieza la guerra se ha puesto las pilas. Si en 2014 solo tres países aliados dedicaban el 2% de su producto interior a defensa, ahora son 11 y todos los países, incluida España, uno de los que menos contribuye, han aumentado enormemente presupuestos.

Esta será además la primera cumbre a la que Finlandia asista como miembro, tras más de 70 años de neutralidad. Es probable que sea también la cumbre en la que Suecia vea por fin la puerta abierta, suavizadas las diferencias con el presidente turco Erdogan.

Algo mas difícil lo va a tener Ucrania, la idea es que mientras dure la guerra no se una. Su presidente Zelenski ya anunció que no vendría a esta cumbre de observador, pero aunque es muy complicado aceptarles ahora, el compromiso avanza, incluso ensuciando la guerra y recibiendo de parte de EE.UU. bombas de racimo, munición prohibida por convenciones internacionales que aunque usa el ejército ruso, por su indiscriminada acción sobre civiles no deberían proveerla los países que defienden un mundo de libertades y derechos.

Todo eso va a asomar en un balcón que mira a Rusia y que viene a confirmar al presidente Putin lo que el amotinado Prigozhin le recriminó sobre el error de una guerra que quería frenar la expansión de la OTAN y que solo ha conseguido reforzarla, como nunca.