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El Barré, la disciplina de moda que nació bajo la promesa de tener mejor sexo

Este ejercicio físico, que se caracteriza por ser una mezcla de ballet, pilates y yoga, se abre paso en España, donde cada día gana más adeptas

Lotte Berk.

Lotte Berk.

María G. San Narciso

María G. San Narciso

Entrar en una clase de barré es unirse a ejercicios que contraen los músculos en diferentes posturas durante alrededor de una hora. Las deportistas, todas ellas mujeres, se mueven, hacen planchas, estiramientos varios y empujan sus pelvis a ritmo mientras van brotando las primeras gotas de sudor. 

El barré es una disciplina que fusiona ballet, pilates y yoga a partir de ejercicios isométricos en los que utilizas una barra de ballet y materiales como una pelota de pilates, cintas o mancuernas de bajo peso. Se vende como una de las mejores alternativas que existen para tonificar y modelar el cuerpo, además de trabajar la flexibilidad y resistencia y mejorar la postura corporal. El entrenamiento supone todo un desafío físico bajo la promesa de esculpirnos.

Esta disciplina, que lleva décadas de moda en Estados Unidos, se está abriendo paso ahora en España. Su creadora fue Lotte Berk, una bailarina judía que nació en Colonia en 1913. En 1938, escapando de la Alemania Nazi, se mudó a Inglaterra, donde desarrolló su carrera profesional. Tras una lesión en la espalda probó a incorporar sus ejercicios de rehabilitación con el ballet. De ahí salió el barré, una disciplina que empezó a impartir en 1959 en clases en la que animaba a las mujeres a avanzar en lo que denominó “el estado del sexo”.

En la revista Cosmopolitan aseguró que este ejercicio servía para "desarrollar confianza y competencia sexual". La tendencia nació como una práctica puramente erótica y el Método Lotte Berk como un espacio exclusivo para mujeres donde se hablaba de sexo en las clases y en el disfrute propio.

Práctica erótica

Todo iba acorde a su personalidad. Lotte Berk vivía un estilo de vida bisexual, mantenía un matrimonio abierto con el que fue su marido durante décadas y promovía la liberación sexual de las mujeres a través de los movimientos de la práctica. “El sexo estaba presente en todo lo que hacía. Ya sabes, sentías el sexo en ella”, le contó su hija Esther a la periodista Danielle Friedman en un artículo para The Cut. En él, la también escritora asegura que “la clase puede sentirse como un ensayo de sexo de una hora”. 

"La revolución sexual de los años 60 preparó el escenario para que el tipo de sensualidad más atlética de Lotte se hiciera popular. Las actrices Joan Collins, Britt Eland, Barbara Streisand y Lee Remick comenzaron a ir regularmente al pequeño estudio del sótano de Lotte, donde obtenían cuerpos listos para el sexo mientras escuchaban las excéntricas y deliciosamente francas conferencias de Lotte sobre el amor", escribía la instructora Burr Leonard en un post de Facebook en el que contaba la historia del barré.

Compra de los derechos

Una década después de que Berk empezara a enseñar esta disciplina, una mujer llamada Lydia Bach llegó a su estudio. E, igual que ocurrió con otras tantísimas alumnas, se enganchó. Le compró los derechos de la franquicia y se la llevó a Estados Unidos, donde abrió en 1971 el estudio Lotte Berk Method en el Upper East Side de Manhattan. Pronto obtendría seguidores entre la élite de Nueva York convirtiéndose en un negocio de éxito.

Al año siguiente, Bach aseguraba en The New York Times que este método era “una combinación de ballet moderno, yoga, ejercicio ortopédico y sexo”

Pero en los 80, este reclamo fue a menos. Como explica Leonard, en esa década "la inocente idea de que el sexo podría ser un camino hacia la libertad y la iluminación había llegado a su fin. Las mujeres habían probado la fuerza y se dieron cuenta de que había más ejercicio que sexo". La elegancia, ya en esa décda, ganó a la sensualidad.

Suelo pélvico

La connotación sexual de esta disciplina tenía que ver, sobre todo, por el mero hecho de trabajar como una bailarina. “No solo haces las posturas de ballet, que te ayudan a esculpir y a tonificar el cuerpo, sino que aprendes a sostenerlo. El estiramiento miofascial que se hace va más allá de lo muscular. Es lo que recubre el músculo. Y, a la vez, tú sostienes los órganos”, explica Silvia Palomo, fundadora de Be Barre Barcelona.

“Tanto cuando estás haciendo un ejercicio de barré como cuando bailas mantienes el abdomen sostenido y eso hace que actives los órganos y que refuerces el suelo pélvico. Además, tenemos un ejercicio que se llama tuck que lo que hace es, precisamente, pronunciar más este movimiento y reforzarlo”, prosigue. Entre los beneficios de esto, está el evitar la incontinencia, pero también mejorar la penetración. También aumenta la lubricación vaginal e incrementa la calidad y la intensidad de los orgasmos.

Silvia Palomo es la persona que instauró esta disciplina en España en noviembre de 2019. Antes había vivido en China y en Alemania, donde conoció el barré.

Trabajaba como diseñadora de moda, pero explica no se sentía realizada. Su largo pasado como bailarina de ballet ayudó a que su cabeza hiciera click cuando fue a probar su primera clase de barré. "Era como volver a trabajar la conciencia corporal que tiene el ballet, pero de una forma mucho más agradecida. La parte más estricta se complementa con el yoga o el pilates. El funcionamiento es más dinámico, divertido e innovador", señala a este periódico.

Evolución del barré

Sin embargo, recuerda que el barré originario ha evolucionado mucho. Aunque el más purista tiene muy en cuenta el ballet, "a día de hoy el fitness lo envuelve un poco más", indica.

Por ejemplo, en Madrid las mexicanas Paola Alamán, Georgina Moran y María José Villegas decidieron abrir en 2021 Casa Barré, donde trajeron una modalidad creada en México hace tan solo unos pocos años. A la técnica inicial le incorporaron música y ejercicios de cardio. "

Aquí puede venir cualquier mujer, da igual en que condición o estado esté. En todas nuestras clases las instructoras siempre dan variaciones para poder sacar el máximo partido a los movimientos y siempre teniendo cuidado y precisión con la ejecución de los mismos. Además, nuestras instructoras están certificadas también para el embarazo y post parto por lo que podrán acudir y obtener pautas específicas", explican las fundadoras Georgina Morán y Paola Alamán.

En concreto, tienen dos modalidades. Una de ellas es Interval, una clase más fluida con intervalos de HIIT al finalizar cada serie, donde suenan canciones movidas "que ayudan a estar en sincronización con los movimientos". "Se combinan ejercicios isotónicos, mezclando fuerza y cardio. Con la resistencia conseguimos llevar el músculo hasta su máxima resistencia mientras el cardio nos ayuda a elevar la frecuencia cardíaca", afirman.

La otra es Resistance, una clase que también va al ritmo de la música con canciones de todo tipo, pero donde se realizan ejercicios isométricos, siendo cien por cien de bajo impacto. "En este caso los movimientos son más cortos y controlados para así poder trabajar más a fondo los músculos", aseguran. En una y otra se trabajan tanto el cuerpo como la mente para ayudar a corregir a la postura, tonificar los músculos de todo el cuerpo, mejorar la flexibilidad, incrementar la resistencia, aumentar la capacidad anaeróbica, la coordinación física y mental y acelerar la quema de grasa", aseguran.

El hecho de que sea un ejercicio de bajo impacto, y que se pueda practicar a cualquier edad y condición física, son algunas de las claves del éxito de barré empieza a tener entre las mujeres españolas, aunque no todas sepan que, así, también pueden mejorar su vida sexual.

"El año pasado empezó a coger nombre y este año está empezando a ser conocido. Aún le queda, esto acaba de empezar", augura Palomo.