Opinión | ANÁLISIS

Inflación: el problema y las expectativas

El problema de la economía no era un exceso de demanda (que es lo que corrige la subida de tipos) sino una carencia de oferta, que no se remediaba con políticas monetarias

Claves para invertir tu dinero ante la inflación y un inminente cambio del paradigma económico

Claves para invertir tu dinero ante la inflación y un inminente cambio del paradigma económico / Shutterstock

Estamos viviendo una etapa crítica de fuerte inflación, la peor de las pesadillas económicas para las clases menos pudientes que ha sido denominada con razón "el impuesto de los pobres" porque estos son los más damnificados por la subida de los precios. Por ello, frente a este desequilibrio, es urgente aplicar todos los resortes para embridar de nuevo la economía. Designio nada fácil, que requiere algunas precisiones.

En primer lugar, la inflación es global y anterior a la guerra de Ucrania ya que proviene de la gran pandemia. Según el INE, el IPC en España alcanzó en febrero de 2022 (la guerra estalló el 20 de ese mes) el 7,4% respecto al mismo mes del año anterior, una cifra que no se veía desde julio de 1989 y que no se superaba desde diciembre de 1986.

La pandemia, con largas etapas de confinamiento, redujo la producción de bienes y servicios, así como la generación de energía, al tiempo que incrementaba el ahorro público y privado. Al concluir el periodo, los recursos no consumidos fueron aplicados a la demanda, que la oferta no pudo abastecer, lo que provocó las primeras tensiones inflacionarias.

Más tarde, el problema energético se agravó severamente a partir del inicio de la guerra porque las sanciones impuestas a Moscú impidieron seguir comprándole hidrocarburos (Rusia es el tercer productor del mundo).

En segundo lugar, el alza de los precios provocó la reacción de los bancos centrales, que subieron canónicamente con rapidez los tipos de interés, aun a costa del riesgo de provocar una recesión y de lesionar a los endeudados a tipo variable.

El problema de la economía no era un exceso de demanda (que es lo que corrige la subida de tipos) sino una carencia de oferta, que no se remediaba con políticas monetarias. En la actualidad, tanto la Fed como el BCE están tanteando la situación para seguir o no subiendo los tipos, conscientes de que han de encontrar un equilibrio entre la presión antiinflacionista y el deseable crecimiento económico, que se frena al subir el precio del dinero.

España es el país entre los grandes de la eurozona que más expuesto está al encarecimiento de los alimentos

En tercer lugar, es digno de análisis el hecho de que la alimentación en general y los alimentos básicos en particular hayan sido los que más han subido en ese periodo, lo que perjudica lógicamente a las familias que más porcentaje de su renta destinan a alimentarse.

Según un informe del Banco de España (BdeE) de finales de marzo, España es el país entre los grandes de la eurozona que más expuesto está al encarecimiento de los alimentos: estos suponen el 25% de la cesta de consumo de las familias españolas, frente al 20,9% de media de la eurozona.

Según la misma fuente, el salto ha sido inquietante: la inflación interanual de los alimentos se incrementó desde tasas inferiores al 2% durante la primera mitad de 2021, hasta el 13,6% en la zona euro y el 14,2% en España en el último trimestre de 2022. En marzo de 2023, era del 16,5%.

En cuarto lugar, varios países han tomado medidas fiscales directas para minorar esta carga. En enero de 2023, el Gobierno español aprobó una reducción del IVA de varios alimentos básicos, que fue considerada insuficiente por la oposición y por buen parte de la opinión pública (no incluyó, por ejemplo, los principales alimentos proteínicos, como la carne y el pescado).

Algunos alimentos se han moderado pero otros de gran consumo, como azúcar, aceite de oliva y leche, siguen por las nubes. Otros países, como Francia, confeccionaron una cesta antiinflación con precios controlados, pero aquí no prosperó esta idea.

En quinto lugar, hay que hacer referencia a las expectativas. En la actualidad, los precios han sido contenidos hasta una tasa de variación anual del IPC en abril del 4,1%, ocho décimas más que la del mes anterior.

El BdeE prevé que en 2023 el crecimiento económico esté cercano al 2% y ha aplaudido el pacto entre patronal y sindicatos para contener las subidas de salarios, que reduce el riesgo de “efectos de segunda ronda” en la inflación; y ahora recomienda que se alcance otro acuerdo sobre los beneficios de las empresas. En ambos casos, la pelota está en el tejado de los agentes sociales, pero el gobierno debe estimular tales acuerdos.

En el terreno alimentario, la mayor parte de las subidas se han debido a los incrementos de costes que han afectado severamente al sector primario (electricidad, energía, piensos, etc.), pero ahora se cierne otra amenaza, la de una de las mayores sequías de que haya memoria. Si no llueve en el corto plazo, será inevitable la escasez de productos agropecuarios, con las consiguientes subidas.

Algunos alimentos se han moderado pero otros de gran consumo, como azúcar, aceite de oliva y leche, siguen por las nubes

Y puesto que los milagros no existen, la solución en este caso es emprender políticas globales contra el cambio climático, lograr el pacto hidrológico y aplicar tecnologías que ahorren agua en los cultivos. Son actuaciones a largo plazo, con poca rentabilidad política para quienes las postulan, pero el Estado tiene que cumplir con su responsabilidad.