ADIÓS AL OASIS

Jordania emprende una ofensiva contra las libertades y el periodismo

El rey Abdalá de Jordania, durante un discurso ante el Parlamento.

El rey Abdalá de Jordania, durante un discurso ante el Parlamento.

Jordania ya no es lo que era. Y hasta sus aliados más fieles en Washington se lo recriminan. Las autoridades del país árabe han emprendido una agresiva campaña contra la libertad de expresión, que va desde el bloqueo a medios críticos hasta una nueva ley ambigua que busca castigar el cibercrimen. Inspirada en sus más inmediatos vecinos, la monarquía parlamentaria de Jordania va cercando esos oasis de autonomía y llevándose a su paso el trabajo de activistas y periodistas. "Es la Primavera Árabe de los líderes que, de alguna forma, tratan de vengarse de sus pueblos por haberlos traicionado hace una década", denuncia Isam Uraiqat, editor del medio satírico AlHudood.  

La boda real entre el príncipe heredero Husein y la nueva princesa Rajwa acabó de correr el velo sobre la agresiva ofensiva contra las libertades de las autoridades. Una de sus principales víctimas ha sido AlHudood, que en árabe significa 'los límites' o 'las fronteras'. En un país con un tercio de la población bajo el umbral de la pobreza, sus gobernantes, es decir, la monarquía jordana gastó unos 75 millones de dólares para casar a su primogénito. Desde el medio satírico y crítico que lleva una década caricaturizando la actualidad del país, no pudieron evitar bromear con la paradoja. Un mes después, su página web fue bloqueada

"No hay ninguna ley que estipule que, por lo que hemos hecho, debemos ser bloqueados", denuncia Uraiqat a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, desde Londres, donde se protege de esta ofensiva. "En el último año, ha habido algunas detenciones por criticar al Gobierno o al rey [Abdalá II de Jordania], pero en nuestro país, se usa más la intimidación que los arrestos", explica. Celebrado por su estabilidad en medio de una región turbulenta, Jordania ha gobernado a sus casi 12 millones de habitantes a través de una autocracia más suave que sus vecinos más cercanos como Siria Arabia Saudí. Pero la libertad de expresión de los últimos años, tolerada tras las protestas de 2011 en la región con tal de evitarlas en casa, se va disipando. 

Papeles de Pandora

Todo empeoró cuando el nombre de Abdalá II apareció en los papeles de Pandora. Entonces, los murmullos en contra de la figura autoritaria y religiosa que es el monarca salieron de los hogares para empezar a poblar las redes sociales. Durante la pandemia, las duras restricciones contra la población avivaron este descontento. Las autoridades respondieron con represión y bloqueo. "Fue un gran golpe para recordarle a la gente cuán autoritario puede ser el Gobierno en términos de libertad de expresión pero también la población fue, de alguna forma, sermoneada por estas medidas draconianas", afirma Uraiqat. En diciembre, el reino prohibió temporalmente TikTok después de que se difundieran ampliamente en la plataforma imágenes de protestas en el sur del país, en las que murió un oficial de policía. Aún hoy, la aplicación es de difícil acceso.

"Después de que se exigió un mayor rendimiento de cuentas por la implicación del rey en los papeles de Pandora, las autoridades sintieron que perdían el control y que ya no eran capaces de silenciar a su población y empezaron a tomar medidas", cuenta Uraiqat. El mes pasado, el Parlamento jordano promulgó una ley sobre delitos cibernéticos. La nueva legislación conlleva una pena de hasta tres años de prisión o una multa de hasta 28.000 dólares por contenido que se considere que socava el orden público, provoca conflictos o falta el respeto a la religión. Los jordanos acusados de incitar al "libertinaje" en línea se enfrentarán al menos a seis meses de prisión y una multa de 21.000 dólares. En una rara reprimenda pública a su aliado, Estados Unidos criticó la ley por considerarla demasiado amplia. 

"Ola de autoritarismo"

Los grupos de derechos humanos y la oposición en el Parlamento denunciaron que la nueva ley ampliaría el control estatal sobre las redes sociales, obstaculizaría el libre acceso a la información y penalizaría el discurso antigubernamental. Una coalición de 14 grupos de derechos humanos, como Human Rights Watch, la han tildado draconiana. Además, el presidente de la asociación de prensa de Jordania también advirtió de que podría afectar a la libertad de prensa y la libertad de expresión. "La situación del periodismo en mi país es realmente sombría y, a la vez, no es sostenible, porque la gente ya se ha acostumbrado a poder expresarse y, en algún momento, explotarán", dice Uraiqat. "Y la trágica situación económica solo hace que empeorarlo". 

Con una redacción de 17 periodistas y caricaturistas repartida por Europa y el mundo árabe tras tener que cerrar su oficina en Ammán, AlHudood se reinventa animado por el optimismo. "Esta ola más amplia de autoritarismo no ocurre sólo en Jordania o en los países de la región, lo vemos en todo el mundo", lamenta el editor. Pero, mientras preparan el lanzamiento de su podcast a final de año o idean nuevos formatos multimedia para transmitir el mismo mensaje, confían en que esto no va a durar para siempre. "La gente ya está harta, así que las autoridades no podrán contenerla, ahora que ya se han atrevido a hablar", concluye con esperanza.