Opinión | SUMINISTRO DE AGUA

Los trasvases de la sequía

Según el World Resources Institute (WRI), España será uno de los países que en el horizonte del 2040 tendrá problemas de suministro de agua potable

El espacio sufre la sequía de forma intensa

El espacio sufre la sequía de forma intensa / efe

Los veteranos del lugar y de los temas del agua recordamos aquella época en que Zaplana organizaba grandes concentraciones en el Teatro Principal reivindicando trasvases, no solo en el Tajo-Segura, sino también desde el Ebro. Benidorm había recibido agua en barcos cisternas durante el gobierno de Adolfo Suárez, para dar de beber a los turistas, hasta que se pudo conectar con los depósitos de Rabasa y llevar agua del Taibilla.

El trasvase desde el Ebro se incluyó en el Plan Hidrológico Nacional de 2001, parido en el penúltimo año de Gobierno de Aznar, siendo Zaplana ministro portavoz, hasta entonces era la época en que hablaba catalán en la intimidad y Puyol era su principal apoyo y el factotum en Cataluña. Por eso Aznar no planteó el trasvase del Ebro hasta 2003, tras la salida de Pujol y al final de su mandato.

El gobierno central lo ganó posteriormente el presidente Zapatero y como ministra de Medio Ambiente estaba Cristina Narbona de 2004 a 2008. Teresa Ribera ocupaba entonces la Oficina del Cambio Climático y la Secretaría de Estado. Narbona derogó el Plan Hidrológico Nacional del Gobierno de Aznar, y con él el trasvase del Ebro, mientras dejaba el trasvase Júcar Vinalopó. Aprobó el Plan Hidrológico Nacional: AGUA que preveía la construcción de desalinizadoras.

Siempre se ha considerado que el sur y la zona del levante son las partes más secas de España, mientras que el norte son las regiones con un mayor régimen de precipitación

Durante el ministerio de Narbona se construyeron veinte desalinizadoras con capacidad para más de 600 hectómetros cúbicos al año y otras dos se proyectaron en 2009 durante la presidencia de Montilla en la Generalitat catalana para Blanes y Cunit en Cataluña; pero luego los convergentes paralizaron los proyectos de construir desalinizadoras en Cataluña. Esta semana en la Generalitat se han encendido las luces de alarma por la sequía y eso que tienen el Ebro en la puerta. Ahora preocupa la salinidad y el estado general del agua que llega a la desembocadura y la regresión que está experimentando el delta del Ebro. Los embalses han pasado de unas reservas del 84% al 30, de momento se ha ido paliando con la reutilización y los pozos de sequía, y con lo que llaman el minitrasvase del Ebro a Tarragona y algunas zonas de Castellón.

Según el World Resources Institute (WRI), España será uno de los países que en el horizonte del 2040 tendrá problemas de suministro de agua potable. El aumento de demandas y la incidencia del cambio climático provocarán que algunas demandas puedan quedar comprometidas según Xavi Durán, de la Agencia Catalana del Agua. La ACA ha dictado restricciones para las regiones de Barcelona y Girona. El agua de boca está garantizada, pero las restricciones pueden afectar este verano a los municipios turísticos y a determinados servicios municipales y de playas. La Vanguardia advertía que “si no se producen inversiones en obras hidráulicas, Cataluña está en riesgo de sufrir una grave sequía.”

Históricamente, siempre se ha considerado que el sur y la zona del levante son las partes más secas de España, mientras que el norte (Galicia, Cantabria, Asturias y Euskadi), son las regiones con un mayor régimen de precipitación. En los últimos meses, Galicia se ha visto sumida en un largo periodo de sequía, con los embalses que bajaron al 40% de su capacidad. Hasta la fecha, esta región siempre ha recibido las aportaciones de los frentes atlánticos, pero los cambios en el clima hacen que esta variabilidad pueda ir a más, lo que recomienda la adopción de nuevas medidas para garantizar las demandas del futuro. Por su parte, Euskadi vivió su última sequía en 1991. En la actualidad, las reservas garantizan las demandas, pero sí se han registrado en los últimos años unas aportaciones más bajas de agua de las lluvias.

En los últimos meses, Galicia se ha visto sumida en un largo periodo de sequía, con los embalses que bajaron al 40% de su capacidad

Sin cesar de reivindicar el trasvase Tajo-Segura, incluso con demanda judiciales, una visión estratégica exige reivindicar y priorizar fuentes de energía financiadas con las inversiones de la Unión Europea para las desalinizadoras, lo que permitiría rebajar sustancialmente el precio del agua y garantizar el abastecimiento a largo plazo. No podemos estar siempre con las mismas letanías. Nosotros deberíamos exigir ya el funcionamiento de todas las desalinizadoras existentes, desde Almería a la Comunidad, a pleno rendimiento garantizando unos precios competitivos para el agua- incluso subvencionándolos- con energía propia, fotovoltaica y eólica, con las correspondientes inversiones europeas para las energías renovables. Ante las sequias y el cambio climático hay que garantizar el autoabastecimiento de agua a un precio competitivo, y priorizar esa estrategia a medio y largo plazo, sin renunciar al Trasvase.