PALABRA DE MADRID

Luis Arroyo, presidente del Ateneo: "Esta es una casa muy feminista"

Asesor político, encabeza desde 2021 la junta de gobierno de una institución que aspira a rejuvenecer para que recupere el esplendor que tuvo

El especialista en comunicación política y actual presidente del Ateneo de Madrid, Luis Arroyo.

El especialista en comunicación política y actual presidente del Ateneo de Madrid, Luis Arroyo. / Alba Vigaray

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Aunque no sea nada futbolero le sonará aquel anuncio de: “Papá, ¿por qué somos del Atleti?”. ¿Por qué somos del Ateneo?

No está mal traída la comparación, porque hay un elemento de identidad muy fuerte, el sentimiento de pertenecer a una comunidad que, de manera completamente altruista, pretende pasarlo bien difundiendo la cultura, las artes y el debate.

Pero ¿tiene sentido una institución como esta en tiempos de TikTok y de tuits?

Absolutamente. En la era de lo electrónico, en la era en la que todo el mundo puede acceder a toda la información a toda velocidad y la tiene toda en el teléfono, lo que ofrecemos es un punto de encuentro físico. No reniego del streaming o las grabaciones, pero la prioridad es que aquí pasen cosas. Vino alguien y tú no estabas, bueno, pues qué le vamos a hacer. Lo bonito es venir. Y la gente es lo que nota, que cada vez es más interesante venir porque pasan cosas todo el rato. Empiezan a pasar.

¿Cuántas actividades organizan al año?

Unas 800 o 900, es muy impresionante. Hay mucha actividad, no porque desde la junta de gobierno estemos todo el día programando, programando y programando, sino porque las organizan las 27 secciones y las agrupaciones que conforman el Ateneo.

¿Y cómo se financia todo eso?

Más o menos en un tercio con la cuota de los socios, que es un número afortunadamente creciente. Ahora somos 2.300, casi 2.400 ya, y la cuota es de 300 euros al año. El resto de la financiación proviene de gastos de explotación, que es una partida bastante importante: alquileres, algunos eventos… Y antes recibíamos 250.000 euros de subvenciones, pero la Comunidad de Madrid retiró la suya, de 100.000 euros, a finales del año pasado, y solo quedan 150.000 del Ayuntamiento.

Para hacer un presupuesto anual total de...

Un millón y medio de euros.

¿Que se viene manteniendo estable?

No, no, el Ateneo perdía dinero. Cuando nosotros llegamos, en 2021, perdía 50.000, 60.000 euros…, dependía del año. En los años 80, llegó a tener 6.300 socios que quedaron en 1.700. Y no había prácticamente ingresos por explotación. Reconozco los méritos de mis antecesores, que lograron que la institución siguiera o acometieron una obra importante en el edificio, pero la casa estaba muy mal, en una situación de práctica irrelevancia, no había prácticamente actividad, y con mucha bronca interna.

Hay como una especie de orgullo, que yo no termino de entender, de que en la casa haya bronca

Que pervive...

Creo que está bajando un poco, pero sí, digamos que es una casa muy efervescente. Hay como una especie de orgullo, que yo no termino de entender, de que en la casa haya bronca. No sé si es necesario estar todo el día a la gresca.

El edificio, ¿es propiedad de la institución?

Sí, son tres edificios en realidad juntos. El histórico se construyó para ser la sede del Ateneo. Luego se compraron dos anexos.

El nombre completo de la institución es Ateneo Científico, Literario y Artístico. ¿En ese orden?

Hay una actividad literaria muy notable: todas las semanas se presenta aquí algún libro. Hay también bastante actividad de teatro y de música, bastante menos de pintura, aunque estamos habilitando dos salas de exposiciones, y algo de actividad científica, evidentemente más de divulgación que de investigación.

En el siglo pasado recalaron aquí eminencias internacionales como Albert Einstein o Marie Curie. ¿Sería hoy factible?

Ojalá… Hoy a lo mejor no, pero espero que mañana. Yo sí veo factible que cuando un escritor internacional venga a presentar un libro a Madrid, o un actor una película lo haga en el Ateneo, ¿por qué no? Poco a poco, intentaremos estar ahí.

Nos gusta presumir de que aquí se puede decir lo que a veces no se puede decir fuera. Esta casa es libérrima

¿En el Ateneo caben todos?

Absolutamente todos. Se piden tres avales para ser socio, pero cuando alguien no los tiene pedimos que nos envíe un pequeño curriculum, pero es prácticamente un trámite. No se le pregunta a nadie qué piensa, en absoluto. De hecho, nos gusta presumir de que aquí se puede decir lo que a veces no se puede decir fuera. Esta casa es libérrima.

Caben todos, ¿y todas?

Sí, claro. Aparte de la iniciativa 'Las mujeres en su sitio' [por la que se está incorporando a mujeres ausentes a la galería de retratos de ateneístas ilustres], no tengo los datos delante, pero como mínimo el 50% de nuevas altas son socias, no solo socios. En la junta de gobierno somos 11 y hay seis mujeres. Y se tomó la decisión de que en actividades en las que haya tres o más personas en el escenario, se tienda a una proporción de al menos un 40% de mujeres. Y no nos está costando mucho esfuerzo. La casa es muy feminista.

Los miembros de la candidatura de la que usted formó parte se presentaron como “los de 1820”. ¿Entraron ustedes, si se permite la expresión, por aludir a una de las salas del edificio del Ateneo, como un elefante en la cacharrería?

No, no, no… Entramos con una idea muy clara, que era renovar una institución que no se moría, porque es muy difícil que una casa como esta, con 200 años de vida, muera, pero sí que languidecía. Y no voy a negar que hubo una estrategia detrás. Analizamos con cuánta gente se podían ganar unas elecciones, que eran unas 200, y nos presentamos cuando la tuvimos. No entramos a ver qué pasaba, ya sabíamos lo que pasaba y entramos con buena voluntad, con altruismo y sin ningún otro objetivo en absoluto que no fuera revitalizar la casa. Tres años después hay unos resultados que a la vista están: hay una estabilidad y un proyecto. No digo que seamos de pronto la Academia Sueca, pero esta casa empieza a tener color y a tener luz.

En estos tres años, ¿en ningún momento ha pensado: “Bendita la hora…”?

No, al contrario. Es cansado, yo estoy aquí muchas horas y he tenido que ir al juzgado tres o cuatro veces porque algún socio me ha denunciado, pero lo vamos ganando todo. No digo que no haya sido duro, pero es un privilegio inmenso para mí.

El Ateneo era Madrid, el Madrid intelectual, y eso es lo que quisiéramos que volviera a ser

¿Qué es el Ateneo a Madrid?

A lo largo de la historia, sobre todo en los años de mayor vitalidad, entre finales del siglo XIX y el estallido de la guerra civil, el Ateneo era 'el' lugar, el sitio en el que había que estar para pensar, para debatir… La institución ha estado siempre en el centro geográfico, en pleno barrio de las Letras, y en el centro simbólico de la vida cultural de Madrid. El Ateneo era Madrid, el Madrid intelectual, y eso es lo que quisiéramos que volviera a ser. Falta mucho todavía para llegar, pero estoy seguro de que lo conseguiremos.

Arroyo en la sala del Ateneo de Madrid conocida como la Cacharrería.

Arroyo en la sala del Ateneo de Madrid conocida como la Cacharrería. / Alba Vigaray

¿Quién es su ateneísta preferido o preferida?

Tengo predilección por dos, Clara Campoamor, y Federico García Lorca, que aunque frecuentó más la Residencia de Estudiantes, fue vicepresidente o secretario de la sección de literatura. Pero hay tantos: Valle-Inclán no es solo que fuera presidente del Ateneo, es que vivió, literalmente, se vino a vivir al Ateneo, un año y pico; Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós...

¿Cuánta vida le queda a la institución?

Espero que eterna. Si consiguió sobrevivir incluso al franquismo espero que le quede mucho tiempo, claro que sí...

¿Sigue invitada Isabel Díaz Ayuso?

Sí, por supuesto. Y no sé si vendrá, pero si viene se la va a tratar muy bien, por supuesto. La he invitado muchas veces… Y en realidad, después de la retirada de la subvención nominativa, que es una decisión que ya se ha valorado suficientemente, yo he hablado con el consejero de Cultura. Me pidió que veamos ideas para poder ayudar al Ateneo y le envié un proyecto que teníamos ya hecho, de 600 páginas, exclusivamente arquitectónico, de necesidades: recuperación de techos, de espacios, climatización, refuerzo de los sistemas antiincendios… Tres millones y medio de euros. Estoy pendiente de que nos citen. Y lo digo sin ironía: creo que la Comunidad quiere ayudar. Las decisiones que tomaron en su momento ya están, son agua pasada, pero quieren ayudar. Y yo voy a exigir que ayuden: hay que ayudar a esta casa y la Comunidad de Madrid tiene responsabilidad, por supuesto, con esta casa.