Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Malestar desatendido en la UE

El malestar social desatendido alimenta el voto a la ultraderecha, a la izquierda radical donde es posible y la abstención en la UE

La candidata presidencial del partido ultraderechista Agrupación Nacional (AN), Marine Le Pen

La candidata presidencial del partido ultraderechista Agrupación Nacional (AN), Marine Le Pen / RIT HEIZE / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

El profundo malestar y descontento social en la Unión Europea (UE) por las políticas socioeconómicas y la forma de actuar de los gobernantes ha quedado de manifiesto otra vez en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de

Francia

. Si los gobiernos y los partidos democráticos no atienden ese descontento, la ultraderecha seguirá acumulando más votos, poniendo en peligro la democracia.

No es fenómeno exclusivo de Francia. En Italia, el descontento se refleja en una intención de voto del 38% a los partidos ultra (Hermanos de Italia y la Liga), que si se suma al 13% del antisistema Movimiento 5 Estrellas llega al 51%. En España, el ultra Vox mejora sus resultados en cada elección y ya gobierna con el PP a nivel regional. Los partidos ultras que gobiernan Hungría y Polonia llegaron al poder en 2010 y 2015 a causa del malestar por las políticas económicas consideradas injustas de sus predecesores. En Portugal, el ultraderechista Chega obtuvo más del 7% en las últimas elecciones.

El desencanto se expresa también con una creciente abstención, que superó el 68% en las elecciones de Rumanía de 2020 y que en los últimos comicios llegó al 61,5% en Bulgaria, al 55,4% en Letonia, al 53,5% en Croacia, al 52,2% en Letonia, al 47,3% en Eslovenia y al 42,1% en Grecia.

En Francia, el 27,85% de los votos al presidente Emmanuel Macron, se complementa con la debacle de los conservadores gaullistas de Valérie Pécresse (4,78%) y de los socialistas de Anne Hidalgo (1,75%). Frente a ellos, la ultraderecha (Marine Le Pen, Eric Zemmour y Nicolas Dupont-Aignan) sumó el 32,28% de los votos y la izquierda radical (Francia Insumisa, Partido Comunista, Partido Anticapitalista y Lucha Obrera) logró otro 25,56%.

Macron resiste y se disputará con Le Pen la Presidencia de Francia el 24 de abril

/ Agencia ATLAS

Auge del voto protesta

Los partidos anti-establishment sumaron el 57,84% de los votos, un porcentaje que sube al 65,6% si se añaden los votos de los ecologistas y del ruralista Jean Lassalle. Estas cifras revelan el elevado descontento respecto a Macron y a los partidos gaullista y socialista, las dos fuerzas que dominaron la política francesa durante las últimas cuatro décadas. “La tenaza de la cólera” tituló 'Le Figaro' su editorial.

El abandono por los gaullistas y los socialistas en sus políticas concretas de su preocupación social original les ha hecho perder el voto de las capas populares y de la clase media modesta, señala el politólogo Philippe Corcuff, autor del libro 'La Grande Confusion'.

Macron, que en 2017 pidió la ayuda a los votantes socialistas y de izquierda para salvar la democracia y detener la amenaza ultra de Le Pen, después gobernó muy escorado a la derecha y le valió el apodo de “presidente de los ricos”: supresión del impuesto para las grandes fortunas financieras, recortes en el seguro de desempleo, deterioro de la sanidad y la educación pública, polémico plan de reforma de las pensiones, recortes en las ayudas sociales y la vivienda…

La asunción por Macron de postulados de la extrema derecha (dureza contra la inmigración, ampliación de los poderes policiales, ley de seguridad restrictiva) no ha restado votos a los candidatos ultras. Tras la revuelta de los chalecos amarillos, unas medidas para amortiguar el impacto de la crisis de la pandemia mucho más generosas que en España e Italia no han hecho olvidar el descontento generado durante el quinquenio.

Le Pen y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) lograron buenos resultados al centrar su campaña electoral en los problemas socioeconómicos cotidianos de la población. Le Pen captó el 36% de los votos de obreros y empleados, consolidándose como principal opción de los trabajadores por encima de Mélenchon (23%-25%), detalla el sondeo Ipsos-Sopra Steria. Le Pen fue la más votada entre los desfavorecidos (37%), las capas populares (28%) y los descontentos (35%). Le Pen obtuvo un amplio respaldo en las zonas rurales, donde la media de más de un suicido diario de agricultores refleja las penurias de muchas explotaciones agrarias. Mélenchon se impuso en las poblaciones pobres de la región de París. También fue el más votado entre la población menor de 35 años (31%-34%), seguido por Le Pen (25%-26%).

Las crisis, la desigualdad social, los escándalos de corrupción, la imposición desde la UE de las políticas económicas, el sentimiento de abandono y de que los gobiernos y los partidos tradicionales desoyen las quejas ciudadanas son los factores que hacen prosperar a la ultraderecha y a la izquierda radical, explica el politólogo Cas Mudde en sus libros 'La extrema derecha hoy y 'Populismo'. 

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