Murcia y Alicante lideran la expansión del ladrillo en la costa del Mediterráneo

En los últimos años el porcentaje de suelo edificado ha aumentado un 10%

El crecimiento se está realizando en áreas ecológicamente sensibles, como el Mar Menor

El ladrillo sigue cebándose en la costa de Alicante y Murcia

El ladrillo sigue cebándose en la costa de Alicante y Murcia / Pinterest

Alberto Sánchez

El litoral de la Región de Murcia y Alicante es un ‘punto caliente’ en cuanto a la expansión urbanística en toda la costa del mar Mediterráneo, propiciado por un modelo turístico que ha impulsado la construcción de hoteles, resorts o viviendas residenciales pensadas para una población tanto nacional como extranjera.

Las ciudades de Cartagena y Murcia, junto con zonas ampliamente urbanizadas como La Manga del Mar Menor, han sido analizadas por investigadores de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas (Grecia), que constatan que tanto la Costa Cálida (litoral murciano) como la Costa Blanca (alicantino) presentan la mayor tasa de crecimiento del suelo urbano del Mediterráneo, caracterizado por un desarrollo del ladrilo «extenso» pero fragmentado, es decir, concentrado en los primeros kilómetros de la costa y en torno a las grandes ciudades.

Este estudio, publicado en la revista GeoJournal, ha revisado el crecimiento urbanístico en cuatro zonas costeras del mar Mediterráneo, conocidas por ser destinos turísticos de referencia a nivel mundial y que han terminado por modificar ampliamente el paisaje en las últimas décadas a causa de esto.

Murcia y Alicante, junto con enclaves turísticos en la costa de Francia (Costa Azul) , Italia (Costa Adriática) y Grecia (isla de Creta), conforman zonas costeras con atractivos turísticos que han motivado el avance de la construcción durante las últimas décadas. Sólo en el Levante español, desde Torrevieja hasta La Manga, se identifica «como la zona de gran expansión del turismo internacional».

«Expansión acelerada»

Los investigadores definen este crecimiento urbano en las dos comunidades del sureste español como una «expansión acelerada, con una dispersión creciente» de las construcciones, que termina por expandirse «hacia el interior». En incluso, añaden, esa velocidad de expansión es mayor en nuestro territorio que en otros destinos turísticos intensivos como la región italiana de Emilia-Romaña.

Imagen de Benidorm, zona fuertemente edificada

Imagen de Benidorm, zona fuertemente edificada / Pinterest

En los últimos años, el porcentaje de suelo urbanizado ha aumentado un 10% en la zona de Murcia y Alicante más próxima al litoral, y apuntan que las grandes construcciones destacan en un tramo de seis kilómetros hacia el interior de la costa. Y es que ambas autonomías destacan por esa expansión tierra adentro, mientras que en la fachada litoral se contabiliza una densidad de construcción de hasta un 35%, veinte puntos menos que, por ejemplo, la Costa Azul francesa.

El estudio alerta de que el urbanismo se ha hecho "dentro de áreas ecológicamente sensibles" como el Mar Menor

El estudio ha analizado un área de 7.927 kilómetros cuadrados entre Murcia y Alicante, con una población de 2,5 millones de personas. Respecto al número de habitantes, el documento refleja como desde los años 90 y hasta la década pasada la población en ciudades como Murcia, Cartagena, Elche o Alicante creció entre un 20% y un 30%, mientras que la población de ciudades turísticas costeras como Benidorm y Torrevieja aumentó un 60 % y un 260 % respectivamente. 

Peligros

El análisis de la Politécnica de Atenas hace también una advertencia sobre este desarrollo urbanístico bajo el paraguas de la llegada de turistas a estos destinos de sol y playa. «La intensa urbanización y su expansión están transformando en gran medida el paisaje de la costa del Mediterráneo», explican los investigadores, que inciden en que éste «se ve afectado aún más por el desarrollo del turismo masivo, lo que hace que los ecosistemas naturales y artificiales vulnerables sean más propensos a situaciones desastrosas».

E incluso, ponen el foco en la Región de Murcia y el caso del Mar Menor. La velocidad de la expansión urbanística en zonas como La Manga está asociado «con un modelo de desarrollo turístico masivo muy intenso que conduce a proyectos de construcción extendidos a lo largo de la costa, incluso dentro de áreas ecológicamente sensibles».

Zonas agrícolas

De la misma forma, el estudio pone de relieve la importante edificación sobre zonas agrícolas y naturales, ganadas para las localidades más turísticas en el continuo proceso de expansión del último medio siglo. En concreto, en el área analizada de Murcia y Alicante la expansión urbana habría comido hasta 43.000 hectáreas de terreno, el dato más elevado frente a las otras costas analizadas por la Politécnica de Atenas.

Área urbanizada en la provincia de Alicante

Área urbanizada en la provincia de Alicante / Remax

En la Región y la provincia alicantina, «el suelo agrícola se caracteriza principalmente por patrones de cultivo complejos, incorporando árboles frutales y tierras de cultivo de regadío, que en muchos casos se encuentran muy cerca de la costa». Las áreas industriales, comerciales o deportivas, las dos últimas vinculadas al ocio y al turismo, también han favorecido la expansión del tejido urbano en la costa regional.

Una expansión que plantea «graves amenazas»

El desarrollo urbanístico en la costa del mar Mediterráneo está asociado a un turismo masivo a gran escala, que se traduce en alojamientos, instalaciones de ocio y un despliegue de infraestructura de transporte; que a su vez provoca «una burbuja en el sector de la construcción y el inmobiliario», según el estudio de la Universidad Politécnica de Atenas que analiza este fenómeno urbano.

Estos factores conducen a un «tipo excesivo de expansión urbana», caracterizado por un desarrollo urbano de «baja densidad y generalmente discontinua y descoordinada, que se expande hacia áreas agrícolas y naturales y plantea graves amenazas a los ecosistemas costeros y marítimos».

Al mismo tiempo, los investigadores apuntan que esta forma de desarrollo «consume tierra y otros recursos escasos de una forma bastante insostenible». A su vez, creen que sería necesario evaluar la presión ejercida por el urbanismo sobre la costa y dirigir las políticas hacia «futuros sostenibles».

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