ENTREVISTA

El guardián finlandés anti 'fake news': "Enseñamos a los niños cómo se manipula"

Finlandia es el país que más confía en sus medios de comunicación y en sus políticos.

Prepara a sus ciudadanos para detectar la desinformación desde preescolar de una forma transversal, es decir, adaptada a las diferentes asignaturas del currículum académico.

Leo Pekkala, director del Departamento de Educación Mediática y Medios Audiovisuales de Finlandia

Leo Pekkala, director del Departamento de Educación Mediática y Medios Audiovisuales de Finlandia / LEO PEKKALA

Alberto Muñoz

Alberto Muñoz

En la guerra contra las 'fake news', Finlandia optó por no quedarse quieta. Hace prácticamente una década, cuando el mundo todavía vivía inmerso en una "ola de optimismo" en cuanto a las posibilidades de internet, su Gobierno decidió acudir a Leo Pekkala, profesor e investigador de la Universidad de Laponia, para que fundase una oficina que blindara a la población contra la avalancha de información que se les venía encima.

Ahora, en 2022, Finlandia es junto a Noruega el país que más confía en sus medios de comunicación y en sus políticos, y para ello ha apostado por "alfabetizar mediáticamente" a sus ciudadanos desde que empiezan a tener uso de razón. "Desde preescolar enseñamos a los niños cómo se manipula", reconoce en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

A pesar de que habla mucho de lo importante que es para los finlandeses la "confianza", Pekkala ha pedido revisar todas y cada una de las declaraciones que se le atribuyan en este artículo. Confianza, en este caso, no es lo mismo que credulidad, por eso su estrategia para proteger a los ciudadanos pasa por inculcarles el recelo y por enseñarles las estrategias de aquellos que quieren manipular la información que reciben.

"Desde pequeños entienden cómo se les puede manipular"

"En preescolar, por ejemplo, les damos un móvil para que empiecen a grabar sus primeros vídeos y hagan una pequeña película. Todo muy simple, al final a esas edades se trata de jugar, ¿no? Pero es muy importante que ya desde pequeños empiecen a entender cómo se les puede manipular aunque no se les diga de forma explícita. Que detrás de todo lo que ven hay alguien que lo ha hecho, que no es una verdad absoluta lo que se cuenta y que entra en juego el criterio de una persona el enseñar una cosa u otra", explica.

Esta estrategia, básica en sus primeros compases, se va afinando con el paso de los años. Igual que se enseña el alfabeto para luego aplicarlo a la lectura, sostienen en Finlandia, también hay que aprender el lenguaje propio de los medios de la comunicación, del audio, del vídeo, de las redes sociales... Cuando aún no han alcanzado siquiera la adolescencia, el país escandinavo ya les prepara para recibir información desde cualquier fuente de una forma crítica.

"En matemáticas aprenden cómo se pueden manipular estadísticas"

La alfabetización mediática, además, se considera un contenido transversal. Es decir, que no forma parte de ninguna asignatura en concreto y que no se imparte de una única manera. Los profesores tienen libertad prácticamente absoluta para adaptar las recomendaciones educativas del Gobierno como consideren, y eso se traduce en que, por ejemplo, haya profesores de matemáticas que enseñen a sus alumnos cómo se podrían manipular unas estadísticas; de arte que encarguen proyectos de publicidad de un champú exagerando las bondades del producto; o de historia viendo cómo redactaría unos mismos hechos la propaganda nazi y la estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.

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<p class="subtitle"; align="right"> Alumnos de 5º y 6º de Primaria en una escuela de Finlandia./ <span class="author"> KAVI/Rabbit Visuals</span> 

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Tres de cada cuatro confían en la prensa

"También aprenden a ponerse en la piel de un periodista, por ejemplo. En primaria se les explica el proceso de elaboración de un artículo de prensa: hablar con los protagonistas, recoger los distintos puntos de vista, documentarse... Les ayuda a entender las dos caras de lo que ven en los medios de comunicación, y, sobre todo, les enseña lo fácil que es influir en la opinión de alguien. A su vez, ganan herramientas para reconocer cuándo alguien está intentando manipularles", argumenta Pekkala.

Según una reciente encuesta de IRO Research, tres de cada cuatro finlandeses creen en la veracidad de lo que leen en la prensa, dos de cada tres confían en lo que ven en televisión y solo uno de cada dos en lo que escuchan en la radio. Lo que destaca, además, es que solo un 6% de los ciudadanos de Finlandia asocian credibilidad a Google, las redes sociales, los influencers y los blogs.

Un sello de calidad otorgado por sus ciudadanos que también refrendan los indicadores internacionales, pues, según el último Baremo de Alfabetización Mediática 2022 sobre más de 40 países, los finlandeses son los ciudadanos con una mayor resistencia a las campañas de desinformación y 'fake news'. Obtienen una valoración de 76 puntos sobre 100, seguidos de cerca por Noruega (74) y Dinamarca (73). España, que ocupa el puesto 15 por detrás de otras potencias como Países Bajos, Alemania, Reino Unido o Portugal, obtiene 59 puntos.

Una de las diferencias con otros países es que en Finlandia, un país con poco más de 5,5 millones de habitantes, hay más de 100 organizaciones sin ánimo de lucro velando por la calidad de la información que reciben los ciudadanos. De hecho, existe un órgano nacional elegido por los propios profesionales que se encarga de recoger las potenciales informaciones engañosas o dañinas y, en último caso, actuar contra los medios de comunicación que se dediquen a difundirlas.

"En Occidente hubo una ola de optimismo con internet. Parecía algo que nos iba a liberar a todos, que iba a acabar con los regímenes dictatoriales y que iba a servir para fortalecer la democracia, pero, si bien es cierto que ha conseguido cosas muy buenas, también ha traído efectos adversos como las 'fake news' y las campañas de desinformación", analiza Pekkala, quien ya durante los años del surgimiento de las redes sociales alertaba en la universidad de las posibles manipulaciones.