COMERCIO EXTERIOR

Alemania se 'olvida' del coche español: importa un 20% menos que antes de la pandemia

En 2021, España exportó automóviles y motos con destino a Alemania por valor de 5.491 millones, un 20,4% menos que en 2019.

"Los alemanes están en España para pedir ayuda, porque las fábricas de coches necesitan gas para funcionar", explican fuentes del sector.

Fábrica de Seat en Martorell.

Fábrica de Seat en Martorell.

Alberto Muñoz

Alberto Muñoz

Alemania es una locomotora económica a medio gas. La desaceleración de la gran potencia europea afecta a todos los ámbitos del comercio comunitario, y, en España, donde ayer se celebró una cumbre hispano-alemana en Galicia, ese resentimiento de su actividad se traduce en que el sector automovilístico, estrella de las relaciones comerciales en ambos sentidos, no ha conseguido aún levantar cabeza desde la pandemia.

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2019, año previo a la pandemia, España exportó automóviles y motos con destino a Alemania por valor de 6.905 millones de euros, mientras que en 2021, último del que existen datos completos, el dato bajó a 5.491 millones, un 20,4% menos. Un descenso que se traslada también a la exportación de componentes del automóvil con destino al país germano, pues en ese mismo periodo la cantidad también cayó un 15,3%.

La demanda, que empezó a hundirse en 2020 pero que confirmó su caída en 2021, tenía previsto empezar a recuperarse durante este año, pero la invasión de Ucrania ha evitado que el sector automovilístico pueda pensar en levantar cabeza tanto como le habría gustado.

"Ha sido una tormenta perfecta en todos los sectores, aunque nuestro principal problema siguen siendo las dificultades en la cadena de suministro y en concreto la escasez de microchips, que es independiente de Alemania", sentencia Félix García, director de comunicación de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), en una entrevista para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Por el momento, no se esperan consecuencias inmediatas en las fábricas que tienen las marcas alemanas en territorio español, fábricas tan importantes como la de SEAT en Martorell, Volkswagen en Pamplona o Mercedes en Vitoria, pero la delicada situación económica del país germano no ayuda.

La enorme dependencia energética alemana de Rusia para mantener en marcha las calderas de su industria ha hecho que este mes de septiembre la inflación llegue hasta el 10,9% y rompa récords desde hace 70 años, es decir, prácticamente desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

Allí, en Alemania, el precio de la energía ha subido entre septiembre de este año y el del pasado un 43,9%, lo que se ha traducido en que el Gobierno alemán haya tenido que anunciar un contundente paquete de medidas de 200.000 millones de euros para aliviar las consecuencias que está teniendo el encarecimiento para su población. La situación es tan grave que, a pesar de que evitar llegar a ese escenario es una de las prioridades para Scholz y su Ejecutivo, no se descarta ya que incluso se lleguen a producir cortes de electricidad que afecten a la industria.

"Las fábricas de coches no se pueden mantener operativas únicamente con energías renovables, sino que necesitan gas. Por eso están los alemanes ahora aquí, en España. Para pedir ayuda nuestro Gobierno. A nosotros, de momento, lo que nos transmiten es que no creen que vayan a tener que parar, pero esto cambia de semana en semana", reconoce el director de comunicación de ANFAC.

Si la exportación desde Alemania se ha resentido en el sector automovilístico, también lo ha hecho la importación. España disminuyó la compra de vehículos alemanes entre 2021 y 2019 un un 38%, y, con respecto a 2018, la caída llega hasta el 43%.

Según datos de ANFAC, diferentes a los del Ministerio de Industria, la situación tampoco ha mejorado durante la primera mitad de este año. Con respecto al mismo periodo de 2021 en el que todavía había restricciones de la pandemia, el número de automóviles exportados en dirección a Alemania cayó un 1,2%, y eso que las consecuencias de la guerra en Ucrania todavía no se habían dejado sentir como hasta ahora.