INVASIÓN DE UCRANIA

Partisanos en la Ucrania ocupada: “Asesinatos selectivos, sabotaje de trenes y panfletos”

Se han producido varios intentos de atentados contra colaboracionistas en las zonas ocupadas de Jersón o Zaporiyia

Si Ucrania quiere recuperar estas dos regiones necesitará mejor armamento, más munición, operaciones psicológicas e inteligencia, dice Mick Ryan, ex general de división y analista de guerra

Dos soldados rusos patrullan en la ciudad ocupada de Mariúpol

Dos soldados rusos patrullan en la ciudad ocupada de Mariúpol / ALEXANDER NEMENOV

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Hasta marzo de este año, Jersón era una ciudad tranquila junto al mar Negro atravesada por un caudaloso río, el Dniéper. Tenía dos grandes puertos, y buena parte de los trabajadores de la ciudad se dedicaban a la construcción y la reparación de barcos. 

Desde marzo de este año, Jersón está ocupada por las tropas rusas. Tiene una administración civil y militar controlada desde el Kremlin. Es escenario de actos de resistencia y sabotaje que recuerdan a los de los partisanos de la Italia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.

“Hay bastante actividad de resistencia, tanto en la región de Jersón como en Zaporiyia: líneas de tren saboteadas (dinamitadas para hacer descarrilar a los convoyes rusos) e intentos de asesinato de ocupantes y colaboracionistas”, explica a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

el general de división retirado del ejército australiano Mick Ryan, que analiza la guerra de Ucrania desde que comenzó en febrero.

Se echan panfletos en los buzones identificando a los colaboracionistas y advirtiendo a la gente de que no ayude a los rusos. Se pegan posters amenazando a los soldados ocupantes. “Dañan la moral de las tropas ocupantes: si eres un soldado ruso, ya no solo tienes que estar atento a lo que tienes enfrente (el ejército ucraniano) sino también a lo que pasa detrás de ti (la actividad de los partisanos)”.

Asesinatos selectivos

Es difícil saber cuál ha sido el impacto de las actividades de resistencia en las zonas ocupadas por Rusia. A los dos meses de que comenzara la invasión, el alcalde de la ciudad de Melitopol aseguró que los partisanos habían acabado con la vida de al menos 100 soldados rusos en ataques nocturnos, una cifra que no pudo ser verificada. En otro incidente, al menos seis guardias fronterizos rusos murieron en un ataque ucraniano en el puesto de control de Zernovo, cerca de la frontera norte. 

12 de abril de 2022.- Una mujer pasa con un niño junto a dos soldados rusos que ocupan la ciudad de Mariúpol, en el este de Ucrania.

12 de abril de 2022.- Una mujer pasa con un niño junto a dos soldados rusos que ocupan la ciudad de Mariúpol, en el este de Ucrania. / ALEXANDER NEMENOV

Las Fuerzas de Defensa Territoriales, una especie de ejército popular, han recibido formación en tácticas de resistencia y en la organización de movimientos subterráneos en caso de ocupación: construir redes de informantes para enviar datos relevantes a la zona libre, lanzar campañas de información contra los ocupantes y matar a colaboradores de alto nivel, según explica Serhii Kuzan, del Centro Ucraniano para la Seguridad y Cooperación al diario The Guardian. 

Rusia asegura que los incidentes que están ocurriendo en la zona ocupada son actos terroristas. El pasado 24 de junio, el jefe de la administración prorrusa de Jersón, Volodímir Saldo, acusó a Ucrania de matar en un atentado a un funcionario colaboracionista de esa misma región. Se trataba del responsable del Departamento de Familia, Juventud y Deportes, Dmitri Savluchenko. Según Moscú, el acto lo llevó a cabo un grupo “de sabotaje y reconocimiento de Ucrania”. Pusieron en su coche cerca de 300 gramos de trilita, un compuesto químico explosivo. 

A Andréi Shevchik intentaron matarlo el 22 de mayo con un explosivo instalado en la caja de distribución de electricidad del portal del edificio donde vive, según la agencia rusa TSA. Él se había autoproclamado jefe de la administración de la ciudad ucraniana de Energodar y las autoridades legítimas ucranianas le habían calificado como colaboracionista. 

Un tercer intento de asesinato conocido fue el de Eugeniy Sobolev. Era el jefe de prisiones de Jersón, y prorruso. Su coche de alta gama, un Audi Q7 SUV, fue atacado con explosivos. El vehículo quedó destrozado, y él tuvo que ser hospitalizado, aunque sobrevivió. 

Rusia está respondiendo con dureza contra quienes descubre ayudando a los partisanos, explica Ryan. Esto incluye el secuestro y la tortura de funcionarios públicos a los que se ha descubierto colaborando con la resistencia, y las restricciones de la entrada de comida y medicinas en zonas rebeldes. 

La invasión de Ucrania lleva en marcha casi cinco meses. En ese tiempo, el ejército de Vladímir Putin ha conseguido controlar total o parcialmente las cuatro provincias que tienen más cerca de su frontera. Tienen el dominio de Lugansk y esperan para lanzar la ofensiva total contra Donetsk. Una parte de estas dos regiones fue la que, en 2014, se alzaró contra Kiev con el apoyo de Moscú. Han sido frente de batalla durante ocho años. Poco antes de que Putin lanzara la invasión, los gobiernos ilegítimos de esas autodenominadas Repúblicas Independientes habían pedido ayuda de nuevo al Kremlin. En este tiempo, centenares de miles de ucranianos que no se sentían prorrusos emigraron a otras regiones. 

La situación es muy distinta en las otras dos regiones. Zaporiyia y Jersón votaron mayoritariamente por Volodímir Zelenski en las elecciones de 2019, y solo dos de cada 10 lo hicieron por partidos prorrusos. Muchos de los prorrusos de la región eligieron a Zelenski en parte porque prometía hacer lo que fuera para acabar la guerra. En esa región están previsiblemente de forma mayoritaria contra la ocupación. En total suman cerca de tres millones de habitantes, muchos de los cuales, de uñas contra el invasor. 

“El Kremlin se enfrenta a una actividad partisana creciente en el sur de Ucrania”, dijo el pasado 29 de junio Avril Haines, directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos. De momento no parece haber un comando que centralice la resistencia y es difícil que supongan un reto serio al control ruso de la zona. Pero van a obligar a derivar soldados y policía militar del frente de batalla. Y el ejército ruso carece en estos momentos de soldados de reemplazo para el frente. 

Cartel ruso en zona ocupada ucraniana en el que se leen las fechas clave 1941-1945, cuando el Ejército Rojo luchó contra el ejército nazi.

Cartel ruso en zona ocupada ucraniana en el que se leen las fechas clave 1941-1945, cuando el Ejército Rojo luchó contra el ejército nazi. / EPA EFE/Sergei Ilnitsky

Moscú ha lanzado iniciativas para tratar de ganarse el favor de parte de la población local en las zonas ocupadas. Pone carteles en las calles con las fechas clave 1941-1945, cuando el Ejército Rojo, en el que había rusos y ucranianos, luchó contra el ejército nazi. Da pasaportes rusos y ha establecido el uso del rublo, en un intento exprés de rusificar la economía y la vida social de las zonas ocupadas. 

Operaciones de inteligencia y engaño

El frente de batalla más duro está en las regiones de Donetsk y Lugansk. Ahí está concentrando Ucrania el grueso del nuevo armamento enviado por Occidente. En particular los lanzamisiles HIMARS, que está marcando la diferencia en el frente e igualando las opciones de batalla.

Pero si Kiev quiere recuperar esas regiones o las de Jersón y Zaporiyia, y con ellas el acceso a los puertos y al mar de Azov, va a necesitar mucha más potencia ofensiva de la que ha tenido hasta ahora. Y preparar el terreno para la contraofensiva.

“Se necesita mucha información de inteligencia: saber dónde está el enemigo, en particular los comandantes de las tropas, sus depósitos de armas y cuál es su sistema logístico de aprovisionamiento para atacarlo”, comparte Ryan. 

La segunda parte, explica, es preparar el terreno. “Eso incluye operaciones psicológicas contra soldados y comandantes enemigos, operaciones de engaño para confundirlos sobre dónde vas a lanzar el ataque (para reducir su respuesta) y, por supuesto, una buena cantidad de armas y municiones almacenadas y listas para reponer lo que se vaya perdiendo en el frente”, concluye. 

La situación en el frente de batalla, ahora mismo, es de menos intensidad que en los meses anteriores. Recuerda a los ritmos de la Primera Guerra Mundial. Entre agosto y noviembre de 1914, hubo combates durísimos y muy sangrientos entre franceses y alemanes. Tras esos cinco meses de combate total, ambos bandos frenaron el ritmo en diciembre. Algo similar parece estar ocurriendo en el campo de batalla ucraniano. Moscú asegura que ha hecho una “pausa operacional” para permitir a su ejército descansar y abastecerse. Otros creen que es algo más parecido a una retirada parcial, por falta de soldados para refrescar las tropas.