ITALIA

Crónica desde Roma: desbordada por las masas

Las ganas de viajar impulsan a millones de personas a viajar a la capital italiana pero no son solo turistas

La Fontana di Trevi, llena de gente.

La Fontana di Trevi, llena de gente.

Irene Savio

Irene Savio

El suelo de la plaza de la Fontana di Trevi desde hace rato que ha dejado de verse. De día, la ocupación humana por centímetro cuadrado hace prácticamente imposible que los 'sanpietrini' —esos adoquincitos que aún se pueden pisar en muchas calles del centro de Roma—, puedan acariciar el sol, salvo en contadas ocasiones. Lo mismo pasa en las aceras de la céntrica vía del Corso, en los alrededores del Coliseo, delante del Panteón y en la plaza de España. A la izquierda, a la derecha y por el medio, en grupo, en pareja o a solas, un maremágnum de turistas caminan, se paran y… clicAdiós pandemia y bienvenido 'selfie' delante de la fuente en la que Anita Ekberg se bañó o en la escalinata que pisaba John Keats (aunque cada vez menos personas se acuerden de ambos).

Los diarios ya no escriben del tema y el asunto ya ha dejado de sorprender también a los romanos. No es noticia ni motivo de debate lo que ocurre todos los días. Más de 15 millones de personas visitaron la capital de Italia en el año 2022 (el 176% más que en 2021) y apenas ha habido temporadas bajas (es decir, aquellas estaciones en las que se supone que hay menos turistas). Y 2023 va camino a repetir o superar la tendencia, aseguran también los hoteleros.

Ovidio De Ierolamo, propietario de un hotel en la plaza Venecia y otro en la plaza Navona, que gestiona desde 2010, dice que la novedad está en esas las cifras. “La realidad es que siempre ha habido turistas en Roma, pero nunca antes ha habido tantos; nunca. Es así desde que se han levantado las restricciones. Desde entonces, no han parado de llegar más y más personas”, afirma. “Es una locura. En nuestro caso ya lo tenemos todo alquilado hasta junio y para septiembre ya estamos con más de la mitad de las habitaciones reservadas. La previsión es que nuestros beneficios brutos experimenten un crecimiento de entre un 25 y un 30%, comparado con los años anteriores a la pandemia”, cuenta. 

Olimpos modernos

Morir de éxito puede ser el problema. Albergues y restaurantes lamentan escasez de personal; los trabajadores (algunos) dicen que se debe a los bajos salarios que se pagan. Los problemas viejos siguen todavía irresueltos. El resultado es que el sector necesita 15.000 camareros y no los encuentra, según se ha quejado el presidente del gremio Fiepet Confesercenti, Claudio Pica. “Es necesario que estudiemos un nuevo tipo de contrato para estos trabajadores. Hay que desgravar las horas extraordinarias en festivos”, ha sugerido osadamente Pica, sin tener aún respuesta alguna.

Tampoco son pocos los que se preguntan si la Città Eterna aguantará la llegada de tal cantidad de personas, y qué efectos tendrá el fenómeno obre la subida de los precios de restaurantes, bares y alojamientos, así como para la proliferación de tenderetes de souvenirs y para los (ya altísimos) precios de los inmuebles en los que viven los vecinos de las zonas céntricas.

Asunto aparte es la gran cantidad de basura generada y que el servicio de limpieza del Ayuntamiento romano a duras penas logra recoger de las calles, aunque a las autoridades no les guste responder a preguntas de este tipo. No es raro ver contenedores de desechos rebosantes delante de un Bernini o del Panteón, el templo tal vez más fascinante y seductor de Roma. Un sitio que —no se olvide— retrató durante siglos los tantos olimpos de los pueblos que el Imperio conquistaba.

'Itañol' en el avión

Los aviones no paran de aterrizar en la capital de Italia. En todo 2022, se llegó a los casi 33 millones de pasajeros desembarcados en la ciudad, según cifras de Assoaeroporti. Y Ryanair, la aerolínea que transporta más pasajeros en Italia, ha anunciado para los próximos meses la abertura de 16 nuevas rutas hacia Roma, así como un aumento de la frecuencia de vuelos en otras 16 rutas, junto con una inversión de 1.500 millones de euros en los dos aeropuertos de la capital italiana. Se sumarán a los que lleguen en barco, tren o automóvil.

“Hay demasiada gente”. Es una frase que escuchamos y repetimos en estos días en Roma, pero también en París, Barcelona o Madrid. En realidad lo que tal vez se nos escapa es que son muchas las personas que migran entre estas ciudades como antes lo hacían sus abuelos cuando iban de un pueblo a otro. Lo entendió muy bien la compañía húngara WizzAir que, en plena expansión (solía liderar solo en el este de Europa), anunció que llevará el número de sus rutas hacia Roma a 66 para el verano de 2023. En el último año abrió la que une Roma Y Madrid. En esos aviones no es raro escuchar a niños hablando una mezcla de italiano y español. Lo llaman 'itañol'.