Opinión | MACHISMO

Blonde y 'ahújos' en el aniversario del #MeToo

Hoy, 5 años más tarde del estallido de este movimiento, somos mucho más conscientes de esta realidad, una realidad a la que le hemos puesto el foco para desenmascarar situaciones ocultas

Escena de la serie 'Blonde' protagonizada por la actriz Ana de Armas que encarna el papel de Marilyn Monroe.

Escena de la serie 'Blonde' protagonizada por la actriz Ana de Armas que encarna el papel de Marilyn Monroe. / 2022 © Netflix

Hace ahora 5 años, la valiente denuncia pública por acoso sexual de diferentes actrices de Hollywood contra el poderoso productor Harvey Weinstein, laureado cineasta en apariencia y depredador sexual en la realidad, hacia saltar por los aires la tapadera de una caja de Pandora muy instalada en nuestras sociedades; la de la agresión y el abuso sexual continuado, consentido, ocultado, y sostenido por múltiples cómplices de un sistema patriarcal que desprotege a las mujeres y genera un caldo de cultivo propicio para aquellos hombres que se ven en el derecho de disponer, acosar y abusar de las mujeres a su antojo, con total impunidad.

Aquella denuncia alentó muchas más, y provocó una ola de sororidad viral de miles de mujeres que en todo el mundo comenzaron a explicar en las redes sociales experiencias similares (200.000 en menos de 24 horas, 19 millones de veces en el primer año) con el objetivo firme de acabar con la impunidad de los agresores y la invisibilidad y soledad de las víctimas. Pero el #MeToo fue algo más, fue la gota que colmó un vaso en una sociedad dónde el empoderamiento de las mujeres avanza claramente, levantando a su paso reacciones profundamente machistas, persistentes y enraizadas, escudadas en ritos y tradiciones, que requieren de una denuncia política y social contundente y unánime, de una educación afectivo sexual real y estereotipada basada en la igualdad de una legislación clara, y de un sistema judicial y social con firme voluntad de acabar con la impunidad.

Los datos son abrumadores; según la última macroencuesta de la delegación del gobierno contra la violencia de género, una de cada 5 mujeres en nuestro país ha sufrido algún tipo de violencia (desde un comentario lascivo hasta una agresión sexual) a lo largo de su vida, y una de cada dos lo ha experimentado en el último año. Por si esto fuera poco, según la misma encuesta, una parte importante de las agresiones sexuales sigue oculta (hay más denuncias por agresiones sexuales fuera de la pareja de otros y de instituciones (11,1%) que de las propias víctimas (8%) sobre todo por vergüenza y por miedo a que leas crean). El 49 por ciento de las violaciones son ejecutadas por familiares y conocidos, y un 12 por ciento de las agresiones de todo tipo son ejercidas por más de un agresor. Por último y para aquellos que pretenden suscitar alguna duda, el 96,6% de esas agresiones son protagonizadas por hombres.

Hoy, 5 años más tarde del estallido de este movimiento, somos mucho más conscientes de esta realidad, una realidad a la que le hemos puesto el foco para desenmascarar situaciones ocultas. Lo hemos hecho desde el cine, como en “Blonde”, la recién estrenada película que nos enseña una Marilyn real, acosada, agredida y manipulada. Desde los movimientos de mujeres, para plantar cara a un régimen totalitario y opresor como en Irán. Desde los vestuarios, para señalar las agresiones de entrenadores deportivos. Desde las redes sociales, para denunciar la realidad repugnante, depredadora orquestada y oculta en algunos colegios mayores masculinos como el Elías Ahuja, y desde la política, con mayores instrumentos legales para combatir esta realidad como la llamada ley del #SoloSíEsSí. Ser más conscientes y aflorar la realidad oculta servirá para denunciarla y juzgarla, para apoyar a las víctimas, y para combatir abiertamente a quienes incluso desde las instituciones pretenden banalizarla, negarla y ocultarla, buscando así su impune continuidad.