LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Pablo Parellada, el último novio de Terenci Moix y la persona que asegura que el escritor murió asesinado

Durante más de siete años, Parellada mantuvo con el autor una relación bastante cuestionada por su entorno. Ahora acaba de participar en una docuserie dedicada al ganador del Planeta

Pablo Parellada y Terenci Moix.

Pablo Parellada y Terenci Moix. / CEDIDA

Se cuenta en Terenci, la fabulación infinita, un documental de Filmin que explora los claroscuros de Terenci Moix, que después de ganar en 1986 el premio Planeta con No digas que fue un sueño el escritor rebajó sus ambiciones literarias y se volvió algo más sibarita. De todo ello fue testigo Pablo Parellada, un joven estudiante, homosexual armarizado, que en verano de 1992 le mandó una carta donde manifestaba su deseo de conocerle. Tras mantener una breve correspondencia con el escritor, que le llevaba más de treinta años y en ese momento residía en Barcelona, se encontró personalmente con él.

En menos que canta un gallo, los dos comenzaron un tumultuoso romance. A ojos del propio Parellada, la suya fue una relación sentimental al estilo de las que solían verse en la Grecia antigua. "Una relación entre un señor que aporta su madurez y un jovencito que aporta su juventud y sus ganas de aprender", apunta en el mencionado documental. "Pero esa relación, por muy romántica que fuera, no fue comprendida ni por mi entorno ni por el suyo. Recibí un trato muy injusto por parte de muchos de sus amigos, en gran medida, porque exigían que yo tuviera la misma madurez que ellos, lo cual era imposible".

Ese noviazgo duró algo más de siete años y tuvo como nidito de amor dos pisos que Terenci alquiló en la capital española para tal menester. Algunos allegados al escritor que compartieron entretenidas veladas con la pareja opinaron luego que Parellada no fue una buena influencia para el catalán, con el que disfrutó de comidas en buenos restaurantes y viajes a lugares como Italia, Grecia, París, Londres o Nueva York. "Aquella relación no funcionaba para nada. Era un error provocado por la necesidad de [Terenci de] encontrar a alguien, de volver a sentir aquello que había sentido", ha contado por ejemplo la actriz Núria Espert.

Tampoco parecía tenerle demasiado aprecio Inés González, que entonces ejercía de secretaria personal de Terenci y no le dejaba ni a sol ni a sombra. "Cuando yo conocí a Terenci, fui inmediatamente odiado y vilipendiado por su secretaria, pero de una forma tan visceral que excedía, con mucho, lo que se podía esperar de alguien a quien yo simplemente le cayera mal", ha confesado Parellada. "Y lo sufrí pero no me preocupó, porque ya había sido prevenido, antes de conocerla, por el propio Terenci, que me explicó lo que iba a pasar. Y me explicó también que, antes que conmigo, la secretaria se había llevado a matar con la propia madre de Terenci, mientras vivió, y con su anterior compañero sentimental, el chico de Madrid con el que estuvo menos de un año".

Depresión

Fue en abril de 1998 cuando el autor de la trilogía memorialística El peso de la paja abandonó el piso que su chico y él compartían en la calle San Agustín y regresó a vivir a Barcelona, donde decía que se le había presentado la oportunidad de alquilar otro, justo debajo del que ya tenía, donde poder instalar su imponente archivo de fotografías de actores de cine. Aquella decisión obligó a Parellada a regresar a casa de sus padres, con quienes mantenía una relación complicada, y se convirtió en el principio del fin. "Yo fui muy importante para Terenci y nuestra relación no se fue a pique por el hecho de que dejáramos de querernos, sino por la influencia insana de miembros de mi familia y de su secretaria, quienes se dedicaron a malmeter entre nosotros para que rompiéramos y lo consiguieron. Terenci no tuvo fuerzas para luchar contra todos ellos", apuntó al respecto.

Sumido en una profunda depresión, Parellada intentó suicidarse un par de veces y se acabó poniendo en manos de un psiquiatra que le prescribió una serie de fármacos antidepresivos que contribuyeron a aumentar su apetito. “Todos los días -aseguró-, al salir de la clínica, me metía en una pastelería, devoraba un par de bollos y me compraba una caja de pasteles o pastas que luego, en casa, escondía, para no compartirla con nadie. Y me la zampaba entera. Eso, unido al hecho de estar en la cama, me hizo engordar treinta y cinco kilos en seis meses, desde los 68 que pesaba cuando intenté suicidarme hasta los 103. Con el paso de los años he seguido engordando y he llegado a pesar 140 kilos. Así que la depresión y esa medicación me dejaron un cambio en el metabolismo que me tiene sumido en la obesidad mórbida".

Autobiografía

Ya en 2017, Parellada se animó a publicar una especie de autobiografía, Prohibido ser ciudadano, que, en sus propias palabras, le sirvió como catarsis. En ella habla de lo mal que lo pasó en su infancia, la de un niño criado por unos padres burgueses y conservadores que no aceptaban su homosexualidad y acosado en el colegio por sus altas capacidades intelectuales. También explica que empezó a estudiar arte dramático para desbloquearse emocionalmente y que experimentó una gran liberación tras cruzarse en el camino de Terenci, quien también había sido un niño solitario que se sentía menospreciado por su madre y, quizás por eso, congenió tan bien con él.

Una fotografía de la pareja.

Una fotografía de la pareja. / CEDIDA

Sin escatimar detalles, el madrileño cuenta que el suicidio de su hermano Héctor, que a los veintiséis años se quitó la vida "porque no supo encajar que le suspendieran el proyecto de fin de carrera de ingeniero aeronáutico" fue una hecatombe. "Es curioso -apostilla-. Si uno le preguntara a mis padres o a mis hermanos cuál de los miembros de la familia nuclear es el que ha tenido peores problemas psiquiátricos, todos sin excepción estarían de acuerdo en señalarme a mí que tengo un trastorno bipolar por el que he tenido que estar ingresado dos veces, pero que está compensado desde hace trece años, me permite hacer una vida prácticamente normal (siempre que no me olvide de que estoy atado a la medicación) y responde favorablemente a los tratamientos".

En las páginas del libro aparecen igualmente anécdotas protagonizadas por colegas de Terenci como Miguel Boyer, al que Parellada describe como “la persona más amargada que he conocido”, e Isabel Preysler, de la que cuenta que solo participaba en las conversaciones cuando se hablaba de frivolidades y que era muy aficionada al dulce. “Isabel comía mucho chocolate, sobre todo en tartas y en el típico bizcocho americano llamado brownie”, escribió. "Delante de mí, Isabel le dijo a su marido que las personas que comían mucho chocolate lo hacían por falta de cariño. Miguel, iracundo después de haber sido vilipendiado públicamente en todos los medios de comunicación por haberse construido la mansión de Villa Meona (y de que Isabel la mostrara sin el menor pudor en la revista ‘¡Hola!’), le contestó: ‘¡Y qué más muestras de cariño te hacen falta a ti!’”.

En una ocasión, narra igualmente, coincidió con Preysler en un vuelo Barcelona-Madrid. Al llegar al aeropuerto, la socialité ofreció a Parellada llevarle a su casa, que también estaba en Puerta de Hierro. "Durante el trayecto se interesó por las ventas de la última novela que Terenci había publicado, Chulas y famosas”, dijo. “Yo le respondí que las ventas iban muy bien, tras lo cual me dijo: ‘Pero Pablo, ¿no crees que la gente ya está cansada de tanta literatura basura?’. En ese momento me quedé muerto [...] A Terenci le costó creerme cuando le conté el comentario de Isabel y me hizo repetirlo varias veces. Luego supe que Isabel, con todo su narcisismo a cuestas, pensó que la protagonista de esos libros, Miranda Boronat, estaba inspirada en ella, seguramente porque alguien, probablemente Miguel Boyer, se lo hizo creer, y que Terenci la estaba ridiculizando”.

Mantuvieron una buena relación

Después de su dolorosa ruptura, Parellada pasó un tiempo distanciado de Terenci, aunque ambos acabarían manteniendo una buena relación. También buscó nuevas aficiones que le pudieran ayudar a mantener la mente ocupada. Como encontró un verdadero placer en los entresijos del sistema de transporte terrestre, empezó a redactar una propuesta para llevar el metro a su barrio. Tras varios meses de estudio, terminó un trabajo que decidió presentar al concurso Madrid de Urbanismo en su edición del año 2000, en la que fue premiado el proyecto de metrosur. Después descubrió que la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Comunidad de Madrid actuaba como juez y parte y, por lo tanto, podía premiar a trabajos elaborados por la propia Dirección General de Urbanismo.

Indignado, Parellada presentó una queja ante la Oficina del Defensor del Pueblo, que acabó pidiendo cambios en las bases de las convocatorias. “En cuanto [el director general de Planificación Urbanística] Íñigo Sáenz de Pipaón Mengs tuvo que ir a dar explicaciones por este asunto a la Asamblea de Madrid, y el Defensor del Pueblo emitió su Recomendación, la Consejería optó, simple y llanamente, por quitar el certamen. No lo volvieron a convocar. Al parecer, el tener que leer los trabajos de los demás no entraba en sus previsiones, era demasiado fastidio y no les interesaba en absoluto”.

Parellada sospechaba que su ex no había muerto por causas naturales.

Parellada sospechaba que su ex no había muerto por causas naturales. / CEDIDA

La intervención del Defensor del Pueblo se produjo en primavera de 2003, apenas unos días antes de que Terenci muriese debido a un enfisema pulmonar que derivó en un cáncer. Años después, para sorpresa de muchos, Parellada afirmó públicamente que sospechaba que su ex no había muerto por causas naturales, y en noviembre de 2022 llegó a presentar una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid contra varias personas —algunas de ellas pertenecientes al entorno cercano de Terenci— a las que acusa de haberlo asesinado con el fin de evitar que modificara su testamento (según su versión, el escritor tenía intención de dejarle uno de los pisos que poseía en la Ciudad Condal).

Parellada, que durante los últimos 17 años se encargó de administrar el patrimonio inmobiliario de su familia, explicó en una entrevista que tomó la decisión de poner la denuncia tras ver un vídeo en el que Santiago Royuela, hijo del conocido ultraderechista barcelonés Alberto Royuela, "hablaba de una siniestra trama responsable de más de un millar de asesinatos” a la que llamaba Expediente Royuela y en la que aparecería el nombre de Terenci.

"En ese vídeo -añadió- Santiago Royuela fue extremadamente prudente y no insinuó nada relativo a un asesinato, simplemente habló de que quizá le habían podido practicar una eutanasia ilegal. Pero a mí todos los documentos que mostró, junto con todas las experiencias que yo había vivido, me encajaron como dos piezas de un puzzle". Solo el tiempo dirá si realmente hay motivos para comprar teorías conspiranoicas sobre la muerte del intelectual catalán.