Opinión | DEPORTE

Rafa Nadal: historia de España, referente de superación   

No es tarea sencilla definir a una fuerza de la naturaleza que se ha engrandecido tanto por las victorias incontestables como por su lección de sacrificio y pundonor

Rafa Nadal, tras proclamarse vencedor del Abierto de Australia este domingo.

Rafa Nadal, tras proclamarse vencedor del Abierto de Australia este domingo. / EUROPA PRESS

Final épica. Rafa Nadal, leyenda de carne y hueso. El mallorquín se ha coronado oficilamente y ante el mundo entero como el mejor tenista de toda la historia. El deportista más trascendente que jamás ha tenido España. Y ha ocurrido en un larguísimo y dramático partido de tenis en el Abierto de Australia, un partido que se ha convertido en el espejo resumen de una carrera llena de éxitos y de contratiempos, de trofeos y de lágrimas. De imposición de la fortaleza mental sobre un cuerpo mortal y diezmado por el desgaste de años de alta competición. El triunfo definitivo de Nadal ha llegado después de más de cinco horas de un combate singular que entrará en los anales del tenis y del deporte en general. Por primera vez en el torneo, se han remontado dos sets para forzar el quinto y acabar ganando, una hazaña que es más importante todavía si se tiene en cuenta que, poco antes de viajar a Melbourne, Nadal llegó a replantearse su futuro, por culpa de las lesiones que le impedían rendir al máximo.

También afectado por el coronavirus, el tenista de Manacor llegaba a Australia sin estar para nada convencido de sus prestaciones. Sin embargo, su capacidad mental y su resiliencia (que también ha tenido sus baches a lo largo de su dilatada carrera), su capacidad de sufrimiento, las ansias de ganar y de sobreponerse a las dificultades han sido superiores a los inconvenientes y ha conseguido lo que ningún otro tenista hasta el momento ha logrado. Veintiún grand slams contemplan una trayectoria que empezó en 2005 en Roland Garros, con 19 años, y que se alarga -por ahora- hasta este segundo Abierto australiano, que ha ganado con 35. No es tarea sencilla definir a una fuerza de la naturaleza que se ha engrandecido tanto por las victorias incontestables como por su lección de sacrificio y pundonor. Trece títulos en París, cuatro en Estados Unidos, dos en Wimbledon y estos dos en Melbourne encumbran a Nadal a lo más alto del tenis mundial, en una época en que la confrontación directa con las otras dos estrellas -Federer y Djokovic- ha reportado momentos inolvidables y una rivalidad a tres bandas como nunca se había visto.

No es que Nadal entre en el Olimpo de este deporte, puesto que ya estaba en él con todo merecimiento, sino que con el triunfo de ayer se erige en la referencia máxima, un logro que es mucho más relevante si se tiene en cuenta que, en esta apasionante carrera a tres, cada victoria forma parte de una etapa seguramente irrepetible en el mundo del tenis. "Es uno de los momentos más emocionantes de mi carrera", declaró justo después del partido vibrante, disputado, con los dos tenistas al límite, en la pista Rod Laver. Y lo es por muchas razones. Porque es el primero en conseguir la cifra de 21 grandes torneos, porque el récord llega tras unos meses críticos en su trayectoria, y porque se produce a pesar de tener las estadísticas y circunstancias en contra.

Este Abierto de Australia iba a ser recordado como el torneo en el que Djokovic fue expulsado del país por negarse a vacunarse frente al Covid incumpliendo las normas, en un alarde de prepotencia del serbio. Pero, al fin, será evocado como el de la gran victoria de un deportista que, más allá de las pistas, es la imagen del comportamiento cívico y ejemplo para nuevas generaciones. Lo de Nadal no es solo ganar, es hacerlo de modo que el deporte sea sinónimo de superación. Ganar es importante, y más entrar en la historia, pero lo decisivo es hacerlo desde la humildad, el trabajo constante y las ansias de hacer frente a las adversidades.

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