DIPLOMACIA

La incertidumbre electoral frena la participación de España en el proceso de paz de Colombia

Sánchez ofreció a Petro un papel clave las negociaciones con las guerrillas, pero se ha topado con el boicot del ELN y los recelos de Bogotá ante un eventual ascenso de Vox al Gobierno

Proceso de paz en Colombia

Proceso de paz en Colombia / LEONARDO FERNANDEZ VILORIA

Mario Saavedra

Mario Saavedra

En agosto del año pasado, Pedro Sánchez ofreció a Gustavo Petro una implicación total de España en las negociaciones en marcha de Colombia con las guerrillas. Que nuestro país tuviera un papel de “garante” (el máximo) y que albergara alguna de las rondas de conversaciones. El entonces nuevo presidente colombiano vio la propuesta con gusto, entre otras cosas porque Sanchez presidirá la Unión Europea en la segunda mitad del año, y eso daría empaque al proceso. Al final, la participación española se va a quedar en la de mero país “acompañante”, y ni siquiera está definido tras dos rondas negociadoras completadas. El plan se ha encontrado con dos escollos. El primero, el boicot de la guerrilla marxista-leninista con la que se negocia la entrega de las armas, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ve en España un país de la OTAN. El segundo, los recelos de los negociadores colombianos por si dentro de unos meses, tras las elecciones previstas para diciembre, Vox asciende al poder en España. Así que, de momento, el papel español es secundario y está por definir todavía, y eso tras dos rondas de negociaciones. Todo, según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ESPAÑA de fuentes diplomáticas colombianas, españolas y de la Unión Europea.

El izquierdista Petro hizo historia el verano pasado al convertirse en el primer presidente de Colombia que ha militado en una de las guerrillas insurgentes, en concreto en el M-19. Tras jurar el cargo, se comprometió a alcanzar la llamada “Paz Total”. Eliminar con el uso de negociaciones políticas y métodos policiales la lacra de la violencia. El país ha estado asolado durante décadas por una plétora de grupos violentos armados, siempre con una mezcla de ideología política e intereses económicos, a menudo relacionados con el narcotráfico. El presidente Juan Manuel Santos consiguió alcanzar una paz parcial con el principal, las FARC, y obtuvo con ello el premio Nobel. Petro quiere seguir con su trabajo, y emular lo conseguido con el ELN y otros grupos violentos. 

Ha habido dos rondas de negociación con el ELN, en Venezuela y México, cuyos gobiernos son más del agrado de las guerrillas. Como países “garantes” están la propia Venezuela y Cuba, donde viven algunos de los líderes del ELN. Como “acompañantes”, España y Chile. Eso significa que deben dar su apoyo político y diplomático para generar confianza entre las partes y tratar de resolver los problemas que vayan surgiendo en la negociación. Además, se espera que España se involucre con apoyo al desarrollo de iniciativas económicas que permitan a los guerrilleros dejar las armas y reinsertarse en la vida civil. Eso se haría a través de la agencia española de Cooperación, AECID. 

Pero la participación española aún no se ha concretado. Según ha podido saber este diario, ni se ha perfilado cuáles serán las tareas del acompañante, ni se ha decidido aún quién será la persona que representará a España en el proceso. ¿El ex ministro de presidencia socialista Ramón Jáuregui, que conoce bien Colombia? ¿El actual embajador en Cuba Ángel Martín Peccis, que sabe mucho del ELN y que dirigió durante años la Organización de Estados Iberoamericanos? ¿El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero?

No parece que vaya a ser ninguno de estos candidatos naturales. Será un funcionario sin destino actual -es decir, no un embajador en activo-, dice una de las fuentes consultadas, conocedoras del proceso. Fuentes diplomáticas españolas aseguran, por su parte, que se está valorando “al máximo nivel” este nombramiento, que esperan que “contribuya a profundizar la interlocución con las partes y a dar una mayor visibilidad al papel de España”. 

Gustavo Petro podría visitar España a principios de mayo, según adelantó la cadena colombiana Radio W, algo que aún no está confirmado. Ahí sin duda hablaría con “su amigo” Pedro Sánchez sobre el proceso de paz y la posible mayor implicación de España. Sería un buen momento para dar a conocer el nombre del “acompañante” español del proceso. 

El proceso de paz de Colombia tiene un impacto relevante en la vida española. En nuestro país hay decenas de miles de colombianos exiliados como consecuencia de la violencia del conflicto. En España hay censados más de medio millón de colombianos.

“Ha habido muchas resistencias a que España tome un papel más importante, sobre todo de Venezuela”, explica a este diario Jerónimo Ríos, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, que participó durante años en el proceso que acabó con el acuerdo de paz con las FARC de 2016.Nicolás Maduro no perdona que Sánchez fuera de los primeros en reconocer al presidente encargado Juan Guaidó”. Ríos cree que el papel de acompañante de España será residual, que acudirá cuando se le llame y para tratar de resolver problemas concretos, y que el representante español elegido no será de alto rango.

Nuevos ataques


Lo que va a ser más difícil todavía es que Madrid se pronuncie a favor de sacar al ELN de la lista de organizaciones terroristas, como han pedido sus líderes como gesto para engrasar el proceso. Muchos miembros del ELN están en busca y captura en Europa, por lo que será complicado que ningún país de la UE albergue las negociaciones entre las partes. Además, la gestión de esa lista es una decisión que no depende de España, sino que debe ser tomada por consenso entre los Estados miembros de la Unión Europea, alegan fuentes diplomáticas españolas. 

El momento tampoco parece propicio. Este miércoles, el ELN ha matado en un ataque con explosivos y ráfagas de fusil  a nueve militares colombianos en la región del Catatumbo. Gustavo Petro, ha llamado a consultas a sus negociadores en la mesa del ELN  a los países garantes y acompañantes. 

El ELN se constituyó en 1964 inspirado en la revolución cubana con toques religiosos. En la actualidad tiene cerca de 2.400 combatientes, y es la última gran guerrilla de Colombia. Pero incluso si el ELN depone las armas, Colombia aún tiene un largo camino por delante para conseguir la paz. Hay que enfrentarse a grupos como el llamado “clan del Golfo”, un grupo ultraviolento de narcotraficantes armados. 

Las conversaciones de paz se llevan a cabo en una mesa itinerante que ya ha pasado por Caracas (Venezuela), México DF y debe instalarse en La Habana (Cuba) después de Semana Santa.

Las guerrillas aún no han pactado siquiera un alto al fuego. El jefe de la delegación del Gobierno colombiano para los diálogos de paz con el ELN, Otty Patiño, ha dicho tras el ataque que, para poder seguir con las negociaciones, pedirá este alto el fuego.  "La continuidad de la violencia beneficia a los intereses del conflicto”, ha valorado el alto comisionado para la Paz en Colombia, Danilo Rueda. “El ELN no está escuchando al pueblo, que quiere paz con justicia social y que los hermanos dejen de verse como enemigos".