Opinión | GUERRA EN UCRANIA

El riesgo de que Putin exhiba poder nuclear

Resulta poco tranquilizador que Putin haya equiparado las sanciones que se están aplicando a Rusia, después de que él invadiera Ucrania, con una declaración de guerra

Una persona, que intentaba huir junto a su familia, yace en el suelo después del bombardeo del ejército ruso en el punto de evacuación de Irpin, varios miembros de la misma familia han muerto en este ataque.

Una persona, que intentaba huir junto a su familia, yace en el suelo después del bombardeo del ejército ruso en el punto de evacuación de Irpin, varios miembros de la misma familia han muerto en este ataque. / Diego Herrera / Europa Press

Marzo de 2022. Cuando estamos en los que parecieran los últimos coletazos de una pandemia devastadora, la del coronavirus, se abren paso otras amenazas dignas de ser editorializadas aún de mayor gravedad. La guerra. La amenaza nuclear. Y es que si todo enfrentamiento armado es una derrota de la razón frente a la inquina de los agresores, la posibilidad siquiera remota de cruzar la linde de recurrir a la agresión nuclear coloca a la humanidad ante un punto inasumible para quienes creen en el derecho internacional, en las enseñanzas de la historia y en el poder del diálogo: el de la posibilidad de que se desencadene una hecatombe aniquiladora.

Las reiteradas referencias al arsenal nuclear hechas por Vladímir Putin y su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, desde que empezó la invasión de Ucrania, pueden ser solo algo pensado para resquebrajar la unidad de Occidente, pero no hay ninguna garantía de que sean solo eso en boca de gobernantes imprevisibles que se han embarcado en una operación militar cuya progresión está lejos de ser la prevista por los generales antes de dar la orden de ataque. La decisión de las autoridades rusas de utilizar la artillería para hacerse con el control de la central nuclear de Zaporiyia –seis reactores– justifica que desde el pasado viernes haya crecido el temor ante la irresponsabilidad exhibida por los invasores. La Agencia Internacional de la Energía Atómica coincide con la opinión expresada por expertos independientes: un accidente en una instalación como la sometida a fuego de artillería podría desencadenar un episodio de contaminación radioactiva de proporciones continentales. El dato tiene especial relevancia dado que en Ucrania otras seis grandes centrales son objetivos de la fuerza desplegada por el Kremlin y, en todos los casos, los peligros potenciales son enormes. Resulta pues poco tranquilizador que Putin haya equiparado las sanciones que se están aplicando a Rusia, después de que él invadiera Ucrania, con una declaración de guerra. Porque a partir de ahí, de esa consideración exorbitada, todo es posible en esa escalada irrefrenable, en esa incertidumbre que los gestores de la guerra fría, de la OTAN y del Pacto de Varsovia, supieron modular en evitación de males mayores: armados hasta los dientes, los adversarios consagraron la destrucción mutua asegurada y convirtieron los arsenales atómicos en instrumentos de disuasión para garantizar que nadie se vería tentado a hacer realidad el Armagedón.

"Es moralmente escandaloso y políticamente reprobable que Putin haya sido incapaz de excluir de forma específica el uso de armas nucleares y de que deje la puerta abierta a cualquier opción que le permita alcanzar sus objetivos"

En el ánimo de Putin, embarcado en una guerra retransmitida en directo y minuto a minuto a todo el mundo y que ha degradado su imagen y la de su país más allá de toda previsión, no es seguro que estas consideraciones sean suficientes para contenerle. Todas las teorías de la escalada advierten del riesgo de que el paso siguiente a un ataque masivo e infructuoso con armas convencionales sea la utilización de un arma nuclear táctica o de teatro, capaz de causar gran devastación en un área relativamente pequeña. Solo cabe añadir que es moralmente escandaloso y políticamente reprobable que Putin haya sido incapaz de excluir de forma específica el uso de tales armas, de que porfíe en su belicosa agresividad y de que deje la puerta abierta a cualquier opción que le permita alcanzar sus objetivos.

El presidente ruso optó por la invasión e hizo inútiles todos los esfuerzos diplomáticos a partir de su convencimiento de que hacerse con Ucrania requeriría una guerra corta, la reacción de Occidente sería limitada y las sanciones económicas, asumibles. Ninguno de esos supuestos se ha cumplido, lo que acrecienta la naturaleza imprevisible de su comportamiento, incluida la vía nuclear. Porque Putin ha traspasado los límites de la sensatez.